Sus impenetrables ojos grises me miran fijamente, esperando una respuesta sincera que obviamente no voy a darle.

—¿Cómo fue que terminaste tan borracha y sola? —insiste. Él no va a dejarlo ir con tanta facilidad.

—Quería pasarla bien y bebí de más, eso es todo. —pronuncio encogiéndome de hombros.

—Te encontré desmayada en medio del bosque que queda pegado a la universidad, eso es mucho más que pasarla bien, es una irresponsabilidad. — Su tono es severo, hostil e indignado. —Creí que eras más madura. ¿Cómo pudiste beber tanto?

Él se sienta a un lado de la cama, está tan cerca que podría manosearlo, morderlo, chuparlo, absorberlo con mi boca si quiero.

Señor, apaga mi fuego.

Él escudriña mi aspecto, me recorre los hombros con la mirada y esta se desliza sobre mis pechos generosos perfectamente asidos al encaje transparente. Luego agita el rostro, como si se sintiera enojado consigo mismo por desearme en estas circunstancias.

Su olor llega hasta mí, es una mezcla de testosterona, menta y crema de afeitar. Es como estar en el edén de la masculinidad, la cima de la perversión y los profesores prohibidos.

Los ángeles de la lujuria al fin me han bendecido.

Esta mañana se ha teñido de un impresionante matiz sexual.

Liam Larsson huele delicioso a pesar de que está todo sudado.

Su distractora presencia consigue apaciguar lo mucho que me duele la cabeza.

Enfócate, Violet, parece que hay un asunto muy serio en medio de todo esto.

—Estuve pendiente de que regresaras cuando fuiste al baño, pero pasaron casi quince minutos sin que volvieras así que fui a buscarte, pero no habían señales tuyas por ningún lado. —señala frunciendo el ceño, está molesto. —Di vueltas y vueltas por todos lados, tratando de hallarte, te llamé, pero tu teléfono salía apagado. No imaginas todo lo que me preocupé por ti, regresé a la fogata e intenté saber si estabas con Caleb, pero no lo vi por ninguna parte.

—En el trayecto hacia el baño me ofrecieron un trago y bueno, me desvié un poco. —rebato. —Además, dudo mucho que estando en tan "buena compañía" usted se acordara de mí.

Estos celos me enloquecen, me hacen daño.

—¿Te desviaste un poco? —acomete indignado levantando la ceja. Sus ojos, fríos como un iceberg, se expanden mientras abre la boca como si deseara no haber escuchado lo que acabo de decir. —¿Tienes idea del peligro al que te expusiste? Violet no tienes cinco años, deja de comportarte como una inmadura.

Trago grueso, luchando para encontrar mi voz.

—Una borrachera le sucede a cualquiera.

—Pero no debió sucederte a ti, porque no eres cualquiera. —Su mirada me congela e intimida.

¿Qué diablos le pasa?

—¿Acaso usted es perfecto y nunca mete la pata? —Cruzo los brazos sobre mi pecho, impidiéndole ver de más.

—Claro que lo hago, y desde que me reencontré contigo muy a menudo. Eres como una especie de hermosa maldición que me incita a equivocarme cada cinco minutos.

—Pues perdón por reaparecer en su vida, créame que nunca quise que fuera de esta forma. —Amago para levantarme de la cama, pero Liam toma mi mano con cariño, acto seguido la besa con sumo cuidado y me derrito al instante.

—Por favor no te vayas sin escuchar lo que tengo que decirte—Lo que hay en sus ojos neblinosos me descoloca, provocando que abandone toda intención de alejarlo.

Más que su Alumna - Ya en libreríasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora