Te Encontré [ 2°T de TLA]

Capítulo 30 - Los Fantasmas de las Muertes Pasadas

JACE

"Despierta"

Aquella voz aclamó mi atención en medio de mi inconsciencia. La sentí atrayéndome. No abrí los ojos de inmediato, pero a pesar de ello percibí movimientos en el lugar en donde estaba...pero..¿dónde estoy? Moví mis brazos, haciendo muecas de dolor al sentir el contacto de cuerdas con la carne abierta de mi muñecas. Los músculos protestaban y cuando inhalé y exhalé con fuerza mi cuerpo ardió con dolor. ¿Qué...?

Frunzo el ceño: —Es imposible. Todo ha sido una pesadilla, no fue real.

"Jace"

Mi corazón se detuvo.

—¿Papá?

Abrí los ojos.

Me quedé mirando hacia adelante y entonces, este es el momento en que te das cuenta que has perdido el juicio. Donde todo tiene sentido y tomas conciencia de lo que ha sucedido. Pensar que todo lo que ocurrió anoche ha sido un sueño...fue una mentira que quise creer. Todo ha sido real. Me perdí entre la oscuridad, intenté matar a Rech y todos en que se cruzaran en mi camino y los fantasmas del pasados regresaron a torturarme. Primero Daniel, luego el fantasma de mi madre y ahora mi padre.

Mi pesadilla personal.

Tan enfurecido y solo...fue realmente fácil perderme por completo. Antes me había ocurrido lo mismo, en las mismas circunstancias; solo y rabioso con la vida, pero a pesar de ello pude dominarlo a mi antojo, pero ahora...ahora yacía amarrado igual a un animal, con los huesos doloridos y mi cuerpo repleto de cardenales. Sin el control de la maldad tan conocida para mí. Me había convertido en un débil que no pudo luchar contra ello y se dejó estar.

"¿Jace?"

Su voz es como un murmullo junto al oído.

—Perdí el juicio. —susurré. Su mano se apoyó en mi cabeza y sus dedos acariciaron mi cabellos en gesto de cariño. Cerré los ojos y sonreí. Volví a sentirme como aquel pequeño que una vez fui. No dolía. Su aparición no lastimaba cruelmente como lo hace mi madre.

"Mi pobre hijo, ¿en que te has convertido?"

Mi labio se apretó en una fina línea. En un demonio. En eso me convertí.

—No importa si eres real o no, pero tengo que decirlo. Te extraño. —mi voz tembló.

"No te imaginas cuanto te extraño yo a ti, hijo"

Esto era cruel. Mi mente era cruel. No quise abrir mis ojos por miedo a derrumbarme con ver su rostro, sentir su mano y su voz ya era suficiente.

—No creo poder salir de esto...

"Lo harás. Siempre lo haces"

Negué: —Tengo miedo, papá. Los sentimientos que una vez enterré resurgieron al momento en que me enamoré y me han convertido en alguien débil. Dejé que se la llevaran de mi lado e intenté matar a mi único amigo.

"Los sentimientos son peligrosos, Jace. Son un arma que pueden destruirte, pero también pueden fortalecerte."

—Pero tú dejaste que te destruyera. —murmuré, recordando el pasado.

"Si. Dejé que lo hiciera porque creí que hacía lo correcto. Pero en caso, hijo, esa chica que tanto amas te corresponde y es ese amor el que te fortalece, te da la luz que tanto anhelas y necesitas. Ella es buena. No te lastima."

Si que lo es.

—¿Papá? ¿Amabas a mi madre a pesar de que estaba loca y te engañaba?

"Si, la amaba...a pesar de todo."