Capítulo 26 - Y entonces como el ave Fénix...la esperanza renace de las cenizas

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JACE


Él apareció a mi lado con su rostro enojado.

—¿Cómo has sabido que soy yo?—-preguntó mientras se cruzaba se brazos.

Puse los ojos en blanco. Era bastante inepto si creía que pasaría desapercibido ante mí con su atuendo negro.

—¿En serio crees que no sé que me sigues durante días? Ahora responde la maldita pregunta.

—Estoy aquí por ti.

La ironía abundó en mi risa al voltear hacia él.

—¿Por mí? ¿Acaso te has enamorado de mí, Andrew Collins?

—Ya quisieras,  psicópata. Estoy aquí por Laila.

Las ganas de estrangularlo se detuvieron abruptamente. Escuchar su nombre me produjo una sensación fuerte directa en el pecho, pero también el oírlo de la boca de él no me gustó para nada y las ganas de poner mis manos en su garganta volvieron. Recuerda controlarte.

—Da la media vuelta, entonces y lárgate de aquí. No me interesa —le dije, pero el desgraciado ni siquiera movió un dedo—. ¿Es qué estás sordo? Te dije que te fueras.

—Te escuché, psicópata —respondió con brusquedad que me sorprendió—. ¿De verdad no quieres saber de Laila o al menos rescatarla?

Apreté los puños y mis uñas de enterraron en las palmas.

—¿Qué te hace pensar que quiero rescatarla?

Dio un paso al frente, enfrentado al peligro.

—Es lo que yo haría si estuviera en tus zapatos. A ningún hombre le encanta la idea de que retengan a su chica y también a su hijo lejos de él.

A¿Qué acaba de decir? Alcé la mirada y lo miré. La verdad reflejada en sus ojos no me gustó. Lo agarré del cuello y empujé su cabeza contra la mesa, lo mantuve quieto contra la madera. 

—Dilo de nuevo —rugí—. ¿Mi hijo está vivo?

—¡Claro que está vivo! ¡Suéltame maldita sea!

La verdad se sintió como un balde agua fría: —Me dijeron que había muerto y Laila me odiaba.

—¿De verdad? —Andrew habló entre dientes a la vez que intentaba soltarse—. Entonces te mintieron.

—¿Por qué dices que me mintieron? —hice presión. Murray se veía tan confiado en sus palabras...

—Lo hicieron. Si dijeron que perdió a tu hijo es una total mentira, eso es claro. Sé donde están ambos. Soy el único amigo de Laila y tienen confianza en mí.

—¿En dónde la tienen? —exigí, pero este no respondió.

—¿La amas? —preguntó en cambio.

—No estoy para juegos, imbécil. Dime donde esta la tienen a ella.

Todo en mí gritaba la firme decisión de tener a Laila en mis manos a pesar de que debía dejarla ir. Era un maldito lleno de contradicciones. Un asesino, pero este asesino quería a su única luz, su bella noche.

—Laila nunca ha sido un juego para mí, Jace, la quiero....¡Mierda! —gritó cuando golpeé su cabeza contra la superficie de la mesa—. ¡No de esa manera! Ella es mi mejor amiga, una hermana para mí. Y te pregunto esto porque quiero saber si estas dispuesto a sacarla de las garras de la policía porque sí es así, te ayudaré...

Te Encontré [ 2°T de TLA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora