Capítulo 011

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«Qué horror.»

Trazó aquel pensamiento en el cerebro de la taheña, mientras dedicaba su relantizado tiempo observando el suelo blanco y brilloso.

«Qué asco.»

Fue lo que pensó. En aquellos instantes, la que solía ser la ataraxia y calmada Kano se había desvanecido para dar comienzo a una inexistente; la que una vez existió, en su pretérito. Aquella terrible epifanía no había anhelado como cualquier otra persona hubiese querido con ansias, puesto que su pasado se componía en una extraña melodía grotesca reproduciéndose una y otra vez. Aquel temor, el cual se transmitía en su cerebro cada instante, había cobrado vida, dentro, de aquella jovencita de delicadas facciones.

Fue cuando la adrenalina comenzó a circular en la sangre, la furia rodeando en sus ojos tomando el color que correspondía sin haberse percatado, y sus bellas y exóticas alas naciendo de sus hombros al igual que una hermosa cola ondeada haciendo su aparición alrededor del coxis de la cabellos escarlatas.

Decidió hacer trizas con la libreta, pero antes de pasar sus dedos para rasgar aquella tan aborrecida hoja, una detrás de ésta contenía un texto algo peculiar:

"Espero que hayas leído la hoja anterior Kano. Sé que estarás enojada hasta la coronilla, pero compréndeme, me han obligado, sobornado, e incluso secuestrado para enviarles la información. Escribí aquel mensaje para enviarles al Tsuyo, que obviamente te habrás dado cuenta. También, ¿quién sería lo suficientemente tonto para escribir algo que la otra persona no debe enterarse al frente de su cara? ¡Nadie! Es por eso que, se me ocurrió la idea de escribir eso y advertirte de algo muy malévolo. Te están persiguiendo, están vigilando tus movimientos y prediciendo lo que harás. Están manipulando tu camino como una marioneta desde el principio, ¿acaso no lo ves? ¿Por qué intentó matarte el guardia fanático de Jason (según me comentaste)? ¿Por qué Toki no accedió a estar contigo? Contradíceme si se te apetece, pero todo estos, son rasgos que caracterizan a su vigilancia.

Ahora, corre."

Kano arrojó la libreta al suelo, provocando un ruido que retumbaba gracias a las hojas que se golpeaban entre sí. Visualizó la puerta e intentó escapar que, evidentemente fue imposible. Su desesperación la carcomía lenta y dolorosamente. En su campo de visión entró la pequeña ventana que daba al exterior, así que con su preciada línea gruesa compuesta por el músculo líquido impactó contra el vidrio, formando telarañas en el aire mientras rozaban algunas su mejilla formando un rasguño escarlata. Reuniendo todas sus fuerzas, rompió la pared que impedía su camino y pudo escapar por el estrecho camino que yacía enfrente suyo.

Cuando sintió la cálida brisa de la ciudad impactando contra su rostro, sus facciones se relajaron, pero a pesar de que la calma le había recorrido su anatomía por un puñado de segundos; no bajó la guardia. Se incorporó, y comenzó a trepar las paredes hechas de arcilla, para luego detenerse en el más alto de los edificios; en esos instantes, sólo pudo presenciar el viento corriendo con más prisa, y su melena ondeada por el viento mientras su semblante permanecía inexpresivo.

De pronto, un cosquilleo seguido por unas punzadas comenzó a inundar su vientre, mientras que la sensación de algo esparcirse por éste sintió en su piel, luego las punzadas comenzaron a ser más constantes al punto en el que pensó que le habían hecho daño; y así había sido.

Sintió que su visión se volvía borrosa y extraña, balanceándose hacia adelante. Y antes de que su cuerpo perdiese la existencia por lanzarse de aquella superficie, sintió unos brazos sosteniéndola, para luego depositarla sobre un terreno plano. Elevó sus párpados y sus pupilas de color escarlatas acompañadas de la esclerótica oscura chocó contra una mirada oscura al igual que ella; lo único que diferenciaba es que no contenía un brillo como los demás ghoul. Observó detalladamente por un puñado de segundos y se percató de quién había sido el causante de aquel sufrimiento que comenzaba a ser notable.

—Lo siento Kano, lo siento —musitó sin un rastro de arrepentimiento en su semblante.

«No otra vez.»

Pensó mientras todos los sucesos dolorosos que había atravesado durante estos meses más éste se complementaban.

«No quiero ser débil otra vez...»

Una pequeña gota deslizó desde su ojo hasta el suelo, dejando un círculo oscuro en él.

«¡No me jodas más!»

Aquella persona apartó la daga del vientre de Kano, mientras su lengua exploraba el líquido rojizo que se había instalado en el cuchillo para luego guardar su diminuta arma en su bolsillo.

—Espero que tengas una vida mejor allá —deseó el sujeto mientras se reincorporaba y se encaminaba hacía el borde del edificio.

«Deseo que...

La taheña como pudo, se colocó de rodillas para luego posar su mirada sobre esa persona.

Jamás, jamás...

Aquellas figuras extrañas detrás de los hombros de Kano se cristalizaron mientras lanzó un proyectil en dirección al cerebro de aquel sujeto.

Vuelvas a cometer el mismo error, Toki.»

Ese diminuto proyectil en forma de cristal impactó contra su cabeza, mientras la sangre se esparcía por su espalda hasta sus pies. Se volteó con una mirada sombría, mientras sonreía cínicamente.

—¿Aún no has aprendido? Quizá los años que fingí ser dócil no han funcionado —comentó mientras unas extrañas figuras en forma de tentáculo nacían de su cintura. A pesar de su escamosa apariencia, se aproximaba más a las espinas de una rosa.

Aquellos tentáculos viajando rápidamente hacia la pelirroja mientras en forma de proyectiles y una alargada cola le servían como un escudo, fue ahí cuando, sin percatarse...

El comienzo de una guerra había nacido gracias al odio caído en su letargo para alargar el plazo del tiempo.

Parecía que, un fin estaba cerca... Y no era una vida la que estaba en juego aquí.

Era más que eso.

Ookami «Tokyo Ghoul» (#FanficAwards)Where stories live. Discover now