Veintiséis

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Multimedia: I'm real- Jennifer López ft Da Rule

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Multimedia: I'm real- Jennifer López ft Da Rule



Nubarrones grises se apoderan del cielo, el día del sepelio de Hyla y Timothy. Toda la semana se han dedicado a interrogar a cada estudiante sobre lo ocurrido, yo también acudí a declarar hace unos días, Olivier me aconsejó que no dijera nada sobre mi falta de recuerdos, porque eso sólo me haría parecer sospechosa y no necesito de esa mierda en mi vida. Así lo hice, a fin de cuentas, mi pérdida de la memoria se debe a mi borrachera y nada más.

¿Estás segura de ello?, timbra mi subconsciente, tan desagradable como siempre.

Hay un silencio sepulcral esparciéndose entre las lápidas de piedra asentadas en el cementerio de Amherst. La brisa fresca remece las lustrosas cabelleras de los asistentes. Profesores, alumnos, familiares de los muertos, y mortales curiosos , se amontonan entre las tumbas para darle el último adiós a las víctimas del "tiroteo de Amherst".

En el país no se habla de otra cosa, las principales cadenas del mundo no paran de reproducir las caóticas imágenes del único video que hay de lo ocurrido. Aunque a decir verdad, lo que se ve no es más que un batiburrillo de gritos, manchas de luz causadas por disparos y enormes bloques de oscuridad; inundados de más chillidos. No se puede ver con claridad quién mató a quién; ni qué pasó exactamente.

Una ligera llovizna cae sobre nosotros, por lo que algunas personas sacan sus sombrillas; entre ellos la mujer que todos dicen que es la mamá de Hyla. La dama es pequeña, pecosa y menuda, lleva un corte a la altura de la quijada y sobresale por sus enormes gafas oscuras que le dan un aire vintage a su atuendo. Tiene enormes bolsas moradas bajo sus ojos y la nariz enrojecida a causa de tanto llorar, su rostro redondo luce inflamado y da la falsa impresión de que ha estado expuesta al sol por demasiado tiempo. Es la única aquí que viste de negro, un hombre alto y elegante se mantiene a su lado, mirando hacia uno de los dos ataúdes que tiene en frente. Su mirada es rígida y a diferencia de la de su esposa, que denota dolor; la suya es rabiosa y furibunda. El tipo es idéntico a Hyla, ya veo de quién heredó su constante ceño fruncido.

El sacerdote aún no llega, por lo que, mientras el evento inicia, los familiares de Hyla reparten medallas doradas en honor a su memoria, botellas de agua y un envase térmico con comida. También regalan panfletos que resumen los logros que tuvo a lo largo de su corta vida.

De la familia de Timothy sólo vino su madre, una mujer regordeta y rubia que no ha pronunciado palabra desde que llegó y permanece apartada del resto, resguardándose bajo la sombra de un árbol. Viste un traje blanco y rectangular que le llega a la altura de las rodillas, no hay en su rostro señales de que ha llorado como la mamá de Hyla; pero se le nota que está sufriendo, aunque es lo suficientemente ruda para evitar que se le note. Hace un rato la mamá de Hyla intentó acercarse a darle las condolencias, pero la mujer simplemente se quedó callada escuchándola. No hubo abrazo fraterno, ni nada que evidenciara que el dolor, de alguna forma las había unido.

Más que su Alumna - Ya en libreríasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora