El beso fue prolongado y cuando se separaron ambos respiraban fuertemente. Sus ojos se miraban sin poder si quiera parpadear. – Dime la verdad, – Pidió Nathan. - ¿estoy muerto?

Max rió. – No, no lo estas.

Nathan se sintió tonto por un segundo. - ¿Me dices que paso?

El rostro alegre de Max cambió a uno de preocupación. – Fue Will, él... Él te ayudó con una runa.

A Nat le quedó muy clara la angustia de Max. – Supongo que eso no lo podremos mantener en secreto.

Max movió la cabeza. – Habrá una audiencia para que La Clave decida qué hacer con él y su poder. – Dijo serio.

Nat cubrió su rostro con uno de sus brazos. – ¡Dios, es mi culpa!.

Max apartó la mano de Nathan para verle a la cara, se movió cuidando su peso a lado de Nat y no lastimarlo. – No se arrepiente ni por un segundo de haberte ayudado. Estoy seguro. – Dijo Max. – de que si tuviera que hacerlo de nuevo, lo haría sin titubear, pero no debes creerme a mí, él que te lo dirá, porque te quiere demasiado, todos ellos lo hacen, toda tu familia, Nathan y nunca estarás solo.

Nathan pudo descifrar rápidamente a lo que se refería, no era solo el sacrificio que hizo Will por él, sino que ahora había perdido a sus dos padres. Nathan sonrió aun cuando una lagrima corrió por su rostro. – Lo sé. – Dijo completamente sincero. – Hace tiempo que no me siento solo.

Max sonrió e hizo brillar la magia de sus manos. – Ahora, deja que trabaje un poco más sobre esa herida.

Nathan sujeto a Max, cerró los ojos y dejo que el brujo le ayudara, sintiendo la magia conocida llegando a su pecho, quitando el dolor y haciéndolo sentir el más amado y afortunado del mundo. – Te amo, Maxwell Lightwood-Bane. – Murmuró Nathan.

- Y yo a ti, Jonathan Fairchild.

- Y yo a ti, Jonathan Fairchild

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

* * * * *

Ahora que podía hacerlo, Will recordó que nunca había estado en una cesión del consejo, mucho menos una en donde el estuviera en una silla en medio de todos los asistentes, sus padres estaban sentados a unos metros de él, podía sentir la mirada de ambos y la desesperación en ella. El consejo Nefilim y el subterráneo, ahora con Vladimir como representante restituido del reino hada en el consejo, todos le observaban, El cónsul mantenía su lugar en el estrado y Edrian estaba a su lado.

De cuando en cuando Will buscaba la mirada de apoyo en sus conocidos, de sus padres o de Magnus, le era más sencillo buscar a Magnus y que él le asintiera y sonriera para calmarlo. A Magnus le partía el corazón ver al vigoroso Will Herondale tan decaído y triste por lo que estaba pasando. Le fue imposible no recordar al afligido James Herondale, su antepasado, con la misma tristeza reflejada en sus ojos miel, la diferencia entre ambos era que este pequeño era su familia y que le pedía su ayuda con cada mirada compartida.

Guerra FríaWhere stories live. Discover now