33. Efímera felicidad

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Maraton 4/10

Capitulo 33: Efímera felicidad

Mientras intento escapar de Eric- o más bien del recuerdo de nuestra conversación- me encuentro a Uriah. Al verme con los ojos rojos y llorosos, me pregunta que me pasa. Al final no lo aguanto más y termino desahogándome con él. Se lo cuento todo- excepto la parte en la que Eric descubre que soy divergente- y me paso la mayor parte de la noche llorando sobre su hombro. Uriah es tremendamente paciente y compasivo conmigo, y aguanta mis lamentos toda la noche. Cuando decidimos irnos a dormir, le hago prometer que no le contara nada de eso a nadie, ni siquiera a Lynn o Marlenne.

Tras la charla con Uriah, me despierto mucho más despejada por la mañana. Suelo ser una persona muy reservada y cuando tengo un problema intento resolverlo yo sola, pero apoyarme en Uriah me ha sentado genial. 

Durante el resto de la semana intento recuperar mi rutina. El sábado, como todas las mañanas, salgo a correr. Después voy pegarle unos cuantos golpes al saco, lo que me viene muy bien para desahogarme totalmente. Y lo que es todavía mejor, no hay ni rastro de Eric por ninguna parte.

A la hora de la comida me siento con Uriah y Marlenne, quienes afirman que parece que he recobrado mi alegría cotidiana. Y de nuevo, no hay ni rastro de Eric por ninguna parte, lo cual me pone más alegre todavía. Sin embargo, tampoco hay rastro de Lynn, lo que resta puntos a mi alegría pues de verdad quería arreglar las cosas con ella.

Como no tengo nada que hacer por la tarde- ya que no pienso ir a la azotea-, decido pasar por mi pasaje del miedo y poner en practica los consejos de Maya. Una vez dentro de mi pasaje intente controlarme, intente pensar "de manera lógica, como lo haría alguien de Osadía" . Y para mi sorpresa, funcionó. Logró salir del asfixiante agua que me ahoga bajando hacía el fondo y abriendo un conducto por el que se va toda el agua, y me escapo de la habitación con las paredes aplastantes parándolas con varios tornillos que habían desperdigados por el suelo en el momento justo para después, apoyando mi espalda en una pared y mis pies en la de enfrente, poder salir trepando.

Cuando termino, me dirijo hacía las habitaciones de los nacidos en Osadía para contarle mis progresos a Uriah. Me siento la mar de contenta. Todo parece ir genial...hasta que me topo con Eric. Yo acababa de girar la esquina y él salía de una de las habitaciones del pasillo mientras se ponía una camiseta negra y tapaba unos abdominales perfectamente marcados. No puedo evitar quedarme observándole. Justo detrás él, aparece una chica en ropa interior. Es alta, rubia, con ojos azules y cuerpo de modelo; perfecta-sobretodo comparada conmigo-. Ella se queda en el marco de la puerta y se apoya en él mientras Eric termina de colocarse bien la camisa. Después, él se gira, la coge de la cintura y le mete la lengua hasta la gargantilla. No puedo evitar hacer una mueca de pura grima. Acto seguido, susurra algo al oído de la chica. Esta se ríe de forma coqueta y cierra la puerta. Es entonces cuando Eric se gira para irse y nuestras miradas se cruzan.

En ese momento, me doy cuenta de lo tensa que estoy; tengo la mandíbula apretada con con todas mis fuerzas y los labios fruncidos. Mis puños están tan cerrados que casi me clavo las uñas en la carne y estoy haciendo un terrible esfuerzo por mantenerme fuerte y no llorar de nuevo. En cambio, él no muestra el menor signo de expresión corporal. Sus ojos me observan indescifrables, la expresión de su cara se muestra impasible y su cuerpo esta en estado neutral. Me pregunto si para él esta escena sera tan incomoda como para mi.

Al final no lo aguanto más y agacho la mirada. Aún así, decido ser fuerte y seguir mi camino hasta Uriah. Se que en cuanto llegue hasta el podre llorar desconsoladamente cual magdalena sin sentirme culpable o incomoda. No se porque me duele tanto que el ya "haya pasado pagina"- si es que había alguna que pasar-. Entonces me doy cuenta de que llevo todo el día engañándome a mi misma, pensado que podía seguir adelante como si nada. La felicidad que había experimentado durante todo el día había sido meramente pasajera, una ilusión efímera que de repente solo tenía sentido porque no le había visto a él. Pero al verlo, y encima con otra chica... Todo se me había venido encima. Y a pesar de todo, saco fuerzas suficientes como para no romper a llorar en ese instante y pasar por su lado como si nada malo me pasase.

— M, ¿estas bien? — me preguntó cuando pase por su lado.

— Perfectamente— contesté, reprimiendo las lágrimas y sonriéndole.— ¿Porque no iba a estarlo?— la voz me tembló ligeramente, pero supe recomponerme lo más rápido posible.

Era extraño cómo en tan poco tiempo una persona había conseguido significar tanto para mi. Odiaba admitirlo, pero era cierto; Eric me gustaba de verdad y aquello me estaba matando por dentro de una manera tan inexplicable que ni tan siquiera yo llegaba a entenderlo.

— Puedo explicar lo que acabas de ver— intentó excusarse. Mire a sus ojos fijamente, pero seguían sin transmitir nada.

— No es necesario— dije, intentando sonar tan natural como él, aunque sin un resultando tan bueno como el suyo. Sería porque yo estaba fingiendo y él no. — No somos nada, nunca lo fuimos.

— Eso es mentira— susurró, de manera que si hubiera alguien alrededor, solo yo lo habría podido oír—. Y lo sabes.

— Después de nuestra conversación de ayer creía que eso había quedado bastante claro.

— M...

— Adiós, Eric— le interrumpí y me fuí.

Como una bala, ande lo más rápido que pude hasta la habitación de Uriah. Necesitaba un hombro en el que desahogarme antes de que la marea de sentimientos me arrastrara con ella.

Estúpido Eric. Y estupida rubia perfecta. Pero sobretodo, ¡estúpida felicidad efímera!  

SOMETHING BETTER~DIVERGENTE (Eric Fanfic)// TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora