Primera Revelación.

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- De acuerdo, sé que la imagen no tiene nada que ver con el capítulo y que es Sterek, pero tuve que ponerla. Quiero decir, ¡mírenla! es súper tierna 😍
Otra cosa que quería aclarar era que no pretendo ofender a nadie con el primer párrafo del capítulo, yo creo es o porque bueno, supongo entenderán cuando lo lean. Pero aún así respeto lo que los demás piensen, opinen y/o cualquier religión de la que sean parte.
Otra cosa, lamento la tardanza. No tengo excusas, lo siento.
Bueno, ahora sí, el capítulo. -


Siempre se preguntó como las personas podían creer en un Dios todopoderoso, en alguien que tiene un plan de vida para cada persona, en alguien que solo quiere que todos estén en paz y en armonía; no entendía como, luego de todo el sufrimiento que había en el mundo y probablemente en sus vidas, podían seguir teniendo fe en alguien que jamás habían visto y que los abandonó cuando más los necesitaba. Su madre Claudia era creyente. Pero él jamás pudo creer en un Dios con algún plan divino cuando todo, o al menos la mayor parte de ese todo, en su vida era solo dolor.
Pensar en ella le hacía pensar en Adam. Él sabía que lo que sea que su hermano le ocultaba iba a terminar de romperlo. Y no quería, no quería seguir escuchando como más personas le mentían, lo traicionaban o lo dejaban de lado. Pero más que nada, no quería que Derek tuviera razón.
Se preguntaba cuál era la razón de su existencia. ¿Por qué estaba vivo? ¿Para qué? ¿Había algún motivo oculto? ¿Algún plan divino como muchos creían? ¿Tal vez la mera existencia de las personas tenía que ver con el mundo de los hombres lobo, vampiros, brujas y banshes? ¿O simplemente estaba ahí, ocupando un espacio físico en un mundo lleno de desgracias y dolores? No lo sabía. Pero no pudo evitar pensar en todo esto justo en ese momento. Cuando encontró esa maldita caja con esas fotos y… y ese maldito vídeo.

Comenzó cuando iba de camino a buscar a Malia para que pudieran hablar, pero creyó que era mejor esperar un poco, al menos hasta que él tenga en claro sus sentimientos por ambos –y por ambos se refería a Malia y Erik-. Y por “claros” quería decir a aceptar lo que sea que sentía. Pensar en el chico le hacía pensar en su hermano (otra vez, aparentemente todo le recordaba a él, tal vez era la culpa) y que tarde o temprano ambos terminarían revelando esos secretos que tanto los carcomía por dentro y que les daba miedo decir.
Fue directo al departamento, aún quedaban un par de horas hasta que Adam volviera y tenía comida. No quería pensar en nada, pero tampoco quería ver alguna película o algo por el estilo. Decidió ir al cuarto de su hermano, tal vez encontraría alguna cosa por ahí.
Y sí que encontró.
Luego de revisar entre sus pertenencias, encontró algunas fotos y cartas de amigos pero ninguna decía nada interesante y no mostraban nada prometedor. Stiles esperaba encontrar algo que le dijera que el mercenario tenía una novia o alguien especial al menos, pero no, no encontró nada. Iba a darse por vencido e ir por algo de comer, cuando descubrió algo que le llamó la atención. Estaba debajo de la cama, era una caja negra que apenas se veía ya que estaba cubierta por el cubrecama. La notó gracias a la luz que entraba por la ventana y que dio justo donde se encontraba el objeto. No quería husmear entre sus pertenencias (aunque prácticamente ya lo hubiera hecho), pero su curiosidad siempre fue mayor que nada.
Tomo la caja entre sus manos. Tuvo un mal presentimiento, pero aun así, la abrió. Y aunque una parte de él se arrepentía de haberlo hecho, la otra parte le decía que había hecho bien ya que posiblemente esa era la única forma en la que supiera la verdad.
Lo primero a la vista era una foto de su hermano, luego había otra foto, también de su hermano, pero esta vez estaba con una chica y un chico en un lago riendo juntos; otra foto más, esta de Adam y Erik juntos, ambos sentados lado a lado sonriendo. La siguiente también era de ellos dos, pero esta vez se miraban a los ojos mientras sonreían. Se le fue el alma a los pies, y justo en ese momento fue que entendió todo, o al menos una parte de lo que sucedía. Ellos se miraban con tanto amor y cariño; sintió sus ojos arder. Más fotos a esas le siguieron. Todas de Adam con amigos y Erik. En algunas estaban abrazados, en otras simplemente riéndose juntos. No sabe cómo hizo para no derramar las lágrimas acumuladas al ver una foto de ambos besándose.
Sabía que había más que lo que Adam le había dicho, mucho más. Y no va a negar que el que ellos estuvieran juntos no pasó por su mente al escuchar a su hermano hablar sobre Erik. Ya no podía seguir así, no podía seguir negando lo que sentía por Erik, solo se haría más daño a sí mismo. Pero había una gran diferencia entre aceptar sus sentimientos por alguien y que este alguien este saliendo con tu propio hermano.
Dejo las fotos sobre la cama y cuando siguió rebuscando en la caja encontró un CD guardado en su estuche; lo dejó a un lado de las fotos, buscó la computadora de su hermano y una vez en sus manos colocó el CD donde iba. Dudo en darle play, pero al final lo hizo.
Era, obviamente, un vídeo. En el estaban Adam, Erik y otras personas, algunas las reconocía de las fotos que había encontrado por el cuarto, de las otras, no tenía idea. Pudo contar alrededor de unas 15 personas. Se encontraban en una casa de campo, podía verse que enfrente de la misma había otras como esas, parecía un muy bonito lugar. Se dio cuenta que había sido grabado en las fiestas por las decoraciones de las casas y la calle. Subió el volumen y se dispuso a escuchar; honestamente nada llamaba mucho su atención.
- ¡Chicos, chicos! Vengan, ya van a dar las 00hs –gritó una chica rubia haciendo que todos se acercaran a ella. De pronto, comenzaron a ir hacia la vereda donde los demás vecinos ya estaban llegando y a contar.
- ¡Diez… nueve… ocho… siete… seis…! –y así hasta que dio la medianoche y pudo verse como los fuegos artificiales se hacían oír con más fuerzas al igual que los gritos de júbilo y los saludos de “Feliz Año Nuevo” entre las personas ya presentes.
Luego, uno de los amigos de su hermano dijo algo que le hizo prestar más atención.
- Entonces… Erik y Adam, ¿realmente terminaron? -¿Qué?
- Así es –era la voz de una chica. Se le hacía bastante familiar.
- ¿Sabes por qué?
- Lo único que sé –otra vez habló la chica-, es lo que Adam me dijo.
- ¿Y qué es lo que te dijo? –era mi imaginación, ¿o este chico estaba haciendo demasiadas preguntas?
- ¿Por qué te interesa tanto?
- ¿No crees que luego de estar durante un año y medio juntos, de la nada, decidan separarse? Sabes que soy demasiado curioso, y además también tengo mis teorías. Y, ¿tampoco te parece extraño que sigan siendo tan unidos como lo eran antes? –pues si lo que dice es cierto, tal vez tiene razón concluyó Stiles.
- Si sabes que ellos luego van a ver esto, ¿verdad? –preguntó la chica con un deje de diversión en su voz.
- ¡Por supuesto que lo sé! ¿Por qué crees que lo estoy haciendo justo cuando estoy grabando? –dijo con un falso tono de indignación haciendo reír a su compañera.
- Sos un idiota Logan.

Sos un idiota Logan repitió Stiles en su mente. Volvió a ver la misma escena unas tres o cuatro veces hasta que… OH POR DIOS, ES BRAEDEN. Era ella. Estaba seguro, ahora entendía porque se le había hecho tan familiar su voz. No podía creerlo, o tal vez sí. Es decir, los tres eran mercenarios, no debería de ser una sorpresa que se conozcan. Bueno, no era como si todos los mercenarios del mundo deberían de conocerse solo por ser lo que eran, era una estupidez pero bueno. De todas formas, pausó el vídeo luego de darse cuenta y le mando un mensaje a la chica preguntándole si estaba libre.
¿Ahora?
No, mañana.
¿Estás siendo sarcástico?
Tal vez.
Sabes que odio cuando haces eso. Dónde.
Dónde siempre.
Estaré ahí en 20.
Ok.
Luego de eso, des pausó el vídeo y siguió viendo. Solo mostraba imágenes de ellos bebiendo y pasándola bien, como si fueran una gran familia feliz. Debía admitir que ver a su hermano pasándola tan bien en esas fechas le molestaba bastante. Mientras ellos –él y su padre- fingían que todo estaba bien y que se la pasaban de maravilla, él realmente la pasaba de maravilla con su, probablemente, nueva familia. Le había llevado años superar la muerte de su madre y la partida de tres personas realmente importantes en su vida y, al parecer, ellos lo habían superado en un santiamén. Bueno, Theo tenía sus razones, de Erik tampoco es como si quisiera saber algo y su hermano… su hermano había sido el único que se mantuvo en contacto con él. Lo había extrañado tanto, que cuando lo vio por primera vez ese día en la escuela, había olvidado por completo todo el odio, el rencor y el dolor que su corazón había guardado durante tantos años hacia y por él. Lo único que le importaba en ese momento era tenerlo a su lado una vez más. Hace años, le había dicho que lo había perdonado, luego de tanto tiempo. Pero ahora, reflexionando sobre todo, se dio cuenta de que en realidad no lo hizo, no lo perdonó; y si quería hacerlo, primero debería de saber qué es lo que lo llevó a alejarse de esa manera tan repentina y no volver durante años. Sabía que si querían estar bien, en paz y sin rencores de por medio, debían ser honestos con el otro. Ya no podía seguir posponiendo esa charla, no importaba cuan dolorosa sea la verdad, o cuántos secretos hayan, ambos debían de saberlo. Tenía bien en claro que era Adam el que más secretos poseía, por lo tanto, sería él el que más sufriría; lamentablemente, no era una novedad.
Se levantó decidido a ir a hablar con  Braeden. Todavía faltaban dos horas para las cinco, así que guardó todo en la caja y la dejo tal y como la encontró. Tomo sus llaves y salió a su jeep.


A penas llegó al lugar vio la moto de la joven (o no tan joven, aun no sabía la edad y no se animaba a preguntarle). Entró y fue a la mitad del local, a la mesa que compartían cada vez que necesitaba hablar con ella en privado (cosas de “trabajo”, no pregunten). Se sentó a su lado, ella lo miró mientras tomaba de su cerveza.
- ¿Cómo es que conoces a Erik y a mi hermano y no me habías dicho nada?
- Directo al punto ¿eh? –contestó ella dejando la bebida sobre la mesa -. Bueno, será porque no era algo que yo tuviera que decir.
- ¿Así como no podías decirle a Logan la verdadera razón por la que ambos terminaron? –ella se le quedo mirando estupefacta, con los ojos bien abiertos; abría y cerraba la boca como si quisiera decir algo pero sin saber muy bien qué-. Voy a tomar eso como un sí –dijo al tiempo que tomaba de la cerveza que anteriormente tenía la mercenaria.
- ¿Cómo demonios sabes eso? –le espetó bruscamente mientras le sacaba la bebida de las manos.
- Encontré un vídeo entre las cosas de Adam.
- ¿Revisas sus cosas?
- Estaba aburrido ¿sí? Solo estaba viendo en su cuarto y de pronto vi una caja y sabes lo curioso que soy.
- ¡Ja! Si hasta podrías resultar ser hermano perdido de él –dijo la morena volviendo a tomar de su bebida.
- ¿De Adam? –preguntó realmente confundido Stiles.
- No idiota. De Logan.
- Ooh. Bueno, no importa. No me cambies de tema Braeden.
- Lástima, pensé que estaba funcionando. Como sea, ya te lo dije, no era mi secreto que contar.
- Quiero que me digas como los conociste –ella lo miro durante unos momentos, como pensando si decirle o no. O cómo engañarlo. Finalmente suspiró.
- Los conocí de casualidad. Ellos estuvieron a punto de ser asesinados por una manada de hombres lobo cuando pasaba por ahí. Volvía de hacer negocios con un tipo rico y decidí ayudarlos. Nos caímos bien y pasamos los siguientes tres días juntos, en el mismo hotel. Para ese entonces, ellos todavía no habían comenzado a salir. Fue hace… unos cinco años.
- Wou. Así que… luego de eso… ¿se hicieron amigos?
- Exacto. Intercambiamos números y durante los meses seguideros a eso hablábamos por teléfono de vez en cuando. Hasta que al año me tocó hacer un trabajo en San Francisco, justo donde ellos estaban viviendo.
- Eso sería hace cuatro años.
- ¿Disculpa?
- No, nada –no se había dado cuenta que lo dijo en voz alta -. Decías que vivieron juntos. Erik y Adam.
- Sí. Decidieron tomarse un tiempo. Adam, Erik y el resto de su grupo. Vivían en un loft, como el de Derek, pero mucho más lujoso, por así decirlo, todos juntos. Como yo estaba libre hasta que me llamaran me invitaron a quedarme con ellos.
- ¿Y te llevaste bien con el resto de su grupo?
- Tuve unos problemas con la chica del lugar. Tal vez uno o dos encuentros con uno de los chicos pero fuera de eso… sí, me llevé bien con todos. ¿Algo más que quieras saber?
- Sí, de hecho. Cuéntame sobre la última vez que se vieron –Stiles no pudo descifrar la mirada que la mercenaria le dio antes de comenzar a hablar.
- Fue durante un trabajo en Argentina. Me habían ordenado encargarme de una familia de cazadores que se la estaban pasando de listos con los pobres lobos de ahí; es decir, asesinándolos. Pero algo salió mal y tuve que pedir ayuda.
- Eso debió ser difícil.
- No tienes una idea. En fin, ellos y otros tres chicos de su grupo de hecho, fueron mis refuerzos. Resultó ser que los cazadores, en realidad no eran cazadores sino brujas.
- ¡No puede ser! ¿De verdad?
- Así es. Eran un par de esas brujas que creen que los demás no valemos nada, mucho menos los seres sobrenaturales. Descubrimos que querían revivir a su líder, que había muerto años atrás.
- ¿Por qué no lo hicieron antes?
- Porque no contaban con el poder suficiente, entonces…
- Empezaron a sacrificar seres con el poder suficiente para poder realizar el hechizo –Braeden lo miro asombrada para luego sonreír.
- Siempre tan perspicaz Stiles. Pero sí, eso fue lo que intentaban hacer. Pudimos acabar con las brujas gracias a la ayuda de los cazadores que sí eran del lugar; bueno, de un par de pueblos más adelante. Luego… honestamente, ni siquiera sé porque te estoy contando toda la historia.
- Porque esta interesante obviamente. Sigue –ella río, pero aun así hizo lo que le pidió.
- Nos dimos cuenta de que las brujas no estaban solas, tenían aliados. Vampiros –Stiles se tapó la boca evitando gritar -. Nunca supimos que es lo que las brujas les prometieron o porque seguían con el plan, pero gracias a la manada del pueblo pudimos derrotarlos. Obviamente hubo bajas: unos cinco cazadores, dos hombres lobo y uno de los mercenarios que acompañaban a tu hermano –los ojos de Stiles brillaron con lo que Braeden identifico como comprensión.
- ¿Sabes si quien murió era cercano a mi hermano? –entonces ella entendió.
- Los vi besándose.
- ¿Hace cuánto fue eso? –preguntó el castaño luego de unos minutos en silencio.
- Un año y medio aproximadamente.
- ¿Y el vídeo? –ella lo miro sin comprender-. Cuándo se grabó el vídeo.
- La navidad antes de eso. Unos seis meses antes de la muerte de Michael, o sea el mercenario. ¿Por qué lo preguntas?
- Él fue la razón por la mi hermano y Erik terminaron ¿no? Adam se enamoró de alguien más.
Stiles no alcanzó a escuchar la respuesta de Braeden, en su lugar, lo que escuchó fue el ruido provocado al momento en que una camioneta 4x4 atravesara el lugar por el sitio contrario al que se encontraban.
Por puro instinto, arrojo la mesa a un lado y tomo la mano de la mujer a su lado para acto seguido saltar a un costado, lo más lejos posible del auto. Lo hizo justo a tiempo, dos segundos más y la camioneta estaba siendo estrellada contra el lugar exacto donde ellos se encontraban momentos antes. Ambos estaban en el piso, Stiles se había arrojado encima de la morena en un acto de mantenerla ilesa. Una vez que el vehículo había quedado completamente destrozado e inmóvil clavado a la pared del fondo del pequeño restaurante de paso a las salidas de Beacon Hills, el castaño intentaba levantarse cuando por la ventana vio como un grupo de hombres se bajaban de dos todoterrenos.
Calaveras.
Desde donde estaba solo pudo divisar a dos de los sujetos pero estaba seguro de haberlos visto cuando fueron a México.
- ¿Stiles? –le preguntó Braeden aun debajo de él.
- Quédate en el suelo.
- ¿Qué? ¿Porq…?
- Shhh. Solo hazme caso.
La suerte debía de haber estado de su lado por una vez en su vida, ya que un montón de mesas y sillas fueron a parar a su lado como si de un escudo se tratara. Por lo que los cubría perfectamente de cualquiera que pasara por su lado. Le hizo señas a la muchacha para que se corriera un poco más atrás, justo donde el “escudo” se unía con la pared y las mesas estaban más apiladas junto a una pequeña montaña de escombros; lo que les facilitaba el esconderse.
Unos segundos después, la puerta del local se abrió justo a unos centímetros de donde se hallaban. Al parecer, las personas que antes habían estado en el pequeño lugar se habían ido de allí apenas vieron las camionetas acercarse y otros… bueno, otros no habían tenido tiempo ni de esquivar la camioneta que estrelló con el recinto. Escuchó como la puerta del vehículo detrás de ellos se abría, luego un sonido seco. El, o ella, no estaba seguro, había caído al piso. Él no podía ver nada ya que estaba boca abajo.
Tratando de no hacer mucho ruido le susurró a la  muchacha que tratara de ver algo.
- Mierda. Son los calavera –Stiles rodo los ojos.
- Eso ya lo sé, quiero que veas cuantos son y si reconoces a la persona del auto –juraría que ella lo había fulminado con la mirada.
- Son seis. Y no puedo ver quien es, pero estoy segura que es una mujer.
Stiles iba a responder justo cuando los cazadores comenzaron a hablar.
- Revisa si hay alguien con vida.

Mierda, mierda, mierda, mierda.

Sintió como caminaban por el otro lado. Sintió como Braeden dejaba caer sus manos a un lado de su cuerpo. Se concentró en relajar su cuerpo y hacer su respiración lo más lenta posible. Pudo escuchar como alguien se encaminaba a donde ellos estaban. Su mano estaba al alcance de su cintura, si alguien se daba cuenta solo tendría que estirarla un par de centímetros, sacar su arma y listo (honestamente, a él realmente no le importaba el tener que dispararle a unos tipos como esos pero si lo hacía y por “accidente” alguno moría Scott, y probablemente su padre, estarían muy molestos). El tipo pateó su pie e hizo lo mismo con la joven debajo de él. Al ver que ninguno se movía se alejó dejando que Stiles pudiera respirar con tranquilidad y Braeden abriera lentamente los ojos.
- Ya les dije que no lo sé –era la voz de una mujer. Definitivamente la que había estrellado la camioneta contra el lugar.
- Vamos lobita. No nos hagas perder más el tiempo y dinos donde se encuentra Kate Argent –Argent. ¿Eso significaba qué la estaban cazando? –Estuviste en su guarida.
- Sí, lo estuve. Y logré escaparme cuando vi cazadores. Logré huir de ella y su locura. Cuando nos sacaron del lugar donde nos tuvieron raptados, nos dejaron inconscientes. Además a algunos de los que estaban conmigo les dieron algo que los… bueno… descolocó.
- ¿Descolocó?
- Cómo cuando te drogan… bueno así. No me pregunten qué era porque no tengo ni idea. Lo único que se sobre eso es que es una mezcla entre acónito y algún otro componente sobrenatural que también es letal para los sobrenaturales.
- Eso es bastante interesante, muy buena información –hubo un momento de silencio, uno expectante. No tenía mucha idea de lo que podrían estar haciendo los hombres en ese momento que no decían ni una palabra, pero solo por si acaso se quedó más quieto que antes y por un segundo donde el pánico estaba comenzando a dar señales de vida en su interior, retuvo la respiración. Y luego (¡por fin!) de lo que le pareció una eternidad, la chica fue quien rompió ese silencio tan sofocante.
- ¿Qué… qué van a hacer conmigo? –preguntó algo temerosa.
Antes de que el tipo le respondiera, Stiles trato de calmarse. Delante de él había un pedazo de vidrio que no había visto antes por estar demasiado concentrado en que no lo notaran. Se dio cuenta de que los cazadores estaban del otro lado de la camioneta, pudo notar que había cuatro pares de pies por lo que dedujo que al menos dos más tendrían que estar presente en otro lado. Lo más sigilosamente que pudo, intentó hacerse a un lado. Breaden lo miro desconcertada, una vez que sus miradas conectaron, ella pareció entender.
- Esa es una buena pregunta ¿no crees?
Stiles se corrió lentamente hacia su derecha, quedando de lado. Dirigió su vista hacia la chica, ella estaba tirada en el piso, apoyada con sus codos de costado. Lo que hacía que ella pudiera verlos por debajo del vehículo. Hizo amago de querer acomodarse, haciendo que Stiles se fijara en sus manos. Por un segundo, creyó que, discretamente, la chica había levantado seis de sus dedos a propósito. Cuando no los bajo, dedujo que era así, tal y como Braeden había dicho, seis cazadores. Seis cazadores frescos como una lechuga contra una mercenaria, un cazador y… bueno, dudaba que la chica pudiera pelear.
- Les dije lo que querían, es todo lo que sé. Yo nunca quise lastimar a nadie. Pero ella nos dio esa cosa, y a menos que comenzáramos a ayudarla voluntariamente nos matarían. O bueno, nos torturarían hasta que digamos que sí o muriésemos. Por favor.
Es ahora o nunca pensó Stiles.
- Bueno, no hay razones para que ellos te lastimen cariño, así que… -el chico había logrado sentarse en silencio y tomar el arma que siempre llevaba.
- ¿Quién carajo sos vos? –preguntó uno de los cazadores que estaban más cerca mientras hacía amague de llevar sus manos a su cadera para, lo que Stiles suponía ya que era lo más obvio, buscar su arma pero el castaño fue más rápido y lo apunto con la suya.
- Yo no haría eso en tu lugar –esta vez fue Braeden. De reojo pudo ver que solo tres de ellos tenían sus armas en mano y ninguno sabía muy bien qué hacer con ellas. Suponía que era porque él le estaba apuntando a uno de sus hombres desarmados y Braeden a los otros dos desarmados porque, como buena mercenaria, ella tenía dos armas en lugar de una. Ambos se pusieron de pie, observando atentamente como los tres restantes rodeaban el vehículo y los escombros para acercarse a ellos –Bueno, hagamos esto simple muchachos –dijo el castaño sin perder su sonrisa; una táctica que con el tiempo aprendió era bastante útil ya que así aparentaba confianza -, ¿ustedes están detrás de Kate, verdad?
Los cazadores se miraron entre ellos pero no dijeron nada. Stiles suspiro.
- De acuerdo. ¿Quién de ustedes está a cargo?
- Yo –contesto el tipo que anteriormente hablaba con la chica.
- Muy bien. Entonces, qué tal si me decís tu nombre y luego yo te digo el mío.
- Luca –dijo luego de un momento de duda -. Ahora dime el tuyo.
- Stiles.
- ¿Stiles? Así como ¿Stiles Stilinski? –Stiles frunció el ceño, luego miro a Braeden que lucía tan confundida como él.
- ¿Cómo sabes su nombre? –pregunto la joven.
- Somos calaveras. Araya nos habló de la manada de Scott McCall.
- Bueno –contestó Stiles no muy convencido-, ya que saben quiénes somos, sabrán entonces que no somos muy amigos de Kate Argent. De hecho, ella está tratando de matarnos a todos. ¿Qué tal? Todos en este lugar tenemos una razón para odiar a la despreciable ex cazadora por lo que no es necesario que nos estemos apuntando con nuestras armas o algo así. ¿Verdad?
Los cazadores volvieron a mirarse entre ellos. Luca miro hacia donde la loba aún se encontraba, luego de unos segundos suspiro y asintió. Todos guardaron sus armas, incluso ellos dos.
- Genial. Ahora, agarren a la chica y vámonos.
- ¿Irnos?
- Por supuesto. Este lugar está bastante alejado del centro de la ciudad, más todavía de la estación de policía. Pero ellos estarán acá en cualquier momento. Debemos irnos ahora –justo cuando estaba por salir se detuvo haciendo que los demás también lo hicieran.
- ¿Qué sucede? –pregunto uno de los cazadores.
- No usare mi arma, pero no confío en que no vayan a salir escapando con ella a cuestas. Así que viene conmigo, igual que él –dijo señalando al que parecía el más joven del grupo. Un chico alto, castaño claro y de ojos azules claros. Luca sonrió de costado, al parecer divertido por la actitud de Stiles.
- No eres tanto como la jefa te describió.
- ¿Ah, sí? ¿Y cómo me describió tu jefa? –dijo mientras tomaba a la chica de un brazo y el otro chico el otro, para levarla a su jeep.
- Menos divertido diría yo.

El castaño solo río y encendió el coche una vez en él. Compartió una mirada con Breaden antes de que ambos tomaran rumbo hacia la salida de Beacon Hills.

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