Capítulo:52

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Allí.

Un golpe tras otro, sus movimientos eran mecánicos, no los pensaba, golpeaba sin parar aquel saco de boxeo colgado del techo. No se había parado a ponerse los guantes, se vendó las manos y comenzó a golpear el saco con su pulida técnica.

Había dicho que no, y era que no en toces se la nombró "si tengo que matar a tu noviecita la mato" lo dijo con una serenidad, con una tranquilidad y una sinceridad que inquietaría a cualquiera. Pero Harry no era cualquiera, él era su hijo.

Sabía, y muy bien, que aquello de matarla no era una amenaza, que era una advertencia. Sabía que no le temblaría el pulso, llegado el momento mataría a Dafne y su padre saldría ileso, no pagaría su crimen. Él nunca pagaba sus crímenes, tal vez alguien lo hiciera por él, como Harry ya hizo una vez.

Lo tenía todo controlado, Dafne se iría y él con ella. Su padre seguiría en esa venganza en la que siempre estuvo metido ¿de quién se vengaba? ¿De qué? Nunca lo supo y le daba igual, Harry solo quería irse con Dafne y si no le quedaba de otra, con Louis también.

Llamaron a la puerta, Harry no lo escuchó estaba demasiado metido en su actividad. Una vez más, le pareció que llamaban, pero siguió dando golpes mecánicos hasta que la pantalla de su móvil se ilumino "Dafne"

Dejos los golpes abrió el mensaje "¿estás en casa?" no contestó, caminó hasta la puerta quitando las vendas de sus manos y cuando estuvo frente a ella la abrió. Su novia con un móvil entre sus manos.

Que guapa iba. Llevaba el pelo suelto y ni una gotita de maquillaje en su rosto. Que perfecta era su piel. Los vaqueros se ajustaban a la perfección en sus piernas y su jersey de hilo negro dejaba al descubierto su hombro derecho.

Le sonrió, su novia le sonrió y entró sin ser invitada. Ella sabía muy bien que no necesitaba invitación para entrar en aquel piso de lujo.

— ¿Por qué no me abrías?— preguntó encaminándose a la cocina.

—No he escuchado que llamabas. — La vio abrir la nevera y sacar el zumo de naranja. — ¿Vas a seguir el ejemplo de Louis y vas a arrasarme la nevera cada vez que vengas?

—No, bueno hoy si. — Volvió abrir la nevera. — Tengo mucha hambre. — cogió dos huevos y miró a Harry. — ¿Dónde están las sartenes?

Harry no le contestó, prefirió dejar de estar apoyado en el marco de la puerta y sacar una sartén de uno de los armarios para entregársela a Dafne. "Gracias" le susurró ella poniendo la sartén al fuego.

— ¿Qué haces aquí?— Dafne rompió los cascarones de los huevos y los dejó caer en la sartén.

—Hace tres días que no vas a clase, o al menos yo no te he visto, y venía a comprobar que todo está bien. — comenzó a revolver lo huevos. — ¿Y? ¿Está todo bien?

—Sí. Voy a ducharme, no te vayas.

Cuando salió de la ducha, vistiendo únicamente con unos boxes negros, Dafne seguía allí, tumbada en el sillón mientras tocaba la pantalla de su teléfono móvil, allí. Fue en ese momento, cuando la vio pasando el tiempo, que una idea tonta cruzó la cabeza de Harry "Estaría bien tenerla bajo mi mismo techo, muy bien"

—Louis dice que viene para acá. — le habló Dafne.

—Lo raro es que no estuviera ya aquí.

Dafne rió mientras le decía que tenían una relación un poco rara "¿Cómo no va a ser rara si él es raro?" La puerta fue abierta, Louis estaba allí, Harry bufó y se fue hacia la habitación. Louis fue hacia la cocina y volvió al salón con una cerveza y palomitas recién hechas.

Ella {EDITANDO}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora