Capítulo 15 - El deseo es como la sangre...fluye por nuestros cuerpos.

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Supe que durmió en el instante en que su respiración se tornó pausada. El suspiro que emitió constató el hecho apesar de tener un arma en la mesita de noche, cerca de su mano y la mía. Pero yo no dormí. No podía hacerlo. Estaba más ocupada observándolo en silencio despierta en vez de cerrar mi ojos y tener que verlo pero esta vez en mis sueños. Las dos opciones eran buenas, pero me gustaba más la primera. Cuidadosamente pasé mi mano sobre su hombro, sus bíceps. Jace se agitó y me paralicé. Aun no estaba lista para que despertara y me pillara así, primero quería tocarlo. Comprobando que seguía durmiendo continúe mi exploración. Tímida, acaricié su pecho hacia abajo mientras él yacía acostado de espalda. Se sentía bien el tocar su dura carne y ver su respuesta a mi toque. Un temblor, un susurro, un gemido silencioso. Me acerqué un poco más y deslicé mi mano más abajo...cuando otra mano agarró de mi muñeca.

Alcé los ojos hacia arriba. Estaba despierto y con los ojos ensombrecidos.

—Estás jugando con fuego.

Ambos nos quedamos en profundo silencio, simplemente mirándonos. Entonces, bajé la cabeza y contra su boca, hablé.

—¿No has pensado que tal vez quiera quemarme?

Eso fue suficiente.

Me empujó de vuelta contra la cama y se colocó sobre mí, tomó mi cara con ambas manos y aplastó sus labios contra los míos, besándome. Abrí las piernas de lado a lado y Jace se puso entre ellas, sin dejar de besarme. Arrancó mi ropa interior sin consideración y por mi parte le quité los molestosos pantalones que no hacían más que estorbar.

Absolutamente nada se quedó entre nosotros.

Enterró la cabeza en mi cuello y comenzó a recorrerlo con su labios. La sensación de él besándome por todas partes, dejar que sus manos se deslizaran libremente sobre mi cuerpo era arrollador. Gemí al sentir sus dientes morder mi pecho y él gruño cuando enterré mis uñas en su espalda. Estaba ardiendo y Jace era el único que podía apagar ese fuego o quizás encenderlo más.

—Por favor...—supliqué agarrando de su cabello.

—¿Por favor qué, Laila? —jadeó llevando sus labios por mis pechos y estómago—. Dímelo, mi bella noche. ¿Qué quieres de mí?

—Ya sabes lo que quiero.

—Bueno, tendrás que ser más explícita, cielito, porque hay muchas cosas que quieres de mí.

—Tonto.

Escuché su risa mientras él alzaba nuevamente sobre mí y se comodaba entre mis piernas, besándome con más impetud y duro. Cuando nos separamos, mis manos corrieron por su pecho, sobre su firme torso. Jace juntó su frente con la mía, con su respiración agitada, ambos estábamos agitados.

—Si quieres que pare, Laila...

Su mano apartó un mechón de mi cabello.

Lo miré: —¿No que me querías?

—Es lo que más deseo. Pero es tu primera vez y no me gustaría que sea en un motel barato en cama que podría caerse en cualquier momento.

No tuve intensión de reírme, pero quise hacerlo. Su expresión desolada y en la forma en que lo dijo me causó gracia y a la vez ternura. Sabía que Jace no podría contenerse por más tiempo, pero incluso ahora, estaba dispuesto a detenerse por mí.

—¿Quién te dijo que soy virgen? —bromeo.

—Laila, no digas eso si no quieres que me levanté de la maldita cama y vaya a matar al desgraciado que te ha tocado.

Te Encontré [ 2°T de TLA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora