19. La oscuridad

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Me encuentro sola, en el gimnasio. ¿Dónde está el profesor? Ha desaparecido de repente. Toda la habitación se ha vuelto completamente oscura. Es muy raro, todo está cambiado. La sala, que antes transmitía mucha paz se ve como abandonada. Es como si hubiesen pasado más de cien años por ella y nadie la hubiese cuidado. Todo tiene un aspecto apagado y hay plantas secas que crecen desde el suelo. Veo con dificultad por culpa de la poca luminosidad que hay. ¿Se ha hecho de noche? No sé qué pasa pero me encuentro muy incómoda y nerviosa. Me siento como si algo me estuviese acechando. Miro alrededor intentando encontrar a Onis. Al no verlo, me siento muy intranquila. No pienso quedarme aquí esperando, voy a salir de este lugar.

Mientras camino, noto continuamente detrás de mi un acecho en cada paso que doy. El viento que siento en mi espalda al moverme se está intensificado, me da la sensación de que continuamente me están siguiendo. Me doy media vuelta para intentar localizar si hay algo tras de mí, pero no veo nada. Con esta oscuridad y las plantas retorcidas que de repente han aparecido, me resulta muy difícil ver si hay alguien más.

Apuro el paso todo lo que puedo, no creo que este sea un buen lugar. Intentaré buscarlo fuera. Llego al último tramo y lo hago casi corriendo.

Abro la puerta y veo el exterior del campus. ¡Está todo cambiado! El cielo se ha vuelto negro, como si una nube inmensa de contaminación o humo lo estuviese cubriendo. La luz es muy baja, el paisaje se ha vuelto todo sombras. En las zonas antes pavimentadas, ahora hay escombros y plantas secas y retorcidas con aspecto amenazante.

Lo realmente extraño es que no hay nadie del campus. Un lugar siempre lleno de gente y que ahora parece abandonado, como si todo el mundo se hubiese esfumado. Es más, parece un lugar que no ha sido habitado en años, está completamente desolado.

El campus está muy lejos de ninguna zona urbana, así que aunque esto esté vacío lo mejor que puedo hacer es quedarme aquí e intentar encontrar a alguien. El silencio es brutal, puedo oír el eco de mis pasos a pesar de estar en un entorno abierto.

Además de la nube del cielo, hay niebla y hace frío. No hacía este frío cuando entré, el día estaba caluroso. Las prendas que llevo no son suficientes para abrigarme, estoy congelada.

El paisaje está muerto. Toda la vegetación luce sin vida y triste. Yo estoy completamente asustada. ¿Qué ha pasado? ¿Ha ocurrido un accidente? Decido volver a mi habitación para ver si encuentro a mis amigas, o recoger alguna de mis cosas. Pienso en mi teléfono móvil. ¡Eso! Con el teléfono podré llamar y localizar a alguien. Me dirijo al edificio donde está mi habitación. Avanzado evitando maleza que se ha instalado en el medio del camino. No lo entiendo. No ha podido crecer tan rápido esto.

Llego al edificio. Parece podrido, abandonado. Ahora más que un hogar parece un antiguo psiquiátrico embrujado. Es espantoso, no me apetece nada entrar ahí adentro. Camino despacio, ahora mismo tengo la sensación de que prefiero no encontrarme a nadie, me mataría del susto. Atravieso el portal de acceso... se ve todo muy hueco. No hay luz. Me giro para buscar el interruptor pero se ve desvencijado. Lo pulso sabiendo que el efecto va a ser vano. Cierto. No hay luz.

La poca claridad del exterior entra por las ventanas. Las puertas están abiertas, algunas están arrancadas. Siento un escalofrío fuerte en el cuerpo y mi espalda desprotegida. Tengo miedo y me siento vulnerable. Miro hacia atrás instintivamente intentando ver si me está siguiendo algo, pero sólo veo el paisaje deprimente. En el exterior no hay absolutamente nadie, todo sigue con su imagen de holocausto. Vuelvo a mirar hacia adelante. Trago saliva y doy mi primer paso en el interior. Mis pasos son todavía más sonoros aquí dentro.

Sin saber muy bien por qué, mi actitud ha cambiado completamente. Mi interés claramente ha cambiado: no quiero encontrarme con nadie... ni nada. Por eso, ahora mis pasos son lentos y suaves, intentando no hacer ruido ninguno.

Atravieso la segunda puerta y alcanzo el pasillo. Todo está oscuro, de un tono azulado triste. La luz es muy pobre y hay zonas completamente en penumba, aunque todavía me puedo orientar por aquí dentro. A pesar de estar desierto, tengo la sensación de que ya hay algo aquí, en algún lugar. Quizás sea mi cabeza y me esté volviendo loca con la situación. Sólo pienso en mi teléfono móvil, así que vayamos rápido a por el. Camino intentando aligerar el paso, pero al mismo tiempo intento no hacer ruido. Me siento como si estuviese perturbando el horrible silencio de este sitio. Mis ojos se han acostumbrado a la oscuridad, pero no tengo visión completa, ni mucho menos. Sigo avanzando, está todo tranquilo. Tranquilo y oscuro.

La atmósfera se siente pesada. La neblina también está aquí dentro, se filtra por los ventanales rotos. Se siente como si la pudiese agarrar, como si me impidiese moverme con facilidad. Me siento como si la niebla fuese una resistencia que tengo que vencer en cada paso que doy.

A lo largo del pasillo, hay escombros y plantas por el suelo. Aquí también. Algunas de las puertas se ven abiertas y otras completamente cerradas. Llego a la zona de las escaleras. Miro un poco hacia arriba, hacia el camino que tengo que subir. En ese momento veo una puerta pegada en el techo, como si la hubiesen arrancado y pegado ahí arriba, en medio de ninguna parte. ¿Qué hace ahí? No tiene sentido ninguno haber hecho algo así, está pegada de manera antinatural. No parece un accidente. Paso por debajo de ella, subiendo las escaleras, mirándola con miedo de que me caiga encima. Tan pronto la paso, miro a las escaleras, con miedo de que haya algo más.

Voy alcanzando el piso superior, parece un poco más oscuro que el anterior. Una vez llego, me asomo para ver el pasillo hacia ambos lados. Aunque el piso al que tengo que llegar es el segundo, tengo que comprobar que no hay nadie en esta planta. Me asomo y veo al fondo, una silueta. Está de espaldas a mi, no me ha visto ni oído. Está mirando por la ventana del final del pasillo. Es una chica, de pelo largo. Hace movimientos espasmódicos con la cabeza, se le voltea violentamente hacia los lados. Está en posición completamente firme, siendo su cabeza lo único que se le mueve súbitamente, cada poco tiempo. Esa imagen espantosa me hace pensar que debería intentar moverme sin que se entere.

De repente se gira y se entorna a mí. Me ha detectado. Se queda quieta, mirándome. Hay una distancia larga entre ella y yo. Se ha quedado inmóvil, tiesa, sin moverse nada y sin dejar de mirarme.

Las Olimpiadas del Zodiaco: La atletaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora