Capítulo 6

81.5K 6.2K 889
                                    

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Que ilógica que es la vida y sus lecciones

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Que ilógica que es la vida y sus lecciones. Te la pasas escuchando grandes historias y muy buenos consejos sobre cómo vivirla para tener éxito en algún punto de esta, pero cuando llega el momento de actuar te quedas en blanco. Las buenas palabras se esfuman de tu cabeza y hasta llegas a lucir como un completo imbécil cuando, ni siquiera, tu cuerpo se mueve del impacto que algunas cosas te dan. Dicen que el día que menos lo pienses todo se va a acomodar, yo diría que el día que menos lo pienses todo se va a joder. Y que me disculpen los jóvenes que me rodean, pero esta mierda me tenía noqueada.

Muy cierto es que el sufrimiento había atropellado mi sonrisa y que me había dejado goteando latidos pausados por muchos años, pero yo ya lo había superado. Me costó, jamás lo negaré, pero lo hice. Sin embargo, la vida, o al menos la mía, no sé cansada de obligarme a caer. Sobre todo, a caer en el color tan bello que él, todavía, tiene.

Todos los recuerdos pasaron frente a mis ojos, era como si mi alma había decidido salir de mi cuerpo y ver mi propia película. Sentía el flash de cada recuerdo cegándome por completo y obligándome a ver esa escena que, si lo analizaba, hacía que mi pecho doliera. Miraba los besos, los abrazos, las caricias y las mil veces que lloré por su culpa. Mi pecho se hundió cuando recordé sus palabras y si, éramos apenas unos niños, pero para el dolor no hay edad.

El enojo comenzó a acumularse dentro de mí cuando vi que él solo sonreía con ese maldito brillo en sus ojos que ame tantas veces, mientras él solo buscaba cómo engañarme y humillarme. Una vez, hace mucho años atrás, me dijeron que este tipo de situaciones pasan cuando estás muriendo, ¿acaso mi cuerpo ha decidió morir en este momento? Quizás, solo quizás, dentro de unos segundos veré el túnel con la luz blanca y a Dios diciéndome que ya era mi momento. Creo que eso sería menos preocupante que lo que estoy viendo.

Golpee mi rostro con una palmadita cuando vi que parpadeo. Realmente estaba ahí, frente a mí, y yo continuaba como idiota. Me preguntaba si había hecho algo excesivamente malo como para que Dios me castigara de esa manera, es decir, tirarle saliva al café de mi jefe no es tan malo, ¿o sí?

— ¡Katherine! — Ben fue el primero en moverse, él caminaba hacia mí con ambos brazos abiertos y la felicidad palpable —, ¿cómo has estado?

Juro encontrarteWhere stories live. Discover now