25. En el gimnasio

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Sigo avanzando por el interior del campus, pero una luz empieza a emerger de todas partes. Cada vez se hace más intensa y me cuesta ver alrededor. Bajo las escaleras medio a tientas, atravieso el hall y llego por fin al exterior. El paisaje sigue siendo el mismo, pero esa luz blanca me ciega más y más. Me cubro un poco los ojos intentando ver a través de las rendijas de la mano, pero no es luz reflejada, también sale del suelo. Su intensidad sigue y sigue aumentando hasta que dejo de ver. En ese momento empiezo a sentirme muy extraña, como si tuviese mucho calor.

Sin saber como, empieza el silencio. La luz cegadora ha cesado, por lo que abro los ojos. Estoy en el gimnasio de vuelta, pero en las condiciones anteriores. Está todo bien, tal cual lo recordaba. Me relajo rápidamente y me dejo caer en el suelo sentada. Pego un gran suspiro, estoy derrotada. Han sido muchísimas emociones juntas, necesito descansar.

Ahora que estoy en el suelo tranquila, me doy cuenta de que estoy jadeando. No me había dado cuenta de ello, estoy desubicada, confusa. Estiro las piernas y me quedo con las piernas estiradas mientras reposo sobre las palmas de mis manos apoyadas en el suelo.

Onis aparece en el gimnasio. Me alegro de verle y volver a estar en este lugar.

—Menudo viaje ¿eh? –me dice riéndose.

—¿Qué ha pasado? –le pregunto.

—Te has perdido. No te preocupes es normal, aún estás aprendiendo.

—He estado en un lugar espantoso –le respondo horrorizada.

—Lo sé –Onis se vuelve a reír. ¿Le parece gracioso? Sin embargo su risa no me parece hiriente, es más bien como una risa de aceptación, como si estuviese acostumbrado a eso.

—¿Dónde he estado? –le pregunto con mucho nerviosismo encima.

—Te has perdido, como no sabes usar bien tus habilidades te has ido a un mal barrio, digámoslo así. Has tenido mala suerte, te has perdido mucho. Lo normal es que cuando la gente se pierde, aparece en un lugar muy solitario y extraño. Pero tú no estabas sola, ¿verdad? Pude sentir en el estado que te metías justo antes de desaparecer, pero ya no podía hacer nada por ti. De todos modos, en esos sitios no puede pasarte nada, tranquila. Sin embargo impresionan mucho, entiendo que estés así.

Onis sonríe con mucha empatía, intentando calmarme. Por el tono en el que habla parece que está acostumbrado a ir a esos lugares. En estos momentos me parece alguien muy poderoso, estoy segura de que lo es.  Seguro que para él, es un paseo ir a esos lugares.

—Oye… ¿era un sueño?

—No, no era un sueño. Te has ido a otro sitio, eso es todo.

—Pero era igual que esto. ¡No! Igual no, era como esto pero más sucio.
—Claro. El lugar en el que has estado es una especie de reflejo de este. Allí construyen los edificios como nosotros, imitan nuestro mundo de una manera muy burda. Les resulta muy atractivo nuestro estilo de vida, pero son entes muy diferentes en realidad, así que cuando hacen algo, se parecen a lo nuestro pero en su propio estilo desordenado y oscuro.

—No entiendo nada. ¿Quiénes son ellos?

—Pues otros seres –me responde con rotundidad. –Imagínatelo al revés. ¿Quién eres tú para ellos? Son otros seres. Sencillamente. Así como una vaca es una vaca y un pájaro es un pájaro. Ellos son, ellos. No conozco los nombres de sus especies, pero son otros seres. Así de simple.

La explicación tiene sentido para mí, pero es todo muy nuevo y extraño. Supongo que es demasiada información para un día.

—Tengo más preguntas, –en mi tono se nota mi propia ansiedad y curiosidad—últimamente veo gente que no está, me hablan directamente a mi interior. ¿Qué es eso?

Onis se recoloca en una posición tranquila. Parece que sabe de lo que estoy hablando. No se le ve para nada preocupado, al revés.

—Eso son tus Ascendentes de signo. Tranquila, no debes de tener miedo. Son seres muy importantes y poderosos. Si te contactan es porque les has caído en gracia y se han fijado en ti. Han visto en ti algo que les gusta y por eso han decidido hacerlo. Tiene que ser un motivo muy importante, porque los Ascendentes de Géminis rara vez se manifiestan. Considérate afortunada.

—No les tengo miedo. Bueno, al principio sí me daban miedo. Hacían cosas muy raras y los veía a lo lejos. Pensaba que me estaban acosando.

Onis se vuelve a reír. Está completamente relajado. Me transmite paz verle así.

—Claro. Imagínate lo que somos nosotros para ellos. Nosotros también hacemos cosas muy raras. ¿Qué sentido tiene bailar? ¿Pintarse la cara, es decir, maquillarse? ¿Morderse las uñas? Quiero decir, no es que sea raro. Pero si lo piensas por un momento, para otro tipo de vida, nuestras acciones que consideramos normales pueden no serlo tanto. Nosotros consideramos divertido bailar, pero ¿por qué? Si lo piensas, tampoco tienes una buena explicación para ello. No te preocupes si les ves haciendo cosas raras. Son sus cosas, las que sean. Pero los Ascendentes no son peligrosos. Nunca.

—Me han ayudado a salir de donde estaba, han venido a aconsejarme.

—¿Lo ves? Ahí tienes la prueba –contesta muy satisfecho.

Permanezco un poco pensativa, incorporando todo lo que acabo de oír. Son demasiadas cosas, me siento colapsada. Una duda se me viene a la cabeza rápidamente. Al ver a Onis tan sabio y poderoso, se me ocurre hacerle una pregunta.

—Oye. Y tú, ¿de qué signo eres?

Onis se vuelve a reír. Está siempre riéndose, es un gusto verle.

—De eso ya hablaremos en otro momento –contesta con humildad.

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Hola! Mientras esperáis os recomiendo que os paséis por La Extraterrestre. Tiene un estilo muy parecido a esta, así que si esta os gusta la otra estoy seguro de que también. Así mientras esperáis a que suba el siguiente (aunque ya veis que ritmo llevo, prácticamente a diario) podéis pasar el rato.

Ambas novelas tienen muy buena acogida. La extraterrestre es ahora mismo la segunda en Aventura y ha ganado el premio a la mejor protagonista femenina. Esta es la número cinco y ha ganado el premio a la mejor Novela Juvenil.

Eso sí, si queréis ayudarme compartidla en Facebook y wassap porfi.

Un saludo!! =)

Las Olimpiadas del Zodiaco: La atletaWhere stories live. Discover now