Capítulo: 50

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Por amor.

Harry se fue en el momento en el que Minerva lo echó sutilmente de su propiedad "sería un buen momento para que te fueras" sugirió mientras miraba con asco y desprecio a su marido. No dijo palabra alguna, no miró a nadie, simplemente arrastró la silla con delicadeza y caminó hacia la puerta.

Dafne estaría bien, su padre estaba ahí, cuidaría de ella, estaba seguro de ello, y por eso salió sin más.

Las agujas del reloj seguían moviéndose mientras que madre e hija miraban a Brap. El miraba su plato, Minerva deseaba su muerte sin decirlo y Dafne, se enorgullecía de ser su hija. Los grandes momentos de la vida, que vienen así, sin más, porque si y te hace sentir tan grande, tan fuerte.

La mujer severa se levantó con furia, con ese genio suyo, con esa rabia que la consumía. Hacía mucho, mucho tiempo que dejó de querer a Brap, tanto que no lograba comprender que pasó ¿fue ella? ¿Fue él? No fue Valeria, eso lo tenía claro, lo que hubo entre ellos murió mucho antes de que Valeria se fuera.

— ¿Papá?

Todo empeoró cuando Valeria se fue, pero no empezó entonces. Estaban entre las tumbas cuando Minerva le habló por última vez a Brap, no le dijo nada que él no se hubiera dicho antes, pero lo dejó muerto en vida.

Entres las tumbas, estaban entre las tumbas, llovía, habían dejado a una de sus hijas bajo tierra y a la otra sobre la tumba de su hermana, se protegían de la lluvia con paraguas negros "tú la has matado" dijo fría como el hijo y se fue, Brap se quedó, sujetando el paraguas que lo mantenía seco.

No dijo nada, miró a su hija, le sonrió levemente y se levantó de la mesa. Lo difícil no era vivir en aquella tortura constante, lo difícil era tener una razón para seguir viviendo. Le era imposible desprenderse de lo que le quedaba de vida cuando eso suponía dejar a Dafne a merced de la voluntad de la mujer con la que una día se caso por amor.

Sí, por amor, Brap se casó por amor, claro que Minerva no era exactamente la mujer severa, eso le vino después, con el dinero, la fiestas formales, con su hija. Que perfecta era, que impecable iba siempre y sus notas, que maravilla de notas.

Para cuando Dafne llegó ya no quedeba nada de ese amor por el que se casó, Minerva ya había cambiado, ya iba impecable siempre, como su hija perfecta, ya era la mujer severa.

Brap estaba por irse, tenía la esperanza de que su hija perfecta lo entendería, no la abandonaba, él solo que quería ser feliz, Valeria lo hubiera entendido, se habría acostumbrado a pasar los fin de semanas con su padre y el resto de la semana con su madre, pero Minerva no lo entendía ¿Qué dirán? Y trajo a Dafne.

Qué perfecta parecía ser cuando nació, y que imperfecta resultó ser. Que poco le duraban los vestidos limpies, como le justaba jugar con el barro, saltar en los charcos, mancharse con el helado de chocolate.

"Menos mal que me quedé" pensaba Brap cuando la veía dormir, sin el Dafne hubiera sido menos Dafne, menos imperfecta, menos feliz. Brap se quedó por amor.

No fue Harry quien le abrió la puerta "¿Está Harry?" dijo empujando a Louis y entrando en el piso "no, se suponía que estaba contigo" En algún momento tendría que aparecer por allí asique Dafne se sentó a esperar su llegada.

— ¿Habéis discutidos?— preguntó Louis sentándose junto a Dafne, esta negó con la cabeza. —Vale, pues entonces me quedo. —Puso sus pies sobre la mesa y unos de sus brazos sobre los hombros de Dafne.

— ¿No tienes casa?— preguntó ella apoyando la cabeza en el pecho de su amigo.

—Sí, pero esta me gusta más.

Ella {EDITANDO}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora