Capítulo 13: Una Cena Interesante.

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Sebastian

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Sebastian. Es él de la imagen.

Para todos los presentes era muy tierno ver a la joven pareja demostrar su amor.

Sebastián siendo cauto había puesto sus manos a ambos lados de su rostro, tapando la unión de sus labios. Para él un simple beso con los labios cerrado no era suficiente, quería más.

Emily estaba paralizada, esa mierda de corresponder un beso en el acto cuando no es esperado, es malditamente FALSO. No le correspondió.

No sé qué esperaba cuando la besé, tal vez un poco de participación... Quizás. Lo que sí no esperé, fue besar una maldita pared suave con sabor a chicle.

Sin poder evitarlo pasó la punta de su lengua entre sus labios. Si antes era una pared, ahora es una estatua fría. Se tensó en sus mis manos a más no poder, sin embargo, me da paso entre sus labios y tomo ventaja.

Sus pequeñas garras se clavan en mis muñecas y me alejo en el acto por el dolor.

¿Qué coño le pasa a esta chica? La veo con mis ojos entrecerrados.

A riesgo de sonar arrogante, ninguna chica ha reaccionado así a mis besos.

Hijo de su madre. ¿Qué demonios se cree al hacer eso? Molesta y echando humo por los oídos se largó de allí dejando a todos mirando extraños mi reacción.

Se suponía que yo estaría de chaperona, que estaría para apoyar a Star, en ningún momento acordé estar con ese imbécil, y lo peor es que en ningún momento esperé que mi primer beso sería así de desastroso.

Emily caminaba apresuradamente hacia los baños aunque no tuviese idea de donde estaban y no le importara perderse por un rato, mientras que Sebastián todavía seguía sin comprender qué carajo le pasaba, lo que si notó fue que sus ojos se habían empañados.

Pasándose una mano por la cara y con aire de cansancio se dirigió a su madre y familiares.

—Disculpen, ha sido un viaje cansado para ella.

Star miró como todo este pequeño plan se salía de las manos y su pobre hermana menor, se marchaba del salón. Camino con disimulo detrás de ella. Se sentía culpable por haber herido sus sentimientos.

Palomitas de maíz, eso era lo que necesitaba. Nunca se había divertido tanto en una fiesta tan ostentosa de estas, pensó Oliver.

Lucía miraba horrorizada como su yerna escapaba de los brazos de su hijo y lo llevó a un apartado del salón, tomando con la guardia baja a su hijo, le da un manotazo en la cabeza, y con disimulo se arregló la pulsera de diamantes.

Sebastián sorprendido por tal arrebato, se soba la cabeza por el coscorrón que le dio su madre.

—¿Por qué me golpeas mamá? –pregunta.

Fabrica de esposas perfectas #1. [Serie Esposas Perfectas]Where stories live. Discover now