Luchando Para Llegar a Ti

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- Creo que Magnus lo convertiría en rata solo para aplastarlo con su propia bota. – Dijo Isabelle sin remordimiento. – Yo le ayudaría, quizás.

- Edrian seguía órdenes. – Dijo Clary. – No me puedo imaginar por lo que está pasando, la culpa debe ser insoportable.

* * * * *

Edrian abrió la puerta principal de la gran entrada del instituto, en el pasillo estaba Vanessa saliendo de una de las habitaciones. No necesito mucho tiempo para correr en su dirección y dejar que ella se aferrara a sus brazos, Edrian la presiono con toda la fuerza que pudo. No dijeron nada por un momento, no fue necesario, había tanto entendimiento entre ellos que en muchas ocasiones no necesitaban hablar para saber lo que el otro pensaba. Después de un momento se separaron.

- ¿Por qué esta todo tan silencioso? – Pregunto Edrian.

- Todos los niños fueron enviados a sus habitaciones, incluso los mayores. No hay muchos Cazadores o maestros, todos fueron a las fronteras para luchar.

- Ahí es donde debería de estar.

- No te tortures de esta manera. No había forma de que lo supieras.

- No debí dejarlo ir, no debí...

- ¿Obedecerle? Sabes que es imposible.

- Se supone que debo ayudarlo, ser su mano derecha, su escudo y yo solo deje que se fuera.

- Tal y como lo hicieron todos los que estaban ahí, Edrian, entiende eso.

- No todos. – Dijo Edrian.

Vanessa Había escuchado lo que Alec le pidió hacer, como había golpeado a Magnus Bane para que este quedara inconsciente y le impidiera irse.

Vanessa no tuvo una réplica a eso, quizás era cierto, quizás incluso con el riesgo que corrían, Magnus nunca hubiera dejado que Alec se fuera, todo fue leído en los ojos de su amiga. Edrian no pudo más con la culpa y en un estallido de rabia, lanzo un golpe hacia la pared. Vanessa reacciono como la ágil cazadora que era y atrapo el golpe con su mano, le hizo estremecer pero podía soportar el dolor si evitaba que Edrian se hiciera daño.

Vanessa movió su mano de inmediato para convertir el bloqueo en una caricia. – Ven conmigo. – Le dijo y salieron del gran edificio tomados de la mano.

Bajaron las escalinatas y caminaron por los jardines encantados del instituto. Encantados para que lucieran siempre verdes. Caminaron por un par de minutos antes de que Edrian hablara.

- ¿Me has sacado para que no despierte a los chicos?

- Siempre que estoy preocupada salgo y camino un poco. – Dijo Vanessa sonriendo y sin soltar la mano de Edrian. – Estos jardines encantados son increíbles para tranquilizarme. Toma aire y deja que la ira se vaya, entonces las cosas comenzaran a mejorar.

- Quisiera tener tu serenidad. – Dijo Edrian.

Vanessa dejo de caminar y cuando Edrian se acercó, ambos estaban bajo uno de los arboles más altos, la cazadora jalo la mano que no había soltado y llego a los labios de Edrian. Le beso dulce y tiernamente.

- Te amo. – Le dijo una vez que se separó.

Edrian no estaba seguro de que decir. – Yo... Nessie en verdad....

- No necesitas decir nada, solo necesito que lo sepas, que dejes de hacerte daño, porque cuando lo haces me haces daño a mí.

- Nunca quiero hacerte daño.

Vanessa sonrió convencida. – Lo sé.

Ahora fue Edrian quien se inclinó para besarle. Los labios de Vanessa le daban paz que ahora era lo que más necesitaba, un refugio en el que podía ocultarse de sus propios pensamientos. La aprisiono entre el árbol y su cuerpo y Vanessa enredo sus dedos en el cabello de Edrian.

Guerra FríaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora