El gran día

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— ¡Tu puta madre, ________! — me gritó Lean. Rodé los ojos.

— No puedo creer que se te haya perdido — repetí, riendo. Lean gruñó y le dio una patada al suelo.

— ¡Me cago en todo! — exclamó, agarrando su cabello.

— A ver ¿dónde la viste por última vez?

— Por última vez me la vi puesta — murmuró.

— ¿Qué cosa, mi pene? —Apareció Mike, de la nada. Lean se tornó de un color rojísimo y se volteó.

— Tú no tienes que estar aquí — le dije, tratando de echarlo.

— Supersticiosa — sonrió. Entorné los ojos y me crucé de brazos.

— El novio está sufriendo un ataque de nervios ¿podrías retirarte? Ni siquiera yo me he vestido.

— Es que tengo que ayudarlo a encontrar lo que se le perdió — se defendió mi amigo.

— Es que nada — dije, sacudiendo la mano en el aire —. Vete o no iremos.

— No pueden no ir — dijo, con una sonrisa socarrona. Gruñí.

— Entonces no lo dejaré ir — lo amenacé.

— No te atreverías.

— ¿Cuánto quieres perder?

Mike bufó, pero al final se dio media vuelta y se fue. Lean se giró hacia mí y abrió bien los ojos.

— Necesito encontrar ésa maldita expansión — dijo y se puso a revolver otra vez todos sus cajones.

— Eres la única persona en la tierra que se compra una expansión blanca para el día de su boda — dije —. Y que se le pierde el día de la boda.

— ¡Calla! — exclamó, revisando en la mesita de noche.

— Mike no se va a dar cuenta si la expansión es blanca o calipso, como siempre ha sido ¿siquiera eres consciente de que no se nota?

— Aún así es importante — dijo, caminando al baño.

— Yo me había olvidado de la existencia de tu estúpida expansión en la oreja — señalé —. Tienes el pelo muy largo.

— Te informo que Mike se sabe de memoria cada milímetro de mi cuerpo y él sí se había dado cuenta de la maldita expansión.

— Yo también me di cuenta — repliqué —, pero el día que te conocí. Luego el pelo te creció y se me olvidó. Además, Mike siempre te mordía la oreja sin expansión.

— A Mike le da miedo morder la otra — justificó, revisando la cama —. Cree que me va a doler.

— Ése no es el punto — dije y miré la hora —. Lean, vas a llegar tarde a tu maldita boda.

— El acontecimiento más importante de mi vida, ya sé — murmuró, agachándose para ver debajo de la cama —. Y no voy a llegar tarde, Mike va a llegar muy temprano.

— Ah, claro —Me crucé de brazos —. Voy a vestirme o nos vamos a tardar más. Y espero que encuentres la bendita expansión para cuando esté lista porque si no, juro que te arrastraré hacia afuera.

— Ajá — dijo, sin prestarme mucha atención. Bufé y agarré mi bolso con mis cosas para ir a vestirme a la habitación de huéspedes.

Un vestido blanco invierno, color que nunca había usado y prenda que no usaba casi nunca. Lo dejé tendido sobre la cama junto al cinturón blanco crema.

No Les Tengo Miedo - Fan Fic creepypasta Donde viven las historias. Descúbrelo ahora