Capítulo 7 - Verdades que saldrán a la luz.

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Cuando mi padre falleció sentí que el mundo entero caía sobre mi cuerpo, quitándome la respiración. El dolor, la rabia, la impotencia, las miles de emociones que me arrollaron de una forma cruel y inhumana. Mis lágrimas nunca fueron las suficientes para aliviar el sufrimiento de su fallecimiento. Mientras corría por los pasillos del hospital tuve miedo. Miedo de hallar a Andrew de la misma forma que a mis amigos y padre. Sentí el terrible miedo a perder a ser querido de nuevo.

Al entrar a su habitacion, un escalofrio recorrio por mi cuerpo y durante medio segundo apreté los dientes sin saber como reaccionar. Tendido bajo las mantas, Andrew estaba inmovilizado en la camilla. Su brazo unido mediante una intravenosa a una bolsa que colgaba de una percha de acerco.

Cruzando la habitación hasta el centro, me senté a los pies de la cama.

—Andrew —susurré, contemplando el tono morado de su rostro por lo golpes que ha recibido duramente. Una venda envolvía su torso maltratado—. ¿Quién te hizo esto, Amigo?

Estiré mi mano con la intención de tocar su cara, pero me interrumpió el ruido de la puerta abriendose.

—¿Qué eres tú? —rugió una voz gruesa. 

Me levanté y me di la vuelta. Adelante de mí estaba el padre de Andrew. Un hombre pasado de los cuarenta, cabello castaño y un bigote demasiado anticuado. Por el traje elegante que traía puesto al parecer lo habían interrumpido en algo muy importante. A su lado, una mujer voluptuosa, rubia y demasiado joven, sostenía la mano del hombre mientras me observaba atenta y sin duda con un odio para nada disimulado.

La miré de arriba a bajo. Sin duda, esa mujer era la cazafortu...digo, su esposa.

—Te pregunté, ¿quién eres tú?— inquirió el padre de Andrew.

Dejando de lado la intimidación de la bruja, enfrenté la mirada del hombre.

—Soy la única persona que se preocupa por Andrew...más de lo que ha hecho usted en años. Esa soy yo.

—Eres Laila. —Murmuró él, mirándome fijamente como si me estuviera analizando.

—Así que tu eres la famosa amiguita de Andrew.  —el tono desdeñoso que ocupó la mujer al hablarme me provocó rabia.

Sonriendo altanera, me aproximé a ella y le dije: —Y tú debes ser la bruja esquelética y adicta a las cirugías que tanto Andrew odia...¡Oups! ¿Lo dije en voz alta?

—Laila. —advirtió Joseph detrás de mí.

Le di una sonrisa de lo más inocente a él y Joseph simplemente agitó la cabeza, mientras se acerca al padre de Andrew y le extiende la mano.

—Soy el detective Murray y padre de Laila. Lamento mucho la interrupción, pero como sabrán, Laila y Andrew son muy amigos, y deben comprender la situacion. —me señaló—.  Ella está preocupada por la salud de él.

El hombre estrechó su mano con la de Joseph.

—Robert Collins y ella prometida Janiss. —la presentó y la mujer sonrió como si fuera la mismísima reina de Inglaterra—. Y no se preocupe por la interrupción, detective. Comprendo que ella se preocupe por el bienestar de mi hijo.

La puerta de la habitación se abrió y el doctor entró.

—¿Por qué hay tanta gente aquí? —preguntó observando a cada uno de nosotros—. Solo uno puede estar aquí.

—Somos su familia. —intervino Robert.

Janiss también habló: —Tenemos derecho el estar aquí, doctor.

Te Encontré [ 2°T de TLA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora