26. El signo numero trece

3.4K 367 174
                                    

Es el primer fin de semana libre que tenemos en mucho tiempo. Eso sí, no nos dejaron salir del campus para que estemos centradas y controladas, especialmente por el tema de la dieta y el sueño. En lo personal, ya lo necesitaba realmente. A veces me resulta desmoralizador este modo de vida. Martina lo lleva bien porque es gimnasta y está acostumbrada al deporte intenso y una estricta disciplina de vida.

Ella siempre nos ayuda mucho, nos apoya un montón. Es la que nos trae la cordura a las chicas de la habitación. A todas nos apetece volver a nuestra cómoda vida anterior, pero ella nos da muchos ánimos para que nos quedemos y aprovechemos esta oportunidad. De no ser por ella, quizás habría abandonado.

También me ha ayudado mucho que haya venido Heres. Su compañía ha hecho de esto una especie de diversión. Esto no es como una residencia universitaria, aquí no hay fiestas ni quedadas, ni grandes planes... Tener a mi mejor amiga conmigo ha sido una auténtica bendición. Creo que quizás no habría sido atleta zodiacal de no ser por ellas, estoy casi segura.

Estamos sentadas en una elevación del campus. Desde aquí se ven todos los edificios y gran parte del paisaje, pues el complejo está en una zona elevada. El día es templado. Por la mañana estuvimos jugando a un juego que se trajo Dara, ha sido muy divertido y ahora descansamos sobre la hierba, bromeando y hablando de nuestras cosas.

—¿Sabéis lo de Onis? —interrumpe Martina el silencio. Llevábamos un rato al sol mirando el paisaje, absortas. Cada vez que oigo ese nombre, un escalofrío cálido recorre mi cuerpo. Onis me hace sentir diferente.

—¿Qué? —pregunta Heres.

—Onis es instructor porque tiene prohibido participar en los Juegos —comenta Martina.

—¿Cómo? ¿Qué ha hecho? —pregunto yo. ¿Es posible que haya hecho algo malo?

—Más que, “qué ha hecho”, habría que decir “quién es”. —Martina hace una pausa para continuar—. He oído que es de un signo diferente. El signo número trece.

—¿El signo número trece? ¿Pero qué estás diciendo? —Todas nos alborotamos.

—Sí. Nos lo explicó el profesor de teoría. Sólo un porcentaje muy muy bajo de las personas en el mundo pertenecen al signo número trece. Es un signo atípico, casi desconocido.

—Pero, ¿cómo es eso? —pregunto muy interesada.

—A ver. La verdad, no lo entendí muy bien, ya sabéis que yo en clase me entero de poco. —Se ríe—. Pero resulta que el signo número trece viene de un desajuste que hay en el equilibro de los planetas. Nosotros tenemos los meses, los días, los años…, pero no es un reloj perfecto. Esa forma de medir el tiempo sufre un pequeño desajuste, por eso, por ejemplo, tenemos los años bisiestos. ¿Cómo es eso? ¿De repente un signo tiene un día más? En la teoría, sí. En el vox populi queda como una anécdota, pero a nivel zodiacal es diferente. Desde el punto de vista astral real, ese desajuste genera una nueva energía, un patrón diferente que no puede ser encuadrado dentro de ningún otro signo. Ni Leo, ni Aries, ni Escorpio… ¡ninguno! Es un signo completamente oculto. Tan poderoso que no le dejan participar en los juegos. Tanto por seguridad, como por mantenerlo oculto. Si apareciese ese signo en la sociedad tal y como es, las Olimpiadas serían prohibidas casi con total seguridad. Ya veis qué problemas están teniendo los Juegos, siempre están al borde de prohibirlos. Todavía está en el aire que no aparezca alguien que diga que se cancelan. Imaginaos si aun por encima aparece algo todavía más fuerte que un Atleta Zodiacal. Sería demasiado polémico. Los Número Trece, llevan ocultados por siglos.

No me puedo creer lo que está diciendo. Onis es un ¿Signo Trece? ¿Qué clase de signo es ese?

—¿Cómo se llama? ¿Qué signo es ese? ¿De qué fecha son? —pregunta Heres a trompicones.

—No lo sé. No sé todavía cómo se le llama al signo ese. El profesor todavía no nos lo ha dicho.

—¿Y dijo que Onis era uno de esos? —pregunto.

—No. Pero lo deduzco de cuando tuve clase con él. Tuvo un patinazo al responderme. Le pregunté qué hacía de profesor cuando podría estar en los Juegos. Me contestó “No, no quiero participar. No me dejarían, tampoco…” cuando dijo eso, le  cambió la cara, como si hubiese dicho algo que no debía. Estoy casi segura de que Onis tiene que ser algo así. De hecho, es el único que nos activa poderes. Si os fijáis, el resto de clases nos las dan profesores indistintamente. Para físico, tenemos tres profesores que se rotan, por ejemplo. Sin embargo, Onis es el único que está en el gimnasio ese. Nunca nadie le sustituye.

—¡Es verdad! —exclaman mis amigas.

—Creo, casi con total seguridad, que tiene que ser uno de esos.

______________

¡Hola! ¿Qué tal os va? Espero que os esté gustando mucho. Estoy haciendo todo lo posible por sacar esta novela adelante. ¡Tengo poco tiempo! ¿Podríais ayudarme compartiendo en Facebook, Twitter y demás redes? Me ayudaría mucho para continuar.

¡! Un saludo a todos!! =)

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Mar 24, 2017 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Las Olimpiadas del Zodiaco: La atletaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora