cafe

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Alec vestía un elegante traje gris oscuro, estaba perfectamente peinado, se veía mas maduro. Magnus suspiro, se sentía nervioso.
Asmodeus habló fuerte y claro- buenos días a todos, les presentó al señor Alexander Lightwood, dueño de la empresa idris y ahora director de la empresa Bane- todas las mandíbulas cayeron.

-y ¿quien tomo la decisión?- pregunto una furiosa Camille

-yo lo hice, como dueño de la empresa e inversionista mayoritario- dijo  Asmodeus tranquilamente.

-¡pues no estoy de acuerdo!

-señorita Belcourt, la decisión esta tomada, y si no esta de acuerdo, el Señor Lightwood, no tiene problema alguno en comprar sus acciones.

La rubia estaba furiosa. -traeré a mi abogado.

Alec fue Sentarse en la silla principal, lugar que siempre era ocupado por Asmodeus. Ante la sorpresa de todos este permaneció tranquilo. -puede traerlo cuando quiera, así quizá podríamos tratar un asunto mas serio- la miro con algo parecido a la maldad- quizá así podría explicar porque  ha estado despilfarrando dinero y cargando todas sus cuentas a la empresa, si revisamos los números, usted debe a la empresa mas dinero del que podría pagar- todos miraron a Alexander con fascinación excepto Camille la cual había quedado blanca de la impresión.

-ese es mi Alec!-pensó Magnus.

-señorita Belcourt, le voy a pedir que se retire- esta vez fue Asmodeus quien hablo.

La rubia cogió su bolso y salio con el rabo entre las patas.

-como sabrán la empresa esta pasando por un momento crítico y si no actuamos ahora, se irá a pique- todos miraban de Asmodeus a Alec- si alguien no esta de acuerdo en que el Señor Lightwood sea el nuevo director, Puede hablar ahora.-la sala se quedo en silencio. Al ver que nadie decía nada, cedió la palabra al ojiazul.

Magnus miraba a Alexander hablar sobre inversiones,  pero el se perdió en el sonido de su voz, en ese movimiento que hacia con las manos cuando hablaba, en la seguridad con la que proponía,   en sus hermosos ojos azules, en su blanca piel. y A tan solo unos pasos de distancia Alec parecía ajeno a su presencia.

La reunión termino y al parecer todos quedaron fascinados con las propuestas del ojiazul. En la sala solo quedaron Asmodeus, Alec y Magnus.

- debo admitirlo señor Lightwood, estoy impresionado. ¿Le parece si pasamos a mi oficina?, hay un asunto que me gustaría consultarle.

- por mi esta bien- comenzaron a caminar y Magnus los siguió.

-creo que ha sido mucho para ti en un día, puedes irte- Asmodeus se dirigió a Magnus.  Mientras tanto Él y Alec entraban a su oficina.

Estaba decidido a hablar con el ojiazul. Así que esperaría. Se sentó en el vestíbulo que daba a la oficina de Asmodeus. Llevaba tres días sin dormir, el cansancio lo estaba venciendo.

Después de lo que parecieron horas, el ojiazul por fin salió de la oficina de Asmodeus.

Magnus corrió a su encuentro y sin dudarlo se arrojo a sus brazos. -oh! Magnus, te eche tanto de menos- susurro el pelinegro.

-perdoname, por favor Alexander perdoname!

-vaya que eres idiota Bane!- ¿que? esa no era la voz de Alec.

***
Alec sentía que el corazón se le saldría del pecho. Estaba consiente de la mirada de Magnus sobre él, le fue muy difícil concentrarse en la reunión, Magnus, su Magnus estaba tan guapo como lo recordaba, sus hipnóticos ojos verde amarillos aun lo dejaban sin aire.

Cuando salio de la oficina de Asmodeus,  se impresiono al ver a Magnus dormido en uno de los sillones.

Se acercó al moreno, lo observo -oh! Magnus, te he eche tanto de menos- dijo. Sintió la necesidad de abrazarlo y besarlo , entonces recordo esa mañana en el hotel de París y se alejó, aun después de tanto tiempo aun le dolía, Había perdonado pero no podía olvidar.  se quito el saco, se lo puso a Magnus, después dio media vuelta, salió de prisa, subió a su auto y se fue.

***

-despierta idiota!,¡despierta ya!- unas manos lo sacudían  violentamente.
Abrió los ojos y ahí estaba raphael mirándolo con mala cara. Magnus Se puso de pie rápidamente y el saco gris cayo -lo acabo de ver subiendo a su auto- sintió que el corazón se le detenía, sus ojos se inundaron de repente.

Tomo el saco de Alec y aspiro su aroma -tienes razón, soy un idiota-susurro.

***
 
Sebastian estaba en Londres, había ido a una de las escuelas de defensa personal que tenia su padre en ese lugar. El día había sido agotador y lo único que quería era llegar al hotel y dormir.

Estaba esperando el elevador, las puertas se abrieron y de pronto todo el cansancio se convirtió en emoción cuando vio parado frente a él a un guapo ojiazul.

-Sebastian, hola!- dijo un sorprendido Alec.

-tonto- el rubio lo abrazo -¿donde has estado?. Te he buscado por todas partes.

- perdón por no comunicarme, estaba pasando por un momento difícil.

-precisamente por eso debiste comunicarte, soy tu amigo. En algo podía ayudar.

-yo.... no lo pensé.

-ya no importa, estas aquí- lo miró decidido- vayamos por un café.

Caminaron hasta un café cercano, el lugar era pequeño pero bastante agradable.

- ¿y que haces aquí?, ¿has vivido aquí todo este tiempo?

- no, mi padre se retiro y ahora estoy a cargo de la empresa. Y me asocie con la empresa de los Bane-

Sebastian reconoció inmediatamente el apellido, y alzo una ceja- ¿porque harías eso?.

-creo que es una gran alianza- dijo restando importancia.

Sebastian lo miro mal- Alec, ya no te lastimes así, solo te usaran...

-no me pasara nada. Creo que puedo manejar la situación.

-solo no quiero que te vuelvas a ir- le tomo de la mano y lo miro a los ojos-  quiero que sepas que yo siempre estaré para ti.

-te lo agradezco.

Alec le contó todo cuanto hizo en Perú, y los planes que tenia en la empresa. Después volvieron al hotel.

-Mañana iré a Japón, para supervisar algunas cosas en la empresa.

-pues te deseo un buen viaje- dijo el rubio sin emoción.

- oye seb...mmm ... El fin de semana es la fiesta que organiza Isabelle cada año, en París. ¿te gustaría venir?.

Sebastian sabía de la fiesta de Isabelle porque había ido en alguna ocasión pero jamas se imagino que Alec lo invitara.

-me encantaría- la emoción volvió

-bien..mmm... ¿Paso por ti?

-te mando la dirección.

Y así se despidieron ambos con una sonrisa.

Sebastian sabia que el ojiazul aun quería a Magnus, pero con un poco de esfuerzo él lograría que Alec lo olvidara.

Mientras tanto Alec estaba feliz, ver a su amigo lo animo, y él le daría la fuerza para superara los recuerdos que tenia de su ultima visita a París.

****

Alec leía un libro mientras esperaba su vuelo. Un hombre bino a sentarse a su lado.
-un buen libro siempre hace mas corta la espera- dijo el recién llegado

-Asmodeus, que sorpresa encontrarte aquí, ¿vas a viajar?

-pues ya que somos socios, y estamos pensando unificar nuestras empresas. Decidí que es importante que te acompañe.

-es una gran idea, así podemos revisar los documentos con calma y te muestro el proyecto en el que estamos trabajando.

-me alegra saber que estas de acuerdo, porque de hecho, no iré yo, Irá mi hijo- señalo hacia la entrada, Magnus estaba ahí.

Malec  Te protegeréWhere stories live. Discover now