La comida está deliciosa. Me fastidia un poco que Matthias haya acertado con su elección.
-¿Dónde creció? -pregunta Matthias cuando terminamos de comer.
Pienso un segundo en mi respuesta mientras me limpio la boca.
-Seguro que ya sabe toda esa información -respondo sonrisa de suficiencia.
-Lo cierto es que sí -admite-. ¿Le parezco viejo?
Suelto una risa bajo mi mano.
-¿Le parezco joven? -contraataco.
Matthias entrecierra los ojos hacia mí y me estudia durante unos segundos.
-Parece joven, pero no inocente -responde.
-Usted parece joven e inocente -respondo yo. Por supuesto, no inocente de guerra. Sino de de experiencia personal, tal vez incluso sexual.
-Llevo en el ejercito desde que tengo suficiente edad, no creo que parezca inocente -comenta.
-Yo sí lo creo -aseguro-. Tiene una cara muy juvenil.
-No estoy seguro de cómo debo tomarme eso -admite mientras mira hacia abajo-. Creo que no es lo mejor que puede decírsele a un hombre.
Frunzo los labios.
-Estoy segura de que supone más una ventaja que un inconveniente -lo tranquilizo-. ¿Cuándo tiene pensado casarse conmigo?
Los ojos de Matthias se abren con sorpresa.
-¿Está desesperada? -pregunta con una risita-. No sabía que tenía tantas ganas de casarse ya conmigo.
-Le recuerdo que hay cierta personita que entra en juego -murmuro-. No sé cuánto tiempo van a dejar que Margot se quede allí.
-Lo siento mucho -murmura mientras toma mi mano-. Sé que quiere a la niña pero... no sé si de verdad quiere precipitarse tanto.
-No es por mí, ¿vale? -espeto mientras retiro la mano-. Es por ella. No quiero que las enfermeras sigan diciendo que no es mi hija.
-Comprendo -murmura mientras asiente-. Comenzaré a preparar los papeles para la boda... De todas formas, no esperaba que esta boda fuese por amor. Supongo que no tendremos ningún problema en programarla dentro de poco.
-¿Por qué está aquí y no con el resto de su división? -pregunto con curiosidad.
-Más del ochenta por ciento de los hombres han muerto. Es posible que me asciendan dentro de poco y... mi división está recuperándose y reformándose en Francia.
-¿Las demás también salen como yo cuando sus maridos están aquí? -pregunto mientras juego con mi reloj de muñeca.
Matthias niega con la cabeza.
-Puede que en algún momento, Colette, se de cuenta de cuán diferente es de las demás -me asegura.
Entrecierro los ojos.
-¿A qué se refiere? -pregunto confundida.
El camarero trae la cuenta y Matthias paga. Si esto fuese 2016, yo habría pagado la mitad. Aquí soy pobre y dependiente. Gruño en mi interior.
-¿Le gustan los paseos? -pregunta mientras retira mi silla para que me levante-. Podemos explorar Luxemburgo juntos.
Llegamos hasta un amplio parque en el centro de la ciudad y comenzamos a caminar por sus jardines. Octubre continúa avanzando y con él la bajada de temperatura. No hay termómetros en las calles de esa época pero mi cuerpo detecta el frío. Las hojas de los árboles caen a nuestro alrededor y los pájaros pian bajo el sol de la tarde.
ESTÁS LEYENDO
LA HIJA DEL TIEMPO (II GUERRA MUNDIAL)
Teen Fiction2ª PARTE DE LA SAGA "LAS HIJAS DEL TIEMPO" Colette Leblanc estudia Ingenieria Aeronáutica, y es la mejor. Nombra cualquier deporte de riesgo y seguro que lo ha hecho: salto en paracaídas, puenting , escalada, planeador... Cualquier cosa que la haga...