Capítulo 6.

4.6K 232 21
                                    

Cuando dices que tu vida es perfecta, seguramente todos los que están a tu alrededor sabrían que estas mintiendo. He comprobado que aquella frase es la más falsa que alguien pudo haber dicho, y quien lo haya hecho, era el mayor mentiroso de la historia. Tomemos mi ejemplo, mi vida no era para nada perfecta cuando vivía en California aunque yo creyera que sí. Tenía amigos con los que me divertía hasta altas horas de la noche, un chico que me quería y que yo también quería con locura. Salíamos a tomar café, al cine, a comer o a cenar, a mi familia le caía bien y aquello era mucho para mi situación. Sin embargo, todo empeoró cuando supe la verdad de aquél chico que hasta ahora estoy tratando de olvidar. No diré su nombre, porque si lo hiciera sería como mostrar una parte de mí que ya no existe, él ya no existía como todos mis amigos. Estaban al otro lado de dónde yo me encontraba y así se quedaría para siempre. Además yo había hecho cualquier cosa por él. Algo de lo que yo siempre me arrepentía.

Sentía tanta ira e impotencia cuando recordaba aquella noche. Nunca había sentido tanto miedo en mi vida, y esperaba no volver a sentirlo nunca más. Y sólo había una forma de sacar todos esos sentimientos: jugando fútbol. No es algo absurdo, porque jugar fútbol era lo único que me hacía olvidar mis problemas. Sólo estábamos las 22 jugadoras en la chanca, un balón y un árbitro. No había miedo, porque el miedo siempre me llegaba a vencer como aquélla vez. Sólo estaba la adrenalina y las ganas de anotar un gol para vencer al otro equipo. Así me sentía yo cada vez que entrenaba o jugaba.

Dejé mi mochila de entrenamiento sobre las gradas y metí mi celular hasta el fondo. Zayn me había enviado mensajes esta mañana que no contesté. Apreté mi coleta, bajé mis shorts deportivos y corrí hacia la cancha. La entrenadora Step era conocida por sus entrenamientos intensos que me quemaban las pantorrillas y los muslos, no paraba hasta ver hasta que una se callera en el campo y suplicase un descanso. Yo nunca lo había hecho, me gustaba la sensación en la que todos mis músculos se tensaban, porque aquello me decía que lo estaba haciendo bien y estaba dando todo de mí. Saludé una que otra compañera de equipo. La mayoría eran mayores que yo por unos cuantos años, pero aquello nunca me había frenado para patearles el trasero en los entrenamientos.

Consideraba que nuestro equipo era muy bueno, era raro que perdiéramos algún partido y cuando lo hacíamos, la entrenadora Step nos daba el cague de nuestra vida y al día siguiente el entrenamiento era el peor que te pudieras imaginar.

Pasada la hora y media completa del entrenamiento, mis rodillas temblaban al igual que mis muslos y sudaba como una verdadera cerda. Daba gracias a Rachel que había suplicado que paráramos. Por primera vez concordé con ella, si seguíamos entrenando de esta manera, en 3 días para la semifinal estaba segura que en medio partido todas terminaríamos con alguna lesión o desgarramiento.

Tomé sedienta de mi botella con agua fría y solté un jadeo de alivio. La universidad estaba completamente vacía a esta hora y yo podía caminar con total libertad sin ser aplastada por los demás estudiantes. Saqué mi teléfono del fondo y chequé la hora, 9:00 am. Jesús, era demasiado temprano y de pronto me llegó el sueño. Tenía otros tres mensajes de Zayn pero los ignoré bloqueando mi teléfono.

Escuché un gran grito por parte de una de mis compañeras de equipo a mis espaldas. Dispuse a girarme cuando unas botas militares negras se posaron alado de mi.

—Ahora tengo la certeza de que me estás ignorando —me dijo serio y alcé mis ojos sorprendiéndome al verlo parado enfrente de mí. ¿Cómo demonios lo habían dejado pasar a la universidad?

Vi sobre mi hombro como todas las del equipo se habían reunido atrás de mi viendo con asombro a Zayn y quise arrastrarlo fuera de ahí. Esto era demasiado público.

—¿Cómo supiste en dónde estaba? —cuestioné y colgué mi mochila al hombro. Seguramente mi cara ahora era un desastre: toda roja y sudada.

—Zack me lo dijo —contestó encogiéndose de hombros y yo bufé. Por supuesto que Zack se lo había dicho—. Por cierto, buen entrenamiento. Desde dónde yo estaba veía tu cara de dolor —dijo burlándose.

Fool's Gold [h.s]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora