Cap11 - 'Por favor, no digas nada'

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Dejo que Franco pase por mi lado enfadado, escucho como sube las escaleras y se encierra en su cuarto, se me hace difícil de respirar así que camino hacia la puerta de la salida y comienzo a pasear de forma lenta por todo el camino que rodea la casa.

Porque te odio Jersey, Y esta me la vas a pagar caro, no será Papá el que te de un castigo, seré yo... pero tranquilo, no será hoy, ni tampoco mañana, pero pronto sufrirás, tenlo por seguro – Las palabras de Franco suenan en mi cabeza una y otra vez, ¿Cómo es que puede odiarme de forma tan profunda? Si yo jamás le he hecho ningún daño, supongo que sobre ese odio solo él conoce la razón de aquello, pero no puedo dejar que esto me afecte, siempre he sabido que no soy la persona favorita de Franco, así que será mejor ahorrar malos ratos y comenzar a pensar en que él solo es un desconocido.

Yo no odio a Franco, pero él si me odia, contra eso no puedo pelear y ni tampoco quiero hacerlo, él no se merece que yo intente acercarme a su persona.

Me giro para regresar a casa, pero no quiero estar allí, por ahora solo quiero desaparecer, y como mis medicinas debo tomarlas a las 10 de la noche, supongo que puedo estar todo el día en la calle.

Camino de forma despreocupada por todo el lugar, las hojas secas suenas cuando las piso, levanto los pies y quedan destrozadas en el suelo, arrastro los pies y las mismas hojas dan un ligero salto mientras avanzo. Paso mis manos por los gigantescos arbustos que no me dejan atravesarlos por culpa de la gran densidad que estos tienen, de pronto mi mano pasa hacia el otro lado y noto que aquello es algo extraño.

Me detengo y levanto una rama seca que estorba mi camino, me pierdo entre medio de los arbustos y camino sin saber a dónde voy. Me detengo cuando me doy cuenta que he encontrado algo hermoso.

Las montañas a los lejos quedan en el olvido cuando al frente de ellas se ve una laguna escondida a la mitad de la carretera, avanzo delicadamente y admiro todo el paisaje que se escondía a la mitad de la nada misma.

Tomo asiento en el húmedo césped y escucho como suena el agua de la laguna. Al fin comprendí que no necesito a nadie más que a mí mismo y todo el paisaje que me rodea para sonreír. Puede que Franco me odie, puede que mi Padre me ignore, pero nada de eso me importa, porque algún día llegaré a ser una persona importante a la cual ellos admirarán, la pesadez le impide a alguien crecer y ser querido, y no caeré en eso.

Miro a mi alrededor con una humilde sonrisa, dejo caer mi cuerpo y cierro los ojos, sin querer me quedo dormido allí y despierto cuando ya ha oscurecido, me levanto algo distraído por el sueño que se me ha quedado pegado a los ojos, camino con los ojos cerrados hasta la laguna y mojo mis manos, humedezco mi rostro y me giro para regresar a casa, he estado todo el día afuera y no es buena idea llegar tarde a tomar mi medicina, además he faltado al Colegio y quizás Franco ya le ha dicho a mi Padre.

Mientras camino entre medio de los arbustos, me doy cuenta que la laguna estaba bastante escondida y no me había percatado de aquello, frustrado continúo caminando hasta que me sobresalto cuando escucho el ruido de unas motocicletas, decido detenerme ya que de inmediato recuerdo lo que me dijo Ian hace unos días.

–... De seguro Mirko ya les dijo a todos los Animales como eres y todo eso, así que no es buena idea de que camines solo por las noches... – ¡¿Por qué rayos no pensé en eso?! Asustado me agacho para que no me vean, suspiro de forma tranquila ya que como hay poca luz y los arbustos son abundantes, me ayudan mucho a esconderme, pero aquello no funciona cuando veo al grupo de motocicletas, al parecer escapan de algo o alguien, uno de ellos se detiene al frente de donde estoy escondido, mira hacia todos lados, se baja de la motocicleta y se quita el casco, no puedo ver quien es por culpa de una rama con hojas que está justo en mis ojos, pero cuando noto que se ha puesto a hablar por teléfono trato de reconocer su voz, y para mi mala suerte, el chico que está al frente de mí, no es Ian.

– ¡Ya te lo dije mierda! Aparecieron de la nada, hay policías en todos lados – agrega aquel chico desconocido de forma desesperada – ¡Claro que voy a esconderme! La motocicleta llama mucho la atención, pero no tengo idea de adonde ir – de pronto a lo lejos se comienzan a escuchar sonidos de bocinas de la policía, el chico corta la llamada y entre dientes repite groserías para él mismo. Con mucha fuerza levanta su motocicleta y la esconde entre los arbustos, cuando creo que la dejará allí y escapará, el comienza a acercarse a donde estoy en busca de un escondite, me arrastro en la oscuridad en silencio asustado para que no me encuentre, pero el sonido de la policía suena más fuerte y el chico se apresura, me quedo quito para no llamar la atención, pero aquello no sirve de nada.

El chico camina directo a mi dirección y sin querer cae encima de mí, la policía aparece y se detiene al frente de nosotros, ellos no pueden vernos, pero yo sí puedo ver al chico que buscan. Mirko se me queda viendo por un momento y cuando me ve algo asustado tapa mi boca con su palma, comienzo a creer que va a hacerme daño, pero en mi mente me repito una y otra vez que Mirko solo intenta escapar de los policías, yo estoy puramente de casualidad.

– ¡Las huellas de la motocicleta se detienen aquí! – Grita un policía. Yo junto la mirada con Mirko, y él se ve algo asustado, al igual que yo.

– No digas nada – susurra en voz baja – Por favor, no digas nada – Mirko quita su palma de mi boca y yo asiento lentamente, él no se quita de encima de mí ya que aquello supongo que crearía algún ruido que los policías lograrían escuchar, así que dejo caer mi cabeza al suelo y cierro los ojos.

– ¡De seguro han avanzado! Hay huellas por todos lados – Grita el mismo policía de hace un rato.

– Solo sigamos, no deben escapar – Aquellos policías regresan al camino y yo vuelvo a respirar en paz cuando desaparecen. Mirko finalmente se pone de pie y yo hago lo mismo.

– Okay, lo siento, no sabía que estabas aquí – dice Mirko de forma acelerada – Gracias por no decir nada de todos modos, me habrían atrapado si me hubieras delatado – Yo me quedo en silencio ya que no sé qué responder ante aquella frase, así que solo asiento y de forma inmediata recuerdo que se me ha pasado la hora de tomarme la medicina. Mi teléfono ha muerto, pero la última vez que lo encendí eran las 9:55 de la noche, y eso fue apenas desperté de la siesta que me di en la laguna.

– Ya debo irme – digo rápidamente mientras camino para salir de estos malditos arbustos.

– No espera – dice Mirko – En serio no pensaba meterte en problemas o algo por ese estilo si es lo que piensas, es Ian al que odio, no a ti.

– De acuerdo – respondo – No he dicho nada de todos modos.

– ¡Aun así! – agrega Mirko.

– Bien – susurro. Me giro nuevamente y comienzo a caminar por la carretera, Mirko levanta su motocicleta que tenía escondida, me lanza una mirada algo extraña cuando se sube a su moto y luego conduce en dirección contraria a la mía. Llego a mi casa algo asustado, un poco sucio y con el rostro con tierra seca en mis mejillas por haber estado escondido.

No veo a Franco por ningún lado, yo camino directo a mi cuarto para buscar mi medicina, ya que según el reloj de la pared del comedor, ya han pasado 40 minutos de la hora correspondiente a la buena.

Enciendo la luz de mi cuarto, y me sobresalto cuando veo a alguien sentado en mi cama, asustado veo como gira su rostro, Ian se levanta y camina acelerado, me mira y admira lo sucio y cansado que estoy.

– ¿Dónde estabas? No fuiste al Colegio y la cena con mis Padres era hoy – Maldita sea, no puede ser lo había olvidado.

– ¿Hoy? – pregunto sorprendido – Ian, lo siento, tuve algo que hacer y...

– No seas mentiroso – dice entre dientes – ¿Por qué estás sucio?

– Es una larga historia.

– Pues como la cena en mi casa se ha cancelado, supongo que tengo tiempo para escucharte – Ian toma asiento en mi cama, y al parecer, no tiene intención de irse hasta que le diga todo lo que sucedió.

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