Engaños y Esperanza

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Will había tenido recientemente muchos encuentros con hadas, unos agradables como lo eran cada vez con Nathan, otros no tan amigables como con esa hada Gwyllion, y otras extrañas, como ahora que tenía frente a él y toda su familia a Vladimir, el acompañante y tutor de Nathan, de su primo en sangre.

- ¿A que debemos tu visita? – Pregunto Jace después de un momento.

Vladimir permaneció en silencio, Cecily, Charlie y Gabriel atravesaron la habitación corriendo y riendo, desconociendo por completo la seriedad del momento, Isabelle se movió intranquila.

- Esta bien. – Dijo Edrian caminando hacia ellos. – Los cuidare. – El joven asistente llamo a los tres pequeños y salió de la tienda, no sin antes recibir un asentimiento de parte de Alec. Un agradecimiento sincero y silencioso.

- Vladimir de la corte Seelie. – Dijo Alec en una postura seria. – Se te hizo una pregunta.

- ¿Es Nat? – Pregunto con urgencia Max sin contenerse, - ¿Esta bien?

Vladimir le miro y le sonrió. – Maxwell Lightwood, puedo prever ¿Cierto? Fue sencillo saber quién eres.

- Soy azul. - Dijo Max sin emoción. - No alardee.

Vladimir no dejo su sonrisa, - Las hadas no nos sorprendemos con esas características. – Dijo el hada. – Supe quien eras por como demandaste por Nathan, lo supe por tu sincera preocupación, él te llamo su mejor amigo, ahora veo que es verdad.

Will hizo un ruido de enojo. – Eso es ofensivo, tendré que reclamarle.

Vladimir le miro, una mirada de ternura, rara en los semblantes fríos y pretenciosos de las hadas. – William Herondale. – Dijo. – La alegría en los ojos de mi príncipe.

Los ojos de Will se iluminaron y Clary llevo una mano a su pecho, había tanto que quería decir y preguntar, era difícil hablar con las hadas, siempre lo era, no quería entorpecer lo que sea que haya ido a hacer esa hada en un instituto Nefilim.

- Por favor. – Pidió Max, ahora con amabilidad. – Dime ¿Esta mal Nathan?

La sonrisa de Vladimir finalmente se alejó. – Nathan no está bien. – Dijo y Alec noto la respiración de su hijo cortándose. – Está pasando por una profunda perdida. Temo por su corazón.

- Necesitamos que seas más práctico. - Dijo Jace. - ¿Eso ha sido metafórico?

- Los Cazadores de Sombras y su pobre manera de hablar.

- Las hadas y su necesidad del drama. – Dijo Isabelle.

- ¿Qué perdida? – Pregunto Max. Alec y Magnus intercambiaron una mirada en común acuerdo, Max nunca se había mirado tan serio por algo.

Vladimir levanto la cabeza en un respiro. – Blanco. La reina ordeno su ejecución. Se ha ido.

La mente de Max viajo a las escenas del pasado, escenas interminables en donde Will, Nat y él compartieron momentos divertidos y mágicos con Blanco. Blanco que era el compañero de Nathan, su protector, su más sincera compañía en el mundo de las hadas.

- Fue mi culpa. – Dijo Max con sus ojos cargados de lágrimas, luchando por no dejarlas salir. – Si no me hubiera ayudado.

- Max – Llamo Alec a su hijo y Magnus se movió a tomarlo, y abrazarlo con fuerza.

En ocasiones Will lucia como muchas cosas, pero nunca como un niño pequeño, el niño que aún era, y que hizo que todos recordaran cuando cayó al suelo y comenzó a llorar. Clary se movió a su lado para consolarlo. Susurrándole amablemente como solo una madre podría hacerlo.

Guerra FríaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora