Capítulo 16

198 31 2
                                    

Darlin', I was there once a while ago. I know, that it's hard to be stuck with people that you love when nobody trusts. Pretty please, I know it's a drag, wipe your eyes and put up your head, I wish you could be happy instead.

Callie

En cuanto entré en aquella habitación, supe que había cometido un grave error al aceptar a esta locura del Psicólogo.

La sala, cuadrada y pulcramente ordenada, de paredes azules y el mismo suelo que había en el resto del hospital, estaba llena de diplomas colgados dondequiera que mirases. Tras el gran escritorio de madera de roble atestado de papeles se sentaba una esbelta mujer pelirroja que debía de tener entre cuarenta y cincuenta años y que, sin duda, iba acorde con su despacho: elegante, pulcra y un poco fría.

Se levantó de su enorme sillón en cuanto entré tras llamar un par de veces a la puerta y esbozó una sonrisa. Entonces, se acercó a mí y dijo:

-¿Caledonia Fraser? – Sin darme tiempo a hacer el más mínimo gesto o pronunciar una respuesta, me sacudió la mano como saludo y añadió: - Soy la doctora Jill Clemmens. Un placer. Por favor, siéntate.

Volvió a tomar asiento tras su escritorio y me hizo un gesto para que me sentase frente a ella, así que eso hice, sintiendo mis barreras defensivas más altas que nunca.

-Bueno, ¿cómo estás? – Preguntó, mientras tomaba una tablilla con un folio y un bolígrafo y se reclinaba en su silla.

-Bien. – Dije, sucintamente, con todo el cuerpo en tensión. Sabía perfectamente que aquello era una malísima idea; ni si quiera tenía que haber cedido frente a mi madre.

La doctora asintió una única vez y me observó con una mirada suspicaz, como si me estuviese analizando. Y, teniendo en cuenta que era Psicóloga, eso era probablemente lo que estaba haciendo. Y lo odiaba.

-He... hablado con la doctora que lleva el control de tu... diabetes, la doctora Williams, y también con tu madre. - ¿Cuándo vino mamá a hablar con ella? No pude evitar preguntarme en mi fuero interno, estupefacta ante esa revelación. – Y... bueno, me dijeron que, desde hace más o menos un año, han creído ver en ti... algunos síntomas bastante característicos de... depresión. – Habló de forma calmada y, en cierto modo, reticente, como si no supiese cómo abordar ese tema sin espantarme como un animal salvaje.

-Oiga, doctora, sinceramente no sé qué hago aquí. No tengo depresión. Si estoy aquí porque no estoy todo el día sonriendo, solo puedo decir que siento no ponerme a dar saltos de alegría por el hecho de tener diabetes mellitus. – Repuse, tratando de dotar a mis palabras de la mayor placidez posible; puede que fuese muchas cosas, pero desde luego sabía que debía respetar a la doctora.

La doctora Clemmens se me quedó mirando unos instantes de esa forma escrutadora que tan nerviosa me ponía. Entonces, asintió una única vez y anotó algo en el folio, lo que no hizo más que alterar aún más mis nervios.

-Bueno, vayamos por partes. En primer lugar me gustaría hablarte un poco de la relación que hay entre tu enfermedad y la depresión. – Tal vez vio un signo de contrariedad brillar en mi rostro a pesar de que me mantuve callada, porque a continuación alzó la mano y dijo: - Con esto no quiero implicar nada, ni mucho menos quiero decir que tengas depresión. Tan solo creo que es bueno que te familiarices un poco con ello, porque es normal que estés un poco desinformada en este respecto. – Cruzó las piernas y entrelazó sus manos sobre la rodilla. Entonces carraspeó y continuó: - Creo que es recomendable que sepas que las personas que sufren tu enfermedad tienen el doble de riesgo de sufrir depresión que las personas sin ella. Puede haber episodios depresivos algo más prolongados, lo que puede haber llevado a tu madre y tu doctora a pensar que sufres depresión, ya que, según ellas, los síntomas comenzaron a manifestarse hace ya un año. – Me guardé mi opinión para mí misma, ya que, sin duda, no haría ningún bien decirla en voz alta. Además, cuanto antes terminase esto, mejor. – Y puede que te estés preguntando para qué te estoy contando todo esto. Bueno, Callie, el caso es que la depresión es una enfermedad a la que la gente no suele darle toda la importancia que tiene. Piensan que con unas cuantas pastillas y un buen psicólogo se puede superar, pero es un proceso mucho más complejo. Y no es una excepción para las personas con... diabetes mellitus. Los últimos estudios han demostrado que el trastorno depresivo en personas diabéticas incrementa el riesgo de muerte por enfermedad coronaria y que, además, tiene una gran relación con el padecimiento de... hiperglucemias.

Warrior | l. t. |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora