Capítulo 29

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Nota de la autora:

¡Buenas! Siento no haber subido ayer, pero se me pasó completamente ya que vinieron mis primos...

¡Buenas! Siento no haber subido ayer, pero se me pasó completamente ya que vinieron mis primos

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Me desperté con mucho ánimo porque hoy el equipo de esta temporada sería presentado en el Signal Iduna Park. Esta cita siempre era muy importante porque entrenábamos en el estadio bajo la atenta mirada de nuestra afición y eso nos llenaba de alegría, de satisfacción. Y mucho más esta vez ya que esta temporada queríamos luchar por todos los títulos y teníamos equipo para hacerlo y para llegar muy lejos.

-¡Rubio!- Exclamó Mario entrando en la cocina.

Me giré para verle entrar con una sonrisa muy grande y con sus ojos bien iluminados, se le notaba muy feliz y conocía la razón.

-¡Hoy es el día! ¡Hoy es el entreno en el estadio!- Gritó entusiasmado.

-Y de nuevo te veremos en ese gran estadio que tenemos.- Sonreí agarrándome a la encimera porque estaba temblando de los nervios. Este día siempre despertaba buenas sensaciones en mí, pero también muchos nervios.

-Estoy algo nervioso por cómo me va a recibir la afición.

-Te recibirán con los brazos abiertos, te lo aseguro.- Intenté tranquilizarle porque si la ilusión ya te ponía nervioso, pensar en algo negativo, en que algo podía salir mal te podía jugar una mala pensada.

Me acerqué al moreno y le rodee delicadamente, le atraje hacia a mí y le deposité un beso en el cuello, un escalofrío recorrió todo su cuerpo y yo lo noté por lo que reí.

-No te excites ahora, moreno.-Reí a carcajadas y él se sonrojó.

Pellizqué uno de sus cachetes que se había inflado como siempre y que estaba completamente rojo. Mario rio e intentó calmar sus nervios soltando esa risa.

Desayunamos tranquilamente ya que no tendríamos que ir hasta después de comer al estadio porque la presentación era por la tarde. El entrenamiento sería allí delante de toda la afición por lo que teníamos la mañana libre y queríamos aprovecharla.

-¿Te apetece si vamos a dar una vuelta por Dortmund?- Preguntó Sunny.

-Por supuesto, pero tendremos que ir como amigos.- Se lo dije un poco triste ya que me gustaría que el mundo del fútbol no fuese tan homófobo y pudiésemos cantar a los cuatro vientos lo que sentíamos el uno por el otro porque no nos gustaba escondernos, pero no había remedio.

Finalmente, fuimos a pasear por Dortmund. Entramos en varias tiendas a comprar alguna prenda igual, nos gustaba tener ropa parecida, pero no éramos como esas parejas que se la ponían el mismo día, no éramos tan empalagosos. Solo nos gustaba vestir parecido, eso era todo.

-¿Aun sigues guardando el collar?- Preguntó Mario.

-¿El que lleva inscrito M&M? Sí, aún lo tengo.- Respondí muy feliz, esperando que Mario también lo tuviese.- ¿Y tú?

Él asintió levemente y no pude reprimir una sonrisa.

-Quiero que nos lo pongamos algún día, aunque no sea el mismo día.- Afirmó Mario.

-Vale, a mí también me encantaría.

Ese collar nos lo habíamos regalado la primera vez que salimos, antes de que Mario se fuese al Bayern porque queríamos llevar algo igual, tener siempre al otro presente, pero yo lo guardé lo más lejos de mí cuando él se fue. Incluso pensé en tirarlo, pero no pude deshacerme de él.

-¿Por qué no lo tiraste?- Pregunté con bastante curiosidad y esperando con ansias la respuesta que me daría el moreno.

-Nunca dejé de amarte, incluso cuando me intenté convencer de que era heterosexual, y por eso no me pude desprender de él, eras muy importante para mí y lo sigues siendo.

Las palabras de Mario me conmovieron, estuve a punto de llorar por lo que me había dicho, me tuve que contener por si había algún paparazzi persiguiéndonos por Dortmund.

-Yo tampoco pude desprenderme de ese collar, era importante para mí al igual que tú.

Mario quiso agarrarme la mano, pero se tuvo que reprimir. Esto es lo que odiaba, que en plena calle no pudiésemos comportarnos como una pareja normal por el mundo homofóbico en el que vivíamos.

-¿Te parece si vamos a casa?

Sunny asintió con la cabeza, se sentía un poco incómodo al no poder abrazarme o darme la mano porque podrían descubrirnos así que sabía que lo mejor era volver a casa, a la intimidad de nuestro hogar o de nuestros hogares ya que no vivíamos en la misma casa y nos íbamos turnando, un día en una y otro en otra, donde estábamos cómodos y podíamos darnos todo el cariño que quisiéramos, sin tener que escondernos de nada ni de nadie.


Ya habíamos llegado al estadio y desde el túnel de vestuarios se oía a la afición rugiendo por ver a los nuevos fichajes y por ver a los jugadores que ya estábamos en el equipo. Se comenzó con los nuevos fichajes y yo intenté calmar a Mario diciéndole que todo saldría bien cuando el público le recibiese porque el equipo que estábamos formando daba muchas ilusiones y esperanzas para la nueva temporada que comenzaba.

-Quiero hablar contigo.- Dijo Marco.

Götze y yo nos giramos para ver a Aubameyang con una gran sonrisa.

-Y contigo también Mario.

Le lancé una mirada que si las miradas matasen, él ya lo estaría.

No podía pretender que quisiera hablar ahora, con todos los compañeros a nuestro alrededor, con las cámaras y a punto de saltar al campo para presentarnos ante nuestra afición.

-No ahora.- Dije tajante y me alejé un poco de él, tampoco quería levantar sospechas ante las cámaras que se encontraban en el túnel.


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