Introducción

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- Juro que te haré pedazos.

Stiles no podía creer lo que estaba escuchando. Scott, su mejor amigo Scott, que siempre trata de arreglar los problemas civilizadamente, había golpeado a Erik y le había hablado con tanto odio que por un momento no lo reconoció. Cuando Stiles quiso hacer algo ya era muy tarde; Scott se había lanzado sobre Erik.

Scott comenzó a golpearlo pero Erik no se quedó atrás y también le pegaba. Stiles trató de pararlos pero no podía; Scott había empujado al chico contra una mesa y salto sobre él, pero antes de que le diera otro golpe Erik agarró una pata de la mesa que se salió por la fuerza del impacto y le pegó al lobo en la cabeza. Scott logró estabilizarse rápidamente y Erik levantarse, pero antes de que pudieran hacerse algo, el otro lobo, Sean, se puso detrás de Erik y lo empujo lejos de Scott.

- Es suficiente, ambos. –dijo mirando a Scott que le gruñía con sus ojos rojos. Sean, no se dejó intimidar y prosiguió –escúchame, tienes que calmarte amigo, a menos que quieras destruir todo el departamento...

- Sean tiene razón Scott, es suficiente. Scott te estoy hablando. –dijo Stiles parándose frente a su mejor amigo. Este lo miro y sus ojos volvieron a su color normal. –Mejor.

El castaño miro a Sean y le agradeció con un gesto de cabeza para luego mirar a Erik que se arreglaba la ropa y pretendía que nada pasó. – ¿Estas bien?

- Sí, sí. No pasa nada. –dijo de mala gana. Adam estaba al lado del chico y el castaño noto que estaba bastante preocupado, y se preguntó porque lo estaría hasta que recordó lo que su ex amigo había dicho: que eran antiguos compañeros de trabajo y mejores amigos y... ¿compañeros de trabajo? ¿mejores amigos? ¿qué...? Fue lo primero que pensó Stiles, y tuvo que hacer un gran esfuerzo para no preguntarles ahí mismo lo que quería preguntarles. No era el momento ni el lugar.

- De acuerdo. –dijo Adam volviendo a la normalidad. –Si ya han terminado, hay cosas de las que debemos hablar. Por ejemplo... el lobo. Stiles... ¿te gustaría hacernos el favor?

- Si bueno... él es Sean y... emm... lo mando Kate.

- ¿Podrías explicarte mejor? –pregunto Scott visiblemente más calmado que cuando entro en la habitación.

- Bueno, primero que nada, lo encontré en la gasolinera a la salida de Beacon. Había matado al chico que trabajaba en el lugar y trató de matarme y por lo que me dijo, Kate tiene más lobos.

- De acuerdo. Entonces... Sean, ¿cierto? –pregunto Scott al lobo quien asintió con la cabeza. -¿Podrías decirnos que es lo que pasó y como terminaste con Kate?

- Sí, verás... soy de San Francisco. Fue hace 2 semanas tal vez un poco menos, estaba saliendo de mi trabajo e iba hacia donde deje mi auto estacionado en la mañana, a dos cuadras del lugar.

>> Anteriormente, tal vez unas dos semanas antes, había comenzado a sentirme observado. Los primeros días no le di mucha importancia. Ya al cuarto, empecé a tener cuidado, a fijarme si alguien me seguía u observaba o trataba de encontrar algún olor o ruido fuera de lo normal, pero nada. Ya a la semana, le dije a mi alfa; él me dijo que se fijaría y que tuviera cuidado, tampoco encontró nada.

- ¿Y qué paso luego? –pregunto Stiles.

- Luego, más miembros de la manada empezaron a sentir que alguien los observaba también. Empezamos a preocuparnos, pero el problema era que no encontrábamos nada raro, ninguna huella, ningún olor, ningún ruido... solo esa presencia, ese... sentimiento de ser observado constantemente. Hasta que, bueno, como les dije salía de mi trabajo directo a buscar mi auto, cuando sentí que alguien me miraba, mire para todos lados pero, como era de esperarse, no había nadie así que solo seguí. Doble en la esquina donde había dejado mi auto, y a medida que avanzaba volví a sentirme observado, pero esta vez no me detuve, seguí caminando. Llegue a mi auto y busque las llaves, pero cuando levante la cabeza... vi su reflejo en la ventanilla y antes de que pudiera hacer algo, hizo que me golpeara la cabeza contra la puerta del auto y lo hizo con tanta fuerza... caí de rodillas con un fuerte dolor de cabeza, traté de ponerme de pie pero no pude; veía todo borroso, aun así, sabía que no iba a matarme, sino, lo hubiera hecho antes. El punto es que me inyecto con algo y luego todo se volvió negro.

Blood HunterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora