Capítulo 22.

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No me considero una persona anti social como dice mi prima Shay que soy, tampoco me considero alguien a quien le es difícil hacer amigos, solo que estar rodeada de tantas personas ahora me parece algo aburrido, siempre con las mismas rutinas, conversaciones de personas que no conozco y que nunca conoceré no me interesa en lo más mínimo hoy en día. En California era una persona totalmente diferente y si mi prima hubiera estado conmigo en aquél entonces nunca se la hubiera creído. Desde que llegué a Londres, yo había dejado atrás todo lo que había hecho y pasado, sabía que no era la misma mujer de antes y por mí estaba bien. Ya no me importaba lo que las personas pensaban de mí, tampoco que a veces me encontraba desayunando y comiendo sola en el campus. A veces Zack me acompañaba, pero sus horarios era diferentes a los míos que era difícil poder coincidir y cuando lo hacíamos él no dejaba de insistir en que fuéramos juntos a la casa de Harry. Yo siempre me negaba. Iba en serio en lo de no volver ahí en un tiempo, ahora tenía que enfocarme en mis finales, los exámenes me tenían más estresada que nunca y el seguir teniendo el maldito yeso no ayudaba, me picaba más que nunca. En mi vida me había roto un hueso y después de esto, esperaba que no volviera a pasarme.

–No sé si sentir pena porque estás comiendo sola o porque estás estudiando en hora libre.

Zack dejó caer su mochila en el suelo y se sentó en el banco en frente de mí. Miré el día en mi teléfono. Era Martes.

–¿Qué haces aquí? –mordí el sándwich que mi tía Susana me había preparado. No sé como le hacía para que fueran los mejores que he probado.

–Te vi muy sola –Zack se encogió de hombros.

–Muy gracioso. Es Martes, tienes clase a estas horas.

–Lo sé –se quedó callado y lo miré esperando a que se explicara mejor–. Me la salté, ¿qué no es obvio?

–Zack, se acercan los exámenes finales.

Él se burló de mí, como siempre lo hacia.

–El examen lo paso con los ojos cerrados. Todo lo que hemos leído y aprendido lo he memorizado.

Me guiñó el ojo y por un momento lo envidié. Desearía poder ser como Zack, poder memorizar todo, así no tendría que estar en mis tiempos libres estudiando.

–No sé por qué te comportas como un idiota cuando no lo eres.

–Ana Hale, ¿me estás halagando? –se llevó una mano al pecho–. Es más divertido ser así. No quiero acabar siendo tú.

–¿Disculpa?

–Mírate, estudiando, memorizando, leyendo –hizo un movimiento del cuerpo como si fingiera escalofríos.

–Lo que pasa es que no todos tenemos memoria como la tuya. Y cállate que me desconcentras.

–¿Qué tienes planeado hoy?

Cerró de un manotazo mi libro de cálculo.

–¡Zack! –dije molesta. Él nunca iba a parar, siempre hacía lo mismo en la tienda de mis tíos y hoy no sería la excepción–. Hoy me quitan esto –señalé con mi dedo el yeso.

–¿Terminarás pronto? –insistió.

Dejé mi sándwich a un lado y apoyé mis brazos, me incline hacia él entrecerrando los ojos.

–No iré a la casa de Harry.

–¡Ana! Ya van unos tres meses que no muestras señales de vida. Todos se preguntan si no has muerto aún.

–Me comunico con Zayn y él viene a casa de mis tíos, así que no te sirve esa excusa –volví a morder mi sándwich–. Lo único que quiero es poder sobrevivir esta semana estudiando. Sabes que me he concentrado este semestre solamente en la universidad.

Fool's Gold [h.s]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora