Capítulo 15: ¿Qué demonios pasa contigo?

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Sebastián se precipitó al interior de la habitación para ver que le había causado tanta conmoción, solo para terminar paralizado al contemplar todo lo que los rodeaba.

—MAMÁ –gruñó por lo bajo.

Esto solo puede ser obra de una persona y la única capaz de hacer semejante locura es su madre.

Se tropieza hacia delante cuando un fuerte golpe impacta contra su espalda tomándolo con la guardia baja.

—¿Qué demonios pasa contigo? –le preguntó Emily molesta. Mierda, esto no estaba en los planes, voy a matar a Star.

—¿Qué pasa conmigo? Será ¿Qué demonios pasa contigo, por qué me golpeas? –inquirió ya perdiendo la paciencia.

—Mira cariño, si lo que buscas es algo en plan Christian Grey. Creo que te equivocaste de persona.

Ya va, paren la película. ¿Cómo es que esta dulce chica conoce 50 sombras de Grey? Pensó él.

—Estarás lindo y todo, pero ni loca me vas a azotar. –seguía parloteando.

—¿Explícame como es que tú sabes de eso? No que eras toda linda y dulce.

Para Emily escuchar eso fue un golpe directo al corazón. —Nunca dije serlo y tú puedes irte a la mierda. No seguiré con esta mentira un minuto más.

Se giró para irse, pero la mano de Sebastián la detuvo.

—Lo siento, ¿está bien? Me deje llevar, últimamente no ha sido mi mejor día y me estoy descargando contigo.

Emily más que nadie sabía lo que era tener un mal día, desde pequeña siempre fue señalada en el orfanato. Bien sea por sus constantes bromas o por la torpeza que siempre la acompañaba y hoy en día seguía siendo una aparatosa, siempre tuvo que esforzarse el doble para no arruinar las cosas, algunos piensan que es una bromista, pero no es así.

A ella le toco jugar con las cartas que la vida le dio y dar todo de sí para que sus cualidades superaran sus defectos.

—Está bien, solo por favor, no intentes tus fetiches conmigo –Lo último que ella deseaba era perder su virginidad a punta de latigazos.

—Como desees, sin embargo, debes entender que esto –dijo haciendo un círculo con las manos a todo lo que los rodeaba. —No es mío.

—¿Y cómo llegó todo esto aquí? –indagó.

—Tengo una idea de quien pudo ser, pero solo te lo puedo decir si estas dispuesta a ser mi verdadera esposa –expuso Sebastián, él sabía que ella no quería ser su esposa y así no indagaría más.

—Entiendo la indirecta, pero así es muy difícil creerte.

—Solo te pido un poco de confianza. Por el momento déjame llevarte a otra habitación de huéspedes para que descansemos. Toma lo necesario y vayámonos. —Camino hasta el baño, debía tomar los artículos de higiene.

—No necesito absolutamente nada de esta habitación, créeme. —la escuchó decir Sebastián. Y una sonrisa se formó en su rostro.

—Si eres de las que le gusta dormir nada más en bragas, por mí está más que bien.

—Tal vez sí necesite algo después de todo –se apresuró a agregar.

Desde su lugar en el baño podía escuchar los pequeños jadeos que ella soltaba, sin duda era muy impresionable. De pronto ya estaba empezando a sentir calor, mucho calor. Debe ser el termostato de la habitación.

—Necesito cloro para mis ojitos –la escucho expresar y la curiosidad pudo con él y se asomó.

—¿Qué pasa?

—¿De verdad esperaban que use este cinturón con pene en ti? Esta cosa es monstruosa –dijo con su dulce voz.

—Creo que me voy a desmayar —¿En qué pensaba mi madre?

—Déjame tomar mi maleta y nos vamos de aquí antes de que vea algo más perturbador que eso y de verdad me vaya de aquí sin importarme un carajo lo que crean tus padres –dijo ella ya exasperada y con motivos para estarlo.

A pocos metros de ellos esta Star en aprieto un poco extraño, después de que la chica del servicio la llevara a su habitación se dio cuenta que algo no anda normal en su cuerpo, empezaba a hacer un calor de los mil demonios y lo que más le impacto y aterró fue el latigazo de lujuria que impacto en su zona baja.

—¿En qué demonio nos metimos? –Preguntó a nadie en particular. Y otro pensamiento se formó en su mente. —¿Qué clase de familia era esta?

Tomando el teléfono de la mesa de noche marco a la cocina y pido agua, mucha agua de pronto tenía demasiada sed.

Mientras Sebastián y Emily se mudaban a la habitación al lado de la de Oliver, vio como Emily inspeccionaba cada aparador minuciosamente en busca de cualquiera cosa extraña que los pudiese sorprender, pero como él esperaba no había nada, todavía seguía sin creer lo que había hecho su loca madre, aunque a quien engañaba, él sabía que su madre era capaz de eso y de mucho más.

—Bien, por lo visto a quien no hay nada de tus juguetes –dijo Emily una vez se levantó del suelo después de revisar debajo de la cama.

—Mujer te he dicho que... —su voz se interrumpió cuando sintió una familiar incomodidad de la cintura para abajo y tomo cada gramo de fuerza no mirar hacia abajo para confirmar sus sospechas.

Dejando sin palabras a Emily camino a grandes zancadas al baño ignorando la cara de asombro de ella. Una vez en el baño pudo confirmar sus sospechas al ver la gran erección que se había formado en sus pantalones y la excitación que empezó a correr con más fuerza en su cuerpo y rápidamente las gotas de sudor se formaron en su frente. Mierda y más mierda.

—Por favor, dime que no te has excitado por lo que tenías en tu habitación porque ya te advertí que no va a pasar nada –Escuchó la voz amortiguada de Emily a través de la jodida puerta.

—Que esa mierda no era mía joder –gruñó molesto en respuesta.

—Mira estoy a punto de llamar a Charli y decirle que traiga refuerzos y nos saque a la fuerza de aquí si es necesario, no me importa si es necesario traer a Nikki y a las demás...

Mo pudo terminar lo que iba a decir cuando la puerta del baño se abrió de golpe y salió un Sebastián sujetándose la entrepierna y con cara de dolor.

—Por favor, solo espera un segundo y no entres en pánico sí.

—¿Seguro que estás bien? Pareces adolorido –pregunto ella preocupada, el pobre parecía a punto de arrancarse los cabellos. —Deberías dejar de sostenerlo así, eso debe doler.

—Como no tienes idea –ella en respuesta le lanzó un cojín para sostener en frente.

—Ahora me vas a decir que eso tampoco es culpa tuya –dijo Emily en tono de ironía.

—Demonios no, entiéndeme. Y no hagas esa llamada –soltó cuando la vio con el teléfono en la mano.

—Solo si me dices quien es el culpable de todo esto.

Sebastián ya resignado y sin más remedio que confesarse se lo dijo. —Fue mi madre.

—Me estás jodiendo –Y sin esperar más se llevó el teléfono a la oreja. —Hola Charli, necesito...

Próximo Capítulo 16: Un Giro Inesperado.

Fabrica de esposas perfectas #1. [Serie Esposas Perfectas]Där berättelser lever. Upptäck nu