26. "¿Eso es lo que creo que es?"

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SHANNON’S POV

Me desperté con una especie de quejido. Notaba como me estaban acariciando la parte baja de la espalda y me daban besos en la mejilla, descendiendo hasta el cuello. Un punto débil. Un aroma masculino me llegaba a las fosas. Olía muy bien.

-Shannon… Despierta… - Una voz canturreaba en mi oído.

Me di la vuelta, intentando librarme de mi captor y lancé la mano a ciegas, para apartarlo. Quería seguir durmiendo. Una risa ronca inundó mis sentidos. Su aliento me rozaba el cuello. Me negué a abrir los ojos.

-Así que no quieres abrir los ojos… Pues tendrá que ser por las malas… - Aguardé, expectante, al siguiente movimiento.

Noté una presión de unos labios en mi cuello, que se abrieron, dando paso a los dientes. Me mordió suavemente el cuello antes de empezar a succionar. Solté un gemido ante las dosis de placer y dolor a partes iguales. Lentamente, abrí los ojos.

-Buenos días, preciosa. – Un par de ojos esmeralda con un brillo travieso, me saludó.

Parpadeé y me desperecé un poco, todavía adormilada. Volví a abrir los ojos y me encontré con ese chico mirándome de nuevo.

Harry.

Me levanté como un resorte, dándome cuenta por fin de la situación. Estábamos en el sofá de mi apartamento, Harry me rodeaba con un brazo y había estado durmiendo en su pecho. De ahí el dolor de cuello y espalda. Él sonreía de oreja a oreja.

Recordé lo ocurrido la noche anterior y me llevé una mano al cuello, que retiré rápidamente al notar la zona sensible. Entrecerré los ojos, mirando a Harry con una mirada de reproche, que rio suavemente.

Me levanté, dándole un empujón para que me soltara y yendo al baño. Me miré en el espejo y tuve que contener un grito. ¡Me había hecho un chupetón! Salí del baño hecha una furia.

-¡Styles! ¡Me has dejado marca! – Harry me miraba con una sonrisa burlona.

-Te he avisado. Te he dicho que iba a ser por las malas y te has dejado hacer. Es más, los dos sabemos que lo has disfrutado…Y encima, ahora todo el mundo sabrá que eres mía.

-En tus sueños, imbécil. Si yo tengo que llevar esto… Tú también. – Dije sin pensar. Le cogí de la camiseta y le atraje hacia mí. Empecé a succionar en su cuello, escuchando como un gemido ronco salía del fondo de su garganta. Sus grandes manos me tenían cogida por la espalda, acercándome a él.

Me aparté para ver la marca rojiza que le había dejado, satisfecha. Harry tenía una sonrisita en la cara.

En ese momento, el sonido de la puerta nos sorprendió a los dos.

-¡SHANNOOOON! Traigo el desayuno, perezosa. – Mierda, Maisy.

Entró en el comedor con un par de bolsas de Starbucks y dejó las llaves en la mesa, pero al vernos a los dos, se quedó congelada en el sitio. Lentamente, una sonrisa curvó las esquinas de sus labios para arriba.

-Vaya… Buenos días. – Dijo con una sonrisita.

-Erm… Hola. – Dije totalmente incómoda. - ¿Qué has traído?

-Frapuccino de chocolate blanco para ti. Pero resulta que no sabía que hoy había uno más para desay---

-Mmm… Te adoro. – Le interrumpí, llevándola a la cocina y dejando a Harry en el sofá con una sonrisa.

-¿Y bien? ¿Qué ha pasado? – Me interrogó nada más entrar.

-Nada. Alguna idiota le dijo donde vivía y lo que necesitaba para que le dejara entrar. – Le dije fulminándola con la mirada.

Bite MeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora