Capítulo 9

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Matt y Sora se dirigieron para un banco vacío que encontraron en la plaza. El rubio se encontraba furioso aún, se ve que el dormir no le había refrescado la cabeza ni por un momento.

-Matt, te lo juro ¡No pasó absolutamente nada! Estaba arreglando el asunto de él y Mimi...

-Sora todos sabemos lo que Tai siente por ti.

-¡Ya no! ¡Él está enamorado de Mimi! De otra manera ¿Cómo explicas su repentino cambio de conducta?

-Es mi mejor amigo y me doy cuenta que aún siente cosas por ti. Yo lo sé.

-Intuyes mal amor... él ya no me quiere de ese modo, solo me ve como a una amiga.

-No me digas mi amor. No estoy seguro de querer que me llames así.- Dijo el rubio con un tono seco.

A la pelirroja se le llenaron los ojos de lágrimas.

-Matt... ¿Quieres terminar?- Cuestionó.

-No lo sé.- Respondió este mirando hacia el suelo.

-Está bien. Mientras te decides en que hacer con tu vida me avisas.- Y se echó a correr hacia la escuela. Estúpido Matt. Había logrado ahcerla llorar por segundo día consecutivo.

Izzy entró al aula y se encontró con que Mimi ya se encontraba allí.

-Ha madrugado la señorita Tachikawa.- Dijo al verla sentada sobre su pupitre leyendo unos apuntes.

-Si. No dormí bien anoche.

-¿Qué te anda sucediendo?

-No...no es nada.

-Sabes que puedes contarme lo que sea...

Mimi se quedó mirándolo a los ojos. Sabía que en él podía confiar, no estaba segura de querer contarlo. Pero finalmente se decidió, necesitaba sacar todo afuera.

-Ayer Sali con Haru...

-¿Qué? ¿Con ese sinvergüenza? – Izzy estaba realmente sorprendido.

-No lo juzgues. A pesar de todo creo que merece una oportunidad.

-Pero tú mereces más que eso Mimi

-¿Puedo seguir contando?

-Si. Lo lamento.

-Estuvo de lo más cortés... hasta que me llevó de vuelta a casa.

-¿Se quiso propasar contigo? ¡Puedo golpearlo si lo deseas!- Dijo este cerrando los puños.

-No... Solo quiso besarme.

Su amigo abrió los ojos como platos. No podía imaginarse a la castaña besando a otro. Le despertaba un monstruo dentro de él. Quería matar a ese Aoyama.

-¿Lo hizo?- Preguntó con miedo a oír la respuesta.

-No. No lo dejé... pero me quedé pensando toda la noche en porqué hice eso.- Respondió apenada la castaña.

-¿Y a que conclusión llegaste?

Pero la ojimiel no pudo contestar porque en ese momento entró la profesora al salón de clases y comenzó a hablar.

Ella no escuchó absolutamente nada. Estaba sumergida en sus pensamientos. Pensaba en lo amable que había sido aquel rubio con ella el día anterior y en como le había corrido la cara para que no la besara.

¿Por qué lo había hecho? Estuvo toda la noche dándole vueltas en la cabeza esa pregunta.

Luego de mucho pensar llegó a la conclusión de que había una sola razón por la que no quería que nadie la besara y esa era Taichi.

El hilo rojo (En corrección)Où les histoires vivent. Découvrez maintenant