Capítulo:26

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Lo decidió

Ya hacía una semana desde que aquellas palabras salieron de la boca de Harry y entraron en los oídos de Dafne. Una semana en la que Dafne se sentó sola en la mesa compartida, una semana que Harry paso de bar en discoteca y de discoteca a su cama donde pasaba la noche teniendo sexo y las mañanas durmiendo.

Pero aquel lunes Louis quiso poner fin a los almuerzos solitarios de Dafne y la activa vida sexual de Harry. Así que a la diez de la mañana estaba aporreando con fuerza y desespero la puerta de piso de Harry. Entre gruñidos y quejido Harry se levantó de su cama, le abrió la puerta a su amigo, echó de su casa a las dos muchachas con las que se divirtió la noche anterior y se volvió a meter en la cama arropándose hasta la cabeza. Pero Louis destapó su cuerpo.

—Date una ducha que apestas y prepárate para ir al instituto.

— ¿Qué coño haces tío?— Le gritó Harry enfadado.

—Estoy haciendo de madre ¿no lo ves?

Tras una larga lucha y tras recibir un par de puñetazos en su rostro por parte de Harry, Louis, consiguió lo que quería. Harry estaba aparcando su coche en el aparcamiento del instituto. Se quedó en el interior del vehículo fumándose un cigarrillo hasta que llegó la hora del almuerzo, entonces salió de él y fue a la cafetería. Dafne estaba en la mesa compartida jugando a un extraño juego con sus patatas fritas y el kétchup donde mojaba una y otra vez la misma patata para luego cambiarla por otra. Harry la miró desde la puerta del lugar, seguía tan bonita como el día que la dejó salir de su coche. La muchacha encontró la patata que debía comerse y se la metió en la boca. La masticó con calma y bebió de su pequeña botella de agua antes de volver a jugar con las patatas y el kétchup. Harry dejó de mirarla, consiguió algo de comida y fue a sentarse frente a Dafne. Esta lo miró y sonrió sin saberlo, Harry simplemente cogió su hamburguesa entre sus manos y empezó a comer.

—Harry. — Susurró Dafne.

—Dime. — Le dijo él mirándola y dejando su hamburguesa en la el plato.

—Yo...— mordió su labio. — estoy cansada y aburrida, no quiero dar clases.

—Pues vete.

Harry volvió a coger su hamburguesa y continuó comiendo. A Dafne el corazón le comenzó a latir con un poco más de fuerza y para que no corriera sin rumbo dentro de su pecho cogió una bocanada de aire y volvió a hablar.

—Harry sácame de aquí, por favor.

Harry la miró, vio como miraba su plato y jugaba con su comida. Le dio un muerdo a su hamburguesa, masticó y bebió un poco de su agua. Dejó lo poco que quedaba de su comida en el plato y mirando a la chica frente a él. Habló.

— ¿Y a dónde quieres que te lleve?

—No lo sé. — Se miraron a los ojos, era tan perfecta.

—Vámonos. —Harry se levantó y comenzó a caminar seguido por Dafne.

Harry conducía su mercedes negro por Los Anteles sin saber cuál era el destino. Lo que si sabía era que tenía sueño y estaba muy cansado. La noche anterior había bebido mucho y dormido poco, tenía resaca. Miró a Dafne, la muchacha jugaba con sus dedos, su corazón corría sin rumbo en su pecho, comenzaba a creer que su respiración sería irregular en cualquier momento, estaba nerviosa. Harry por instinto puso rumbo a un Starbucks.

—Necesito un café, voy a por uno. — Dijo cuando paró el coche.

Fue en ese momento cuando Dafne se dio cuenta que lo que ella necesitaba era a Harry. Hechó su pelo para atrás y salió del coche para seguir al del cuerpo de dios griego, quien pulsó el botón de las llaves de su coche cuando escuchó la puerta cerrarse.

—Un cappuccino. — Pidió Harry.

La muchacha de pelo liso, castaño y recogido en una coleta alta le sonrió y miró a Dafne quien estaba junto a Harry mirando hacia sus viejas zapatillas. Harry miró en la misma dirección que lo hacia la muchacha.

—Dafne ¿tú quieres algo?

Una tila pensó, pero acabó pidiendo una café con hielo. Los dos bebían sus cafés en silencio y sentado el uno frente al otro. Dafne miró a Harry, miró los ojos verdes que no la miraban a ella y lo decidió. Iba a vivir una sola vez, estaba viviendo y quería a Harry en su vida. Quería intentarlo y lo iba hacer en aquel momento, iba a ignorar las palpitaciones de su corazón, lo había decidido, iba a hacerlo.

—Harry. — Él la miró. — El otro día en tu coche, bueno cuando me dijiste que... bueno que...

—Que te quiero, te dije que te quiero. — Harry dijo lo que Dafne no era capa de pronunciar.

—Si eso. — Dijo mientras asentía. — Veras es que yo no, no lo esperaba. Me pilló por sorpresa y no supe que decirte.

Harry cogió su café mientras miraba a Dafne y dejaba salir de su boca un "ya" para después beber.

—Puede que yo también te quiera.

— ¿Puede?— Preguntó Harry mirando los ojos de la que estaba frente a él.

—No bueno yo— suspiró —te quiero.

Harry mojó sus labios para esconder la sonrisa que querían formar sus labios y susurró un simple "bien." Bebió de su café mientras miraba como Dafne volvía a jugar con sus dedos nerviosa.

—Tú también me has pillado por sorpresa y además con la peor de las resacas.

Harry se puso de pie y bajo la atenta mirada de Dafne se acercó a ella, quien se puso de pie frente a él y dejó que la besara. Dejó que la lengua de Harry se colara en su boca y disfrutó de la guerra que se había creado entre ellas. Si hubieran podido hubieran parado ahí el tiempo. Sentir lo que sentían mientras se besaban les era suficiente. Tener sujeta la cintura de Dafne a Harry le parecía el cielo. Que Dafne jugaba con su pelo rozado y corto mientras se besaban le resultaba placentero. Si no fuera por la necesidad que tenían por respirar se habría quedado así durante el resto de sus vidas y hubieran sido felices.


Ella {EDITANDO}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora