Un beso

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Alec se dirigió a uno de los Cazadores que aun miraba al lugar en donde estaba la reina. – Preparen una excursión. Iremos al Reino Hada. – El Cazador de Sombras se movió rápido y eficiente.

Magnus tomo el brazo de Alec. – Apresar a un subterráneo cuando ha sido convocado a una audiencia es en contra de La Ley, lo sabes. ¿Qué pretendías, Alexander? – Su voz sonaba llena de tención.

- Era la única manera, cambiar la vida de Seelie por la de Edrian.

- ¿Has perdido la cabeza? Eso nunca hubiera sido posible, Alec – Magnus respiro profundo, respiro rogando por paciencia. – Debes pensar las cosas con la cabeza fría, debes...

- No puedo, no cuando Edrian esta quizás ahora muerto y todo por mi culpa.

- Fue él quien quiso ir ahí, fue...

- Lo hizo por mi... por nosotros, por Max.

- Lo hizo para ayudar a Nathan, pase lo que pase, no es tu culpa, no lo será nunca. Debes entender.

Alec aparto las manos de Magnus quien lo tenía sujeto por sus hombros. – Eres tú el que no entiende.

Alec se alejó, Jace y Simon le siguieron, si irían al reino hada, ellos estarían luchando a su lado.

Jace busco el rostro de Magnus, esperando brindarle un poco de paz, Magnus asintió en su dirección, eran las dos personas en el mundo que entendían la mente y corazón de Alec, ambos sabían que no había forma de que algo o alguien le hiciera cambiar de opinión.

Alec estaba por salir del Salón cuando un ruido llamo la atención de los Cazadores, eran dos caballos flotando en el oscuro cielo, Los Cazadores se pusieron en guardia, todos miraban al cielo a la espera de un ataque, uno de los caballos llego a tierra, sobre él cabalgaba un guerrero hada con casco y armadura, sin ningún cuidado o precaución libero un bulto que llevaba con él, acostado a través del caballo, el cuerpo cayó al suelo y antes de que los Cazadores llegaran a él, el jinete se elevó sin posibilidades para los guerreros Nefilims de alcanzarlo quienes habían corrido para apresarlo sin éxito.

* * * * *

Vanessa había permanecido como guardia que resguardaba la entrada del Salón de los acuerdos, mientras la reunión con la Reina se llevaba a cabo, a pesar de las contantes reprimendas de su compañero, Nessie se las arregló para escuchar toda la conversación dentro, tuvo que usar toda su voluntad para no ir sobre la hada al escuchar cómo había amenazado la vida de Edrian.

Ahora, la Cazadora estaba como el resto de los Nefilims preparándose para ir al reino hada y buscar a Edrian, cuando el ruido en el cielo le alerto, miro hacia el cielo y noto a los jinetes hadas y como uno de ellos traía consigo un cuerpo inerte frente a su montura, le tomo unos segundos a Nessie reconocerle, Vanessa corrió, no hacia el jinete como sus compañeros, si no hacia Edrian, Edrian que yacía inmóvil en el piso en medio de la plaza. Vanessa llego a él, coloco su cabeza sobre su regazo y comenzó a trazar runas a través de las heridas más obvias, su respiración era tranquila, pero su corazón latía a mil por hora, sentía la angustia corriendo por su cuerpo, calentando su sangre por el miedo de perder a Edrian, Edrian quien solo había intentado actuar correctamente por el bien de un chico, que, como él, estaba atrapado en un mundo de soledad.

- Vamos, - Llamo Nessie a su amigo. - Despierta, perdedor, no puedes irte, despierta. - ¡Ayúdenme! – Exigió la Cazadora. – Llevémosle al Basilias.

Un grupo de Cazadores de Sombras tomaron a Edrian con cuidado para llevarlo, mientras que Vanessa cuidaba la cabeza de su amigo, su traje de combate mostraba claros rastros de lucha y su cuerpo parecía haber contenido no con uno sino varios oponentes. Vanessa dio una mirada rápida hacia el Cónsul y su familia, quienes miraban desde la entrada del Salón. Regreso su atención a su amigo mientras caminaban con prisa hacia el gran edificio iluminado y Vanessa se sintió comprimida del pecho cuando miro el medallón de Edrian salir de sus ropas, la runa angelical que colgaba de su cuello y que ahora estaba manchada con sangre.

Guerra FríaWhere stories live. Discover now