Diecinueve

74.2K 6.6K 3.2K
                                    

Multimedia: Good 4 u- Olivia Rodrigo

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Multimedia: Good 4 u- Olivia Rodrigo


Los fogonazos siguen incendiando todo, los cristales continúan produciendo ecos agudos al ser destrozados.

Le imploro a Dios que todo sea una alucinación producto de la borrachera y que cuando despierte mañana ella esté bien.

—¡No! —grita Hyla. —¡Deténgase por favor! —Su voz se resquebraja, mientras llora desconsolada. —¡Auxilio!

Me siento impotente, quiero ayudarla, finalizar con su infierno. La oigo tan despedazada, nadie merece vivir eso.

Sus gritos rasgan la noche y se unen a la multitud de voces que gritan nerviosas, buscando soluciones para lo que sea que está ocurriendo.

Si saco mi celular y tomo fotos del atacante, posiblemente le revele mi posición y venga hacia mí.

Dios mío, qué puedo hacer.

—Ya, por favor, le prometo que no le diré nada a nadie si me deja ir.

—Por favor p...—Algo la calla, sigo llorando.

Aguardo impaciente a que diga algo más, pero no sucede.

Pasan diez segundos y no hay nada.

Transcurren veinte más y sigo sin señales de Hyla.

Cuarenta nuevos segundos son empujados a través de la noche, Hyla sigue sin gritar, insultar o lo que sea que necesite emitir para transmitir que sigue con vida.

Escucho que algo viene hacia mí, pongo las manos sobre mi boca. Me obligo a quedarme quieta, a respirar suavecito, aunque en estas circunstancias es dificilísimo. Me duele la cabeza y tengo ganas de vomitar otra vez.

La sensación de hundimiento se apodera de mi cuerpo y se arraiga en mis emociones. Mi corazón está tan asustado como yo y está a punto de dejar de latir. El desasosiego me pone a temblar y más lágrimas bajan por mi cara.

La impotencia se cierne sobre mi espalda y el miedo flota sobre mi cabeza coronando esta terrible noche.

Debo correr, pero no puedo.

Tengo tanto miedo.

Rememoro lo que ocurrió con Josh, sus piernas pateando mi vientre. Sus puños maltratando mi cara, inflamando mis pómulos. Lo recuerdo con claridad, aún en medio de mi borrachera.

Recuerdo que me sentí miserable mientras me golpeaba, que quería escapar pero sus fuerzas eran mayores a las mías. Todo este tiempo me he sentido como un fénix que no puede renacer de las cenizas, peleo con el trauma de haber sido golpeada por mi ex y mi incapacidad de escapar de la ponzoña.

Balbuceo incoherencias, mientras caigo derrotada en medio de la oscuridad, aceptando mi maldito destino.

Algo me golpea en la cabeza, veo el fogonazo semejante al flash de una cámara y me sumerjo en un vacío irremediable.

Más que su Alumna - Ya en libreríasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora