Capítulo 33

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And I look back and regret how I ignored when they said: "Run as fast as you can"

2016

Devi dejó su vieja pluma sobre la mesa y, con un profundo suspiro, apoyó los codos sobre su escritorio de una forma bastante poco profesional y se tapó el rostro con las manos. Llevaba casi tres horas repasando un caso que tenía para un juicio que tenía en tan solo un par de días y sentía que la cabeza le iba a estallar. Y a pesar de haberse tomado ya dos cafés, su cuerpo parecía demandar más cafeína para poder continuar trabajando. Devi no veía el momento de poder llegar por fin a casa y darse una ducha caliente pero, por desgracia, aún le quedaba bastante trabajo en el bufete, pues aún tenía que entrevistarse con el nuevo becario y continuar con aquel caso...

Se echó para atrás en el enorme sillón de cuero que en su momento perteneció a su padre y estiró los brazos. Aunque su enorme despacho estaba completamente en silencio, podía escuchar las voces del resto de personas charlando fuera como un continuo runrún que parecía no tener fin, aunque tampoco era un sonido desagradable. Hizo girar la silla con los tacones de sus altos zapatos negros y su vista viajó por las muchísimas estanterías de madera oscura con viejos tomos que decoraban el despacho, los diferentes diplomas que colgaban en la pared, como los de su padre y el suyo propio, el de su graduación como suma cum laude en Harvard, hasta que finalmente su vista se fijó en las tres fotografías que tenía sobre su gran escritorio. En una de ellas, aparecía junto a Andrew, Callie y Olivia cuando fueron de vacaciones a Francia, dos años antes de la muerte de Andrew, y los cuatro posaban con amplias sonrisas junto a la Torre Eiffel, Callie aferrada con fuerza al cuello de Andrew y Olivia con su rubia cabeza apoyada en el pecho de Devi mientras ésta la abrazaba con fuerza. Otra de las fotografías era de su boda con Andrew, en la que ambos, unos jóvenes de veinticinco años que tenían toda una vida por delante, se observaban con tal devoción que, siempre que Devi se fijaba en ello, sentía el corazón temblarle. Y finalmente, la última fotografía era una en la que aparecían en el gran salón de su vieja mansión de High Hamilton: John, su padre, estaba sentado con expresión grave en su viejo sillón de cuero y su madre, Victoria, con aquella mirada intensa de color aguamarina que siempre daban la sensación de saber más de lo que parecían y los labios fruncidos con fuerza, un vago recordatorio de la adusta mujer que siempre había sido o que había querido hacer creer que era. Finalmente, Devi aparecía, con diecisiete años, con una mano apoyada sobre el sillón de su padre y Maggie, con sus quince años, junto a Victoria. Puede que no hubiesen sido la más feliz de las familias, ni la más estructurada, pero, por alguna razón, a Devi siempre le había gustado aquella foto. De alguna forma, era como una ilusión de esa familia fuerte y unida que siempre habían tratado de hacer ver a los demás que eran. Aunque la realidad, claro está, hubiese distado mucho de ello. Sobretodo a partir de mil novecientos ochenta y ocho, cuando los pilares de la familia estuvieron a punto de derrumbarse por completo...

De repente, unos suaves golpes en la puerta hicieron a Devi salir de su ensimismamiento con un respingo de sorpresa. Se atusó un poco el pelo y se masajeó las sienes y, finalmente, dijo "adelante".

Al instante, la puerta se abrió y Phil Robinson se asomó con una amplia sonrisa en su atractivo rostro. A pesar de sus arrugas y las diversas canas en su pelo negro, que seguía siendo tan abundante como cuando era joven, Phil conseguía, de alguna forma, mantener ese aire de juventud que Devi sentía que la había abandonado hacía ya mucho tiempo.

-Devs, ha llegado el chico nuevo. – Dijo Phil, tan risueño como siempre. A pesar de que eran socios del bufete y de los muchos años que llevaban trabajando juntos, Phil seguía tratando a Devi con su habitual manera amistosa, con sus motes y sus bromas, y Devi estaba encantada con ello.

-Oh, mierda, lo había olvidado. – Masculló Devi, de una forma bastante poco profesional. Se pasó una mano por el rostro tratando de despejar su embotada mente y finalmente dijo, mientras se levantaba: - Dile que pase.

Warrior | l. t. |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora