Capítulo:15

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Estaban desnudos

La puerta estaba abierta, tras ella estaba el mar. La melodía causada por el agua salada y su aroma entraba por aquella puerta. La ventana estaba abierta también, las cortinas blancas danzaban junto a la brisa que entraba en la habitación. El ventilador estaba parado en el centro del techo, justo sobre la cama que estaba situada en el centro de la habitación. Era el único objeto allí. Ella estaba desnuda y tumbada bocabajo. La melodía del mar relaja sus sentidos y su olor le traía paz. La brisa acariciaba su piel descubierta, sus ojos estaban cerrados y su respiración era tranquila. Estaba desnuda y las sabanas blancas solo tocaban sus pies. Él estaba desnudo recostado sobre uno de sus costados en la cama. Su codo estaba clavado en la almohada y su cabeza reposaba sobre la palma de su mano. Sus ojos estaban bien abiertos, la miraba. Miraba aquel cuerpo desnudo junto al suyo. Su mano estaba a un milímetro de rozar su piel, la quería tocar. Parecía tan suave, tan lisa, tan perfecta como Dafne. La tocó, posó sus dedos sobre la piel de su espalda y ella abrió los ojos. Eran de un tono miel y brillan mucho. Sonrió sin despegar sus labios y volvió a cerrar sus ojos brillantes. Harry pasó los dedos en contacto con la piel de Dafne por toda su espalda con delicadeza mientras miraba su rostro. Era perfecto, ella era perfecta. Acercó su rostro a la piel desnuda de aquella espalda y la besó. Volvió a su posición inicial y la miró, era perfecta.

Abrió sus ojos de golpe, estaba despierto. Harry se acababa de despertar sobresaltado en su cama. Estaba desnudo con un delgado brazo sobre sus abdominales marcados. Miró al cuerpo junto a él. Estaba desnuda pero no era Dafne. Se había despertado y su sueño se había marchado. Respiró hondo y miró el techo. Había soñado con Dafne, estaba desnuda, acariciaba su espalda con delicadeza y besaba su piel desnuda. Debía alejarse, ambos debían alejarse, pero ninguno era lo suficiente fuerte para hacerlo.

—Natalia. — La llamó y no se despertó. — Natalia. — La movió y se despertó.

— ¿Qué quieres Harry? Déjame dormir. — Se quejó mientras se daba la vuelta.

—Ponte a cuatro patas. — La pelirroja se volvió a dar la vuelta y lo miró.

— ¿Ahora? —Harry asintió. — ¿Estás bien Harry?

—Sí. — La miró tensando la mandíbula. — Ponte a cuatro patas. —Dijo seguro. — Por favor. — susurró inseguro.

Harry nunca le había pedido sexo a ninguna de las muchas barbie con las que había estado y mucho menos diciendo por favor. Ellas se lo daban sin tener que pedirlo.

La barbie pelirroja hizo lo que le pedía sabiendo que no lo hacía por dale placer a Harry, que lo hacía por que algo no le gustaba a Harry y quería cambiarlo. Le obedeció sabiendo que no era la solución que Harry necesitaba. Aquel dios griego también lo sabía, sabía que no era la solución que necesitaba. Y también sabía que no se trataba de tener sexo, sabía que de lo que se trataba era de borrar el sueño, ese sueño en cual Dafne y él estaban desnudos. Pero los sueños no se borran, los podemos mandar a ese pozo infinito del olvido y dejarlos allí pero no los podemos borrar. Y Harry quería borrarlo, él no quería olvidarlo.

Entraba y salía rápido de la muchacha colocada a cuatro patas. Cerró sus ojos y estaba ahí, Dafne está ahí, estaba desnuda. Abrió los ojos y aumentó la velocidad. Volvía a cerrar los ojos y no estaba practicando sexo a lo bestia con Natalia, estaba en aquella en aquella habitación con la puerta y la ventana abiertas, estaba junto Dafne. Estaban desnudos y acariciaba su espalda, solo eso, solo disfrutaba de la suavidad de su piel desnuda. Abría los ojos y aumentaba la velocidad con la que entraba y salía de la pelirroja pero el sueño no se borraba y tampoco lo olvidaba, y él ya tenía suficiente con olvidarlo, pero no podía. Paró sus movimientos, sin que ni él ni la pelirroja terminaran lo que empezaron. Se sentó en el filo de cama, apoyó sus codos en sus rodillas y cubrió su cara con sus manos. Natalia se acercó a él y acarició su espalda.

—Harry ¿estás bien?

—Sí. — Acercó su rostro al de la muchacha y la besó desesperado. — Vamos a seguir.

—No Harry. — Susurró.

— ¡Si no vamos a follar lárgate!

Harry gritó esas palabras. Fue un grito desgarrador, desesperado, él estaba desesperado. Sus ojos se abrieron más de lo que parecía posible, su rostro se puso rojo en cuestión de segundos y la vena de su cuello se hinchó.

—Harry son las tres de la mañana.

—Si no follamos te quiero fuera de mi casa ¡ya!

Natalia se puso su ropa y dejó la casa de Harry. La había echado, follar era una condición para poder quedarse, Harry lo había dicho. Pero los dos sabían que no era verdad, ambos sabían que la verdad era que Harry la estaba echando de su casa por algo distinto a la negativa de la barbie pelirroja.

Se tumbó en la cama mirando el techo, quería tocar esa espalda que nunca tocó. Quería borrar el sueño para dejar de querer tocar la espalda desnuda de Dafne. Los golpes que Louis daba en la puerta del piso de lujo de Harry hicieron que este se moviera perezoso a abrirle. Sin decirle una palabra, sin apenas mirarlo. Abrió la puerta y fue hacia el sofá y bebió de su cerveza.

— ¿Qué te pasa?

—Nada ¿por?— Le contestó Harry.

—Vamos Harry, son las diez de la mañana y estas despierto. Algo ha pasado. —Harry miró al de ojos azules.

No había pasado nada, había sido un sueño. No fue real, pero él estaba despierto un domingo a la diez de la mañana. No había pasado nada pero cerraba los ojos y estaban desnudos.

—Estábamos desnudos. Completamente desnudos en la misma cama, ella estaba desnuda.

— ¿Quién es ella?— Preguntó curioso.

—Dafne. — Habló con la mirada perdida.

— ¿Te has tirado a Dafne? — Gritó sorprendido. — ¿Está en la habitación?— Dijo más bajo.

—No, no me he tirado a Dafne y no está en la habitación.

Louis levantó una ceja "¿de qué coño está hablando?" pensó. No entendía de qué iba el asunto y Harry tampoco es que se estuviera esforzando por explicarle lo que no sucedió.

— ¿Se te ha ido la cabeza?— Le preguntó Louis. Harry lo ignoró.

—Era un sueño, estábamos desnudos y no me la follaba.

Al decirlo en voz alta se había dado cuenta del problema; estaban desnudos y lo único que hacía era acariciarle la espalda con delicadeza y acercar su rostro para poder besar la piel desnuda de Dafne. Ese era el problema. Harry lo soñó y al despertarse se dio cuenta que quería que fuera real. Y él no era así, él no acariciaba a nadie y mucho menos con delicadeza. Él utilizaba a las mujeres para complacerse sexualmente. Odiaba que con Dafne todo fuera diferente. Era tan perfecta.

Fue un sueño, estaban desnudos. Solo era un sueño, el sueño de Harry. Le asustaba el desear tanto acariciar la piel desnuda de Dafne, acariciarla, solo acariciarla mientras estaban desnudos.


Ella {EDITANDO}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora