37. Te quiero

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Maratón 8/10

Capitulo 37: Te quiero

— ¿Preparada?— me pregunta Eric. Yo asiento con la cabeza y él me inyecta el suero.

Todavía no me siento los efectos del suero cuando veo que él también se lo inyecta.

— ¿Que estas haciendo?— digo extrañada. Creía que solo habíamos venido a que yo practicase.

— Voy a entrar contigo a tu pasaje del miedo. Para ayudarte.— contesta mientras deja la jeringuilla y se tumba a mi lado en la silla de dentista.

— ¿Eso se puede hacer?

— Ahora lo comprobaremos.

— ¿Lo has hecho alguna vez antes?— le interrogo nerviosa, mientras los efectos del suero empiezan a hacer a hacerse tangibles en mi.

— No.— admite con los ojos cerrados y bastante sereno. Yo, en cambio, estoy muriendome por dentro de lo nerviosa que estoy.

Y finalmente, pierdo el control de mis pensamientos y acciones, y me dejó arrollar por la alucinación en la que me induce el suero.

-0-

Abro los ojos y todo es agua a mi alrededor. Miro hacia todas partes en busca de Eric. ¿Ha funcionado? ¿Estará conmigo?

Y efectivamente, así es. Eric aparece por detrás dándome un susto de muerte. Me gustaría soltar un suspiro de alivio al saber que va estar conmigo y que ha funcionado, pero estamos debajo del agua y eso no sería muy inteligente. Así que me conformo con la reconfortante idea de que está aquí.

Pronto empiezo a sentir la ya familiar sensación de estar ahogándome y Eric me pregunta por gestos que pienso hacer. Después, él señala hacia arriba pero yo niego con la cabeza. Tan rápido como mis piernas nada expertas en natación me lo permiten, me sumerjo todavía más hacia el fondo. En cuanto llego al tapón, lo quito y el agua empieza a desaparecer.

Los siguientes miedos los supero tan rápido como el primero y tras apenas unos minutos, ya estamos de nuevo en mi pasillo favorito.

— Y vamos con el último— anuncia Eric—. Veamos cómo de terrible es.

Las personas comienzan a pasar por nuestro lado. Todas me miran tal y como lo hacen siempre: con desprecio y desdén. Al fondo del pasillo veo la puerta. Respiro hondo y comienzo a caminar hacia ella con paso seguro. Noto como Eric me sigue de cerca.

Ya había recorrido cierto tramo cuando empiezan los susurros:

— Divergente...— dice con asco una joven de pelo cobrizo.

— Pero mira que pintas llevas...— continua otro hombre.

— ¿De verdad crees que vas a llegar a ser parte de Osadía?— se burla otro.

— Das pena.

— Deberías volver a Cordialidad.

— No pintas nada aquí.

Y así y así continua los comentarios. Cada vez son más y peores. Empiezan a insultarme y yo cierro los ojos para intentar contenerme. Apretó la mandíbula con fuerza. La gente sigue hablando a mi alrededor: "Vuélvete llorando a tu mamá antes de que sea demasiado tarde", "¿no esperarías encajar aquí, verdad?", "Preferiría ser una abondada antes que ser tu", "Das asco", "¿Porque no te buscas unos amigos?"...

— Basta, basta...— susurro para mi misma. Pero no arreglo nada. No aguanto más.— ¡Basta!— gritó a la vez que me llevo las manos a mis oido y salgo corriendo.

La gente no se calla. Hablan y hablan, más y más alto. Yo corro y corro, abro los ojos y veo que por mucho que avance la puerta no se acerca. Es más, se aleja. Por mis mejillas empiezan a correr las lagrimas.

— No vales nada. — habla una voz.

— ¿Pero quien te va a querer a ti?— pregunta alguien.

— ¡Basta! Por favor...— suplicó mientras sigo corriendo y cierro los ojos para evitar seguir llorando.

— Ni siquiera tu madre te quería, por eso te abandono en los bosques.— recalca otro. ¿Cómo puede saber eso? Nadie lo sabe. Tan solo Johana.

— ¡M!— escucho llamarme a alguien. Pero no hago caso y sigo corriendo.

Estoy cansada de tanto correr y reduzco el ritmo. Entonces, alguien me coje de los hombros y me para. No tengo fuerzas para resistirme a su agarre.

— Basta, basta...— continuó susurrando.

— M, para. Si sigues corriendo nunca llegarás a la puerta.— me dice la misma voz que antes me llamaba. Pero estoy demasiado alterada como para escucharla con claridad o identificarla.— M, mirame.

La misma persona que me agarraba ahora me gira hacia su dirección. Las otras voces resuenan todavía, incansables, imparables...

— M, abre los ojos y mírame. Centrate en mi voz.— repite. Pero yo no le hago caso y solo lloro— M, nada de esto es real. Ninguna de estas personas es real.— Su voz se superpone al resto y las convierte en susurros. Pero todavía las puedo escuchar— Pero yo si, yo si soy real. Soy real y estoy contigo, ¿me escuchas? Nada de lo que están diciendo es cierto.

— Si, si lo es...— sollozo, todavía con los ojos cerrados. — Mi madre me abandonó, no valgo nada y nunca seré una osada. Eso es real, todo es real...

— No, no lo es. No te lo creas— insiste él, zarandeándome ligeramente de los hombros—. No te debe importar lo que piensen los demás, M. Ellos pueden decir lo que quieran, pero eso no lo convierte en real. Tan solo escuchame a mi, ¿vale?— yo asiento con la cabeza.— Te quiero, M. Y eso si es real.

Las voces a mi alrededor cesan instantáneamente. Si hay alguien que puede quererme, entonces puede que no sea tan mala persona, al fin y al cabo. Abro los ojos lentamente y enfrente de mi encuentro a Eric. Me limpio las mejillas mojadas con el dorso de la mano, mientras mantengo la mirada fija en él.

— ¿Mejor?— me pregunta.

De repente, tengo unas ganas increíbles de besarle. Pero recuerdo que estoy en una simulación y aunque lo hiciese, ninguno de los dos lo sentiría como tal. Así que me limito a abalanzarme sobre él y abrazarlo. Cierro los ojos de nuevo y me concentro para sacarnos de la simulación.  

SOMETHING BETTER~DIVERGENTE (Eric Fanfic)// TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora