-No te subestimes- dijo él, muy serio- En mi opinión, podrías llegar a tener un buen polvo incluso a largo plazo.

-¡Ay, cállate!- exclamó ella, y sonrió por primera vez en todo el día.

-No dejes que te afecte. Han salido bastantes cosas en la prensa de hoy, incluida una foto en la que se me ve metiéndote en el coche de un empujón en el culo. Es mi favorita.

-¿Y que dicen?- preguntó ella, preocupada.

-En uno decían que eres mi "último bombón". En otro te llaman la novia misteriosa. Todo muy poco original. No hicimos nada malo. Ni tú te caíste borracha perdida, ni me caí yo. No nos dimos el lote en público, aunque cuando quieras lo probamos. Solo dicen que tú eres mi nueva acompañante, o ligue, o qué sé yo. Cuando nos hayan visto juntos unas cuantas veces, las cosas se calmarán. Ahora mismo es noticia, claro, y todo el mundo quiere saber qué haces y dónde vives. Y como tú no vives ahí y yo me marcho a Venecia, no tienes de qué preocuparte.- pero ¿y si Lucy viviera en Los Ángeles, con él? Los tendrían encima todo el santo día.  Esa era precisamente la razón de que ella no quisiera mudarse. Tu tranquila. Tenía que pasar antes o después. Ahora todo el mundo lo sabe, ya está. Es como perder la virginidad con la prensa: duele la primera vez y punto. Mientras no hagamos cosas raras en público, no pasa nada.

A Lucy le pareció que era demasiado optimista, pero no quiso discutir con él. Por la noche, cuando su madre la volvió a llamar, tenía todavía muchas cosas en la cabeza y estuvo a punto de contestar. Irene solo quería decirle que una periodista la había llamado para saber dónde vivía su hija. Lucy se preguntó si sería la misma que en la fiesta le había preguntado a ella si era hija de la escritora. En un periódico mencionaban ese dato, según le había dicho Natsu. La madre de Lucy le había dicho a su secretaria que dijese que su hija vivía en Europa, y que solo estaba pasando unos días en Los Ángeles.

-Buena idea, mamá. Gracias- Le estaba agradecida por ese detalle, independientemente de que su madre pensara que Natsu y ella no durarían una semana.

-Eso los tendrá un tiempo despistados ¿Cuándo lo veras otra vez?

-Este fin de semana. En Bolinas. Se marcha a Venecia el lunes que viene y estará rodando allí una mes o dos.

-Eso quizá será el punto final. Estará trabajando codo con codo con sus compañeros de reparto, y tú mientras a diez mil kilómetros de distancia. Los amoríos de Hollywood no suelen sobrevivir a eso. La ausencia hace que las estrellas se encariñen de quienes tienen a mano y se olviden de los que quedaron en casa. Como en los cruceros, más o menos.

-Gracias por tranquilizarme- replicó sarcástica Lucy, deprimida. Otra vez la misma cantaleta.

-Sé realista. Tienes que serlo, si sales con alguien como él- dijo Irene. Lucy quiso preguntarle si ella era realista con respecto a su noviete de doce años, pero se lo calló. Tenía más respeto por su madre que el que mostraba por su hija.- ¿Quién más actúa en la película?- preguntó Irene con interés.

Lucy le cantó la lista de reparto, sin olvidarse de Lissana Strauss.

-Supongo que será con esa- dijo su madre- Es una chica despampanante. Pocos hombres podrían resistirse a sus encantos.

-Muchas gracias, mamá- dijo Lucy. Y después de repetirle su agradecimiento por despistar a la prensa, colgó. Después, en la cama, apenas si pudo dormir pensando en lo que su madre había dicho. Y por la mañana se despertó en pleno ataque de pánico pensando en la tal Strauss. Le daba demasiada vergüenza decírselo a él, de modo que aguantó sola y paso una semana horrible. Ni una sola vez mencionó a Lissana cuando hablaron por teléfono. Y tuvo que hacer de tripas corazón para no romper a llorar cuando él llegó a casa de Erza el viernes por la noche. Natsu entró con el juego de llaves que seguía conversando y encontró a Lucy metida en la bañera, con el pelo recién lavado envuelto en una toalla. La miró un instante, le sonrió, se quitó la ropa y se metió en la bañera con ella.

-A esto lo llamo yo un buen recibimiento- dijo Natsu, encantado, y luego la besó. Poco minutos después estaban haciendo el amor. Y a pesar de todos los temores, fue una noche perfecta. Pareció que él no hubiera tenido que regresar a Los Ángeles y que aquellos meses de felicidad se hubieran prolongado.

A la mañana siguiente partieron para Bolinas con los dos perros. El tiempo era excelente, típico de finales de septiembre, y hacía más calor que en verano. Las noches eran calurosas y agradables, cosa rara para la época del año. Y nunca habían estado tan enamorados el uno del otro. No había el menor indicio de que Natsu hubiera caído presa de los encantos de Lissana Strauss. Claro que todavía no estaban en Venecia. Pero Lucy ya no parecía tan preocupada. No abrigaba ninguna duda- estando en sus brazos contemplando las estrellas en la terraza- de que él la amaba tanto como ella a él, como Natsu no dejó de repetirle una y otra vez. Y no había motivo para que ella no le creyera. Natsu le había implorado otra vez que fuera a Venecia y ella le había prometido que iría.

Él había guardado los recortes de la prensa que habían aparecido durante la semana en que hablaban de ellos. Habían publicado bastantes fotos, y ya no había la menor duda de que les pisaban los talones.

Natsu y Lucy hablaron de ello durante el desayuno, el domingo por la mañana.

-Sabíamos que iba a pasar- dijo él con estoicismo- Cualquier cara nueva estimula su curiosidad. No tienen nada mejor que hacer que buscar chismes, y cuanto más sabrosos o picantes, mejor.

-Yo no soy ni sabrosa ni picante- dijo Lucy, mirando otra vez las fotografías mientras tomaba un sorbo de té- Ya verás cuando sean que me gano la vida paseado perros. Ahí sí que hincarán el diente- Hasta ese momento se habían limitado a insistir en que era hija de su madre, como si eso a hiciera más interesante. Lucy ya le había explicado lo de la llamada de la periodista a su madre.

-¡Pues claro que lo eres!- exclamó él, inclinándose para besarla- ¿Tú qué crees que dirá Erza si la llaman?

-Que soy una hippy trasnochada y un bicho raro y un cero a la izquierda, o cualquier otra lindeza.

-Pobre de ella que lo haga- dijo Natsu con ardor- Si quieres saber mi opinión, yo creo que tu hermana en el fondo tiene celos- añadió, pensativo, contemplando el mar- Creo que le fastidia que seas tan bonita, que hagas lo que te apetece, y que siempre serás once años más joven que ella. Y es tan narcisista, que eso lo considera casi un insulto. Puede que ya te tuviera celos cuando eras una niña y tú no te enteraste. Dudo mucho que tenga que ver con que colgara los estudios ni con que te vinieras a vivir a Bolinas. Eso  es solo un pretexto.

>>Resumiendo: lo que creo es que está cabreada contigo por lo que tú eres y ella no. De entrada eres más joven. pero también más dulce, afable, compasiva. La gente te adora. Erza es más dura que un clavo de acero, ha tenido que serlo para llegar a donde a llegado. Lo único que tiene un poco de calidez es con Jellal que es su pareja. Sin él, sería una mujer insoportable. A todo el mundo le cae mejor Jellal, y eso ha de ser muy duro para tu hermana. Y para colmo Erza fue la hija única y mimada hasta que llegaste tú cuando ella tenía unos once años. Y la jodiste bien jodida. Yo creo que debajo de todas las pullas que te tira, está el hecho de que no te haya perdonado por existir. Siempre intenta humillarte, te trata como si tuvieras cinco añitos.

Continuara...

Tiempo Prestado  [Adaptación Nalu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora