Cuatro.

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-Weeena Fabiánsito -el Bruno me abrazó -, dale, dime, ¿qué te pasó?, bebé.

Miré por si había alguien más en el baño y dudé si decirle o no.

-Creo qué...-me mordí el labio -, ya -decidí no decirle nada. La Cote ahora estaba feliz con ese saco wea. Y si se lo contaba al Bruno, como era sanwishito e' palta, demás que la cagaba -, arréglame el aro culiao, mira, acá traje alcohol.

Le pasé el alcohol y me limpió. La weá no me dolía, pero hice como si doliera para que no cachara que era mentira.

**

Estábamos almorzando, el Javier con la Cote estaban hablando sus weás y nosotros con la Jose estábamos haciendo chistes de la que cocinaba.

Me llamaron, número desconocido.

Corté. Nunca contesto si son que no conozco.

Llamó otra vez.

-Contesta po' -la Cote se rió -, a tu mamá le pudo pasar algo hueón.

Anuma zizierto.

-¿Aló? -dije choriao, si le corto es por algo po' hueón.

-¿Fabián Wallace? -sonaba emocioná. Era una voz que conocía.

-¿Sí? -me eché arroz a la boca y los chiquillos me miraban raro. Menos el Javier, que siempre lo hacía.

-S-soy...la Dominic, volví -gritó.

Solté todas las weás y miré el celular.

-¿Qué wea te pasó? -el Bruno me movió.

-¿Qué? -respondí meo aweonao. Es mentira, demás.

-Hueón, volví, estoy en Santiago, quiero verte, por favor -suplicó.

Corté. No la podía seguir escuchando. Iba hacer que todo lo que sentía por la Cote desapareciera.

Me paré y fuí al patio.

-¿Fabián? -gritó la Jose.

Ni los pesqué.

Me fuí a sentar en el piso al frente de la cancha de los cabros chicos.

Llamó de nuevo.

Contesté.

-¿Qué weá querí Domic hueón? -me desesperé.

-A tí. Por favor, dime en qué colegio estás y a qué hora sales -volvió a rogar.

-DOMINIC, ¡NO! TE FUÍSTE ¿Y AHORA VOLVÍ? AHORA QUE ESTOY EMPEZANDO A SENTIR COSAS POR ALGUIEN, AHORA VOLVÍ, ¿EN SERIO? -me alteré.

-¿Fabián? -los cabros estaban atrás mío. Puta la weá.

-Fabián, te sigo amando, no te he podido olvidar, te necesito, por favor déjame ir a verte -suplicó y lloró -, Te amo.

Corté y los chiquillos me fueron a abrazar.

-¿Quién es la Dominic? -preguntó el Bruno.

-¿Nos pueden dejar solos? -preguntó la Cote y los cabros asintieron, de mala gana. Pero lo hicieron.

-No te voy a preguntar si estaí bien. Obvio que no, pero sí voy hacer algo, devolverte el consejo. ¿Fabián, seguís sintiendo cosas por ella? -puso y mano en mi espalda.

No weona, por tí siento cosas, no por ella.

Pensé en decirle que no, pero querría saber quién me gustaba ahora. Y eso no se lo podía decir.

-Tal vez...-mentí.

-¿Y eso de la otra chica? -me miró a los ojos y se mordió el labio.

-Era una mentira para alejarla, no siento nada por ningún otra persona, se los hubiera dicho -me excusé.

-Ya...todo va a estar bien...-puso mi cabeza en su pecho -, no te sintaí así, a mí igual me pasó, tú me hiciste entrar en razón, ahora sé que todos tienen una oportunidad y ella también, escúchala, tal vez sigas sintiendo cosas por ella, no sé -me sonrió -, ahora...voy a ir a dejar al Javi a su sala...-me besó en la mejilla.

Anda, me importa un pico.

-Ya, gracias, lo haré -estaba entero e' confundido pero...la tenía que dejar estar feliz a ella.

**

Seguía igual que siempre, tenía un pelo café hermoso, sus ojos celestes brillaban al verme, no había crecido tanto, seguía igual de hermosa.

Se acercó a mí y me miró. No dijo ni una palabra y me tomó la cara para besarme. Sus besos eran igual de ricos que siempre.

-Te amo, te sigo amando, te extrañé, no saí cuánto -me abrazó fuerte. Igual que la Cote, pero no tan suaves ni tab ricos -, estás tan diferente, tan lindo, tu cara es igual de linda que cuando te conocí.

-Perdón -suspiré. No podía hacerle esto. No me gustaba, ya no sentía nada por ella, me gustaba la Cote, y esa weá no la podía cambiar. Pero tampoco le podía decir a ella que me gustaba, estaba con el Javier. Éramos amigos, y no quería destruir eso.

-Sé que te gusta alguien más -se apresuró antes de que yo siguiera.

-No, no me gusta nadie más -la miré a los ojos -, yo también te sigo amando fea culiá -me reí y le di un beso con lengua. ¡Sé que estaba maaaaal! Pero no podía hacer nada.

-Te amo más, te lo juro, te amo más, más -me dió otro beso y entrelazamos nuestras manos.

Nos fuimos a mi casa, mi mamá llegaba mañana. Apuesto que iba a estar feliz con que yo estuviera nuevamente con ella. Pero yo no lo estaba.



















No soy ná pelao.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora