Capítulo Especial

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El sonido del agua hace estremecer a cualquiera, más cuando las enormes olas chocan con fuerza contra los edificios, rompiendo vidrios, derrumbando enormes construcciones y arrastrando todo a su paso. Por horas lo único que se escucha es el caos que se desata allá afuera, llevándose lo poco que queda de civilización.

Su Yeong mira con temor las puertas y el techo del sótano donde han estado las últimas dos semanas, su burbuja de magia ha resistido bien y a pesar de que están bajo toneladas de escombro y agua, el sótano luce intacto. Solo que necesitan salir, pues el generador de luz poco a poco comienza a agotar sus propias energías, la comida comienza a escasear y la lluvia e inundaciones no parecen dar tregua, el hada teme lo peor en caso de que su burbuja se rompa y mueran aplastados.

Suelta un sonoro y profundo suspiro, se gira sobre sus talones y ve el panorama, Elian está sentado en el suelo, recargado en la pared de enfrente del sofá grande, donde está sentada la madre adoptiva de Victoria, cuidando a la pequeña Mila que aun sigue en el reino de Morfeo. Por otro lado, Clara y Melinda, las hermanas adoptivas, están sentadas alrededor del pequeño comedor junto con sus respectivos esposos, Joseph, Martin y el Arcángel Miguel, enfrascados en la misma conversación de siempre, a donde ir cuando salgamos.

Por último, Su Yeong mira hacia el pasillo que da a las habitaciones, donde se escuchan los murmullos de los hijos de Clara y Melinda, los gemelos, Richard y Robert, y Kath la niña más pequeña. Los pensamientos del hada se esfuman cuando escuchan un tremendo estruendo y hace que todo mundo guarde silencio, Elian se acerca a él, con un rostro preocupado.

— Debemos encontrar la manera de irnos —dice preocupado—. Tenemos que llegar al portal de aquel subterráneo.

— Ese subterráneo está inundado, Elian —responde Su Yeong, aunque está de acuerdo con su amigo, no tienen idea de cómo llegar—. Ni siquiera volando, apenas pudimos escapar de aquella casa.

— ¿Y si pido un deseo? —a Su Yeong casi se le salen los ojos de sus orbitas al escuchar eso de Elian.

— Es bien sabido, en mi reino, que si tu pides un deseo hay que ignorarte —Elian parece ofendido—. Bueno no, pero personalmente, tú no sabes pedir deseos.

— ¿Y si lo pido yo? —se acerca Miguel—. Me parece una buena idea pedir el deseo.

— Es magia muy poderosa que yo no controlo —el hada los mira con sus pequeños ojos rasgados a intervalos para que lo entiendan—. Escape de ese reino antes de que pudiesen enseñarme más cosas sobre ello, soy un hada a medias.

— Ya pero podemos ayudarte —a Elian le brillan los ojos de que algo se le ha ocurrido—. No cumplas mi deseo si no quieres, pero entonces asegúrate de hechizarlos a todos ellos para poder trasportarlos.

— Hay que dormirlos, para que no cometan tonterías —sugiere el ángel—. Yo puedo llevarlos mediante nubes sibĭlis y tu Elian, asegúrate de controlar el agua cuando lleguemos al túnel.

— Suena demasiado fácil —dice Su Yeong, mirando a toda esa gente—. Quizás... Haría un hechizo transportador, como los que hace Spector.

— Suena bien —asiente Elian, Su Yeong, aun dudoso trata de sopesar las opciones, sin embargo no tiene ninguna, esta es la mejor idea que se les ha ocurrido en días.

— De acuerdo, hagámoslo.

Una vez que el hada, el arcángel y la sombra se ponen de acuerdo comienzan con su plan y deciden contárselo a los Ospina, todos están aterrados y no tienen la menor idea de lo que Miguel les explica, solo saben que no tienen de otra y tienen que hacer todo lo que se les diga. Lo primero que hace Su Yeong, después de estar explicar todo el plan, es pedirle a cada miembro de la familia que pongan en la pequeña mesa de la cocina un objeto que pertenezca a ellos.

World Of Ravens (Fény 2#)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora