Capítulo 30

292 28 3
                                    


Nota de la autora:

¡Buenas! Hoy os traigo el capítulo 30. ¡Me esperan unas semanas muy duras de estudio y veré si me puedo pasar por aquí! Si no puedo, no me echéis mucho de menos.

 ¡Me esperan unas semanas muy duras de estudio y veré si me puedo pasar por aquí! Si no puedo, no me echéis mucho de menos

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Salí al campo bastante nervioso por como me iba a recibir la afición tras mi vuelta al club. No me esperaba que fuese tan bueno el ambiente, no me acordaba de esto. Y la verdad es que me llevé una grata sorpresa porque me recibieron muy bien, me aplaudieron y los flashes se centraron en mí cuando salté al terreno de juego. Agradecí el cariño saludando al público.

Poco a poco los nuevos fichajes fueron saltando al campo y luego empezaron a hacerlo los jugadores que ya llevaban al menos una temporada en el equipo.

A Marco se le vio en su salsa, muy cómodo cuando la afición le recibió. Era muy querido y él también quería con todo su corazón y con toda su alma a este club. Agradeció el apoyo y se besó el escudo, yo sonreí por ese gesto. Yo aun no me merecía hacer eso, tendría que pasar un tiempo y demostrar mucho ante la gente que apoyaba el equipo y a sus jugadores. Pero estaba dispuesto a ello, a dejarme la piel por el club y a dar títulos, esta gran afición empezaba a merecerse lealtad, aquella que pocos tenían y que yo en su día no tuve, y merece recibir títulos. El domingo en la supercopa se merecían el primero, ojalá que lo consigamos.

Narra Marco:

Estaba muy feliz de estar ante mi afición, iba a entrenar por primera vez con el equipo, con mis compañeros y eso me hacía sentir muy feliz. El domingo, es decir, mañana no jugaría contra el Bayern, pero estaría apoyando a mis compañeros hasta el final para que pudiesen conseguir el primer título de la temporada. Nuestra afición merecía ese título y muchos más esta temporada.

El entrenamiento fue muy bien, no forcé mucho y me empecé a sentir muy cómodo. Toqué algo de balón y todo iba mejor para mí.

La gente decía que a lo mejor volvía a mediados, Tuchel no se lo creía. Yo esperaba llegar, lo iba a intentar, pero sin forzar nada. Quiero estar bien para la temporada e intentar ir a esa Copa de Confederaciones a la que irá Alemania ya que fue campeona del Mundo.

Tras el entrenamiento me acerqué a la grada para firmar camisetas, banderas, bufandas y demás cosas del Borussia Dortmund. También, me hice varias fotos, hablé con algunos fans y también regalé mi camiseta. Además de algunas camisetas que nos dieron para lanzarlas al público.

-¡Capitán! ¡Capitán!- Me cantaba la grada y no podía estar más contento por ello.

Aún no era oficial que fuera a ser capitán, pero estaba deseando serlo y tenía muchas ganas de demostrar mucho más el amor que sentía por el club y ser el mayor representante en el campo. Sin duda, era un orgullo ser el capitán de un club tan grande como el Borussia Dortmund.

-¡Moreno!- Mario se giró y me miró con su gran sonrisa y sus cachetes ya hinchados y sonrojados.- ¿Qué tal?- Le agarré por los hombros y entramos al vestuario para ducharnos y cambiarnos.

Ahora debía controlarme ya que me costaba verle con poca ropa o desnudo sin excitarme. Cuando nos cambiábamos en el vestuario nos evitábamos para evitar situaciones incómodas delante de nuestros compañeros. Además, no se nos estaba permitiendo ser novios cuando estábamos trabajando. No nos podíamos distraer, pero sí estar de buen rollo. Y si nos enfadábamos, debíamos aparentar normalidad y ambos lo sabíamos.

-Bien, me han recibido muy bien.- Sonrió él y me dieron ganas de besarle, pero me contuve, es lo que debía hacer.- Y luego me he acercado a ellos y todos querían una firma, una foto, que les diese las camisetas que nos han dado para regalar.

En la carita de Mario se podía ver la ilusión que tenía por estar de vuelta y no podía estar más contento por él.

Le conté cómo me lo había pasado yo y luego, nos evitamos mientras nos cambiábamos de ropa.


-Quiero hablar con vosotros.- Exigió Pierre.

Ya solo estábamos nosotros tres en el vestuario. Mario y yo nos quedábamos siempre hasta tarde aquí porque nos gustaba quedarnos solos, pero hoy no iba a ser posible porque Auba nos interrumpió. Eso sí, nunca habíamos hecho nada en el vestuario, por respeto a nuestros compañeros de equipo y amigos, solo nos habíamos besado cuando nos habíamos quedado solos.

-¿Nos dejas irnos?- Pidió Mario amablemente a lo que Auba se negó y empecé a cabrearme.

-¿Nos dejas ser felices?- Pregunté ya un poco mosqueado.

Aubameyang no dijo nada.

-Solo quiero aclarar todo.

-Mientras que no te entrometas todo estará bien.- Dije secamente.

-Solo quiero que no me odies, Marco.

-Qué pena, ya lo hago.

Mario me dio un pequeño golpe porque sabía que me había pasado. Tampoco tenía que ser tan cabrón como él lo había sido, no quería ponerme a su nivel, eso se lo dejaba a él.

-Solo déjame mostrarte que estoy arrepentido.

-Pero hoy no y menos con palabras, tiene que ser con hechos también.- Mi voz sonó firme.

-Lo haré. Por el momento solo quiero deciros que siento haberos hecho daño y que os dejo ser felices, me voy a centrar en mi familia.

-Creo que es lo que debes hacer, ellos te quieren.- Mario sonrió y fue bastante amable con Pierre.

Yo aún no podía serlo, pero comprendía que Mario lo fuese porque Auba le había dicho la verdad del beso que nos habíamos dado en mi departamento, más bien el que me había dado él ya que yo no quise.


¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Será nuestro secretoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora