Capítulo: 51

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Nueva York.

Ahí estaba ella, mirando el sobre cerrado. Sus codos apoyados en la encimera, sus manos sujetando su rostro y su mirada pegada al papel blanco. Guardó con rapidez el sobre en su enorme bolso negro y lo dejó caer al suelo.

Minerva miró a su hija ¿cuánto hacia que no le decía nada? ¿dos semanas? ¿Tres? Desde que Harry estuvo allí. No quiso preguntar que había guardado con tanta desesperación, tenía algo mucho más importante que decirle. Llenó un vaso de zumo y se sentó junto a su hija.

—Ya he elegido la universidad a la que iras. Esta aquí, en Los Ángeles.

Se suponía que le tocaba a su hija hablar, pero esta no dijo nada. Estaba cansada de una lucha que siempre perdía, que ganara Minerva todas las batallas, a ella le bastaba con ganar la guerra, no pelearía, no hasta que no fuera inevitablemente necesario. Cogió su enorme bolso negro y salió de la cocina.

Que emocionados estaban todos los alumnos, que cerca estaba el verano. Con que ganas preparaban la graduación, un mes, faltaba un mes. Ya pensaban en el vestido que llevarían al baile, había quien ya lo tenía.

Dafne ni tenía vestido, ni había pensado en que se iba a poner. Quien sí lo había pensado era Emma, ella ya tenía el vestido, era precioso de un celeste cielo, largo, con escote palabra de honor, unos zapatos color plata, lo llevaría con unos zapatos color plata.

La vio en su taquilla guardando algo en ella, llevaba sus típicas zapatillas, y la coleta mal hecha. Se acercó a ella, no era su amiga, eso no había cambiado y no lo haría porque se acercara ella.

— ¿Tienes el vestido para la graduación? —Dafne la miró y agitó su cabeza. — ¿Ira Harry? — se encogió de hombros y comenzó a caminar. Emma la siguió. — No ha habido manera, dos años pidiéndote que entres en el equipo y nada.

—Ya bueno, no es lo mío.

— ¿Qué no es lo tuyo? Que te he visto bailar. Oye no me caes bien, lo sabes ¿no? — Dafne asintió. — Pero estaría bien que te quedaras a la fiesta de después de la graduación, a poder ser sin Harry, pero vamos que veo más probable que se quede el sin ti que tu sin él, asique...

Y se fue así sin más, meneando sus caderas, con ese baile de derretir a todo el que mira su trasero en movimiento.

— ¿Estás segura que no es tu amiga?— Harry apareció junto a Dafne. — Tenemos que hablar, te espero en el campo de football en el descanso.

Igual que apareció desapareció, y Dafne siguió su camino, tan tranquila a pesar de que le habían dicho la típica frase con la que los finales empiezan, y ella lo sabia pero ahí estaba, tan tranquila, culpó a Harry de ello, el estaba tranquilo cuando dijo la frase, la típica frase.

Fue al encuentro a escuchar eso que tenían que hablar y si era necesario a hablar de ello también. Estaba allí, y que bien se le veía allí. Dejó de estar tranquila, porque no queria dejar de verlo así de bien y además porque ella queria tocarlo, adueñarse de esos abdominales que no le pertenecían a ella, que le pertenecían a él.

¿Y si era el final de algo que no queria que acabara?

Se giro y la vio allí parada. Que labios tenia, y su pelo, Dafne hubiera dado tanto por enredar sus dedos en ese pelo alborotado. Harry le hizo un gesto y ella se acerco, se sentaron en el césped, uno frente al otro, con las piernas cruzadas.

—Se acaba el curso, necesito saber que vas hacer. —Ella volvió a respirar.

—Puede que me vaya a Nueva York. —Ahora volvió a respirar él.

Sacó el sobre de su bolso negro y se la entregó "llegó hacer tres días, no soy capaz de abrirla" Harry si fue capaz, lo hizo con facilidad, antes de que Dafne pudiera darse cuenta de lo que su novio hacia con su carta cerrada.

La leyó, Dafne estaba nerviosa con una expresión de "¿y qué?" en la cara. Miró a su novia, sin expresión alguna y se digno hablar.

—Te vas a Nueva York.

Dafne sonrió, eso era bueno, para ella lo era ¿y para ellos? Dejó de sonreír y miró a Harry, hasta entonces no lo había pensado ¿y para ellos? Él la besó, se iba, que bien le venia que se fuera. Ella se iba, él no la dejaba.

Cuando Dafne llego a casa su padre estaba en el salón acompañado de su abuela. Lourdes estaba allí, y en cuanto escuchó la puerta dijo el nombre de su nieta. Esta entró en el salón y caminó hasta su abuela, se sentó junto a ella.

— ¿Qué haces aquí?

—He venido a traerte algo.

La mujer cogió una caja con un enorme lazo de la mesa y la puso sobre las rodillas de su nieta. Dafne miró la caja, la acarició y miró a su abuela, quien le hizo un gesto para que le quitara la tapa a la caja.

Lo hizo bajo la atenta mirada de su padre y de su abuela, destapó la caja. Una tela rosa palo, eso había en la caja. Saco la tela, esta se convirtió en un vestido y en la caja quedaron una zapatos negros con un poc de tacón.

— ¿Y esto?— preguntó mirando el vestido rosa palo.

—Un vestido. —respondió Lourdes sonriendo.

—Ya, eso lo veo, digo que para que.

—Es mi regalo de graduación, supuse que aún no tenias vestido y no es que yo tenga nada en contra de tu ropa pero no creo que ir en vaqueros sea la mejor opción. Original seria, eso sí.

—Gracias abuela.

— ¿te gusta? Si no lo puedes descambiar.

Miró el vestido compuesto por un corsé y una falda de varias capas de tela de tul, era corto y parecía tener el tamaño apropiado para su cuerpo. Era perfecto para la ocasión, después de todo era para una noche, porque eso de llevar vestidos no lo hacía muy a menudo ella.

Dafne mostró su aprobación por la tela rosa palo y Brap se vio en libertad para volver a su despacho "yo tengo trabajo" dijo antes de irse. Y abuela y nieta se quedaron allí por horas, hablaron de esto y de aquello, a ratos se decían mucho, a rotos hablaban no se decir nada, sin parar de hablar.

Harry no se sorprendió cuando entro en su piso y vio a Louis en la cocina comiendose un bol de cereales. Se sentó junto a él, lo dos en silencio.

—Lo he vuelto a mandar a la mierda. — Louis siguió comiendo como si la cosa no fuera con él. — Dafne se va a Nueva York. — Ahí dejó de comer y miró a Harry.

—Pues nada, nos vamos a Nueva York.

—Yo no he dicho que tú vengas.

—Ya estamos, excluyéndome. Enserio tío ¡que yo llegue antes que ella!

—Haz lo que te dé la gana, pero yo no pienso mantenerte. — Y dicho eso dejó a Louis solo "eso ya lo vamos viendo" susurró antes de volver a comer.


Ella {EDITANDO}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora