30

6.8K 721 56
                                    

-Matthias Kauffman -responde con tranquilidad. 

Me giro de nuevo para mirar al interior de la habitación. Matthias no parece tener treinta años, de hecho sigue conservando todavía mucha inocencia en el rostro. No parece que haya vivido una guerra. 

-¿Cuál es su cargo? -pregunto mientras estudio sus fracciones. 

Tiene la nariz recta, pero no grande. Sus ojos son muy claro, casi grisáceos. Tiene el pelo rubio, y más largo que el de Engel. También tiene los labios más llenos y una barbilla con forma de corazón invertido. Mi abuela paterna me decía que eso significaba que el hombre tendría una niña. No creo que tuviese razón, pero era gracioso escucharla decir eso. 

-Soy un SS-Obersturmführer -responde. 

-¿Y en mi idioma? -pregunto con cautela. 

-Supongo que Teniente de las SS. El teniente de la división tres o SS Totenkopf -responde con calma. Creo que espera ver mi reacción. 

-No me suena de nada -admito mientras me encojo de hombros. 

Engel también era teniente. ¿Significa eso que los dos comparten rango? No... no puede ser. Porque Engel era del ejercito, era su padre el que pertenecía a las SS. 

-Bueno, no hace falta que sepas ese tipo de cosas -asegura con delicadeza-. Si quieres, puedes contarme algo de ti. 

Casi tengo ganas de reír. Permanezco junto a la barandilla por si resulta que tengo que huir de aquí saltando por ella. 

-Soy... francesa, pero eso ya lo sabe. Tengo veinte años. No tengo padres, no tengo hermanos, no tengo familia en general -lo digo como si fuese la cosa más aburrida y con menos importancia del mundo-. Y si tuviese dinero no estaría aquí -finalizo. 

-¿Ya está? -pregunta con una sonrisa-. Nadie tiene una historia tan corta -asegura. 

-Bueno, yo sí -señalo. 

Dudo mucho que él no sepa ya estas cosas. Los detalles jugosos prefiero guardármelos para mí misma. Estoy mirándolo distraída sin mirarlo realmente, cuando escucho un sonido. Ajusto mi vista y me doy cuenta de que sostiene una cámara entre sus manos.

-¿Acaba de hacerme una foto? -le pregunto sorprendida. 

No estoy molesta, sinceramente. No me incomoda que me hagan una fotografía pero me gusta que me avisen. 

-¿Qué? ¿Usted no tiene algo que le apasione? -pregunte mientras deja la cámara sobre el escritorio. 

-Por supuesto que sí -respondo-. Volar -murmuro. 

-¿Ha volado alguna vez? -pregunta mientras se acerca junto a mí y se apoya en la barandilla. 

No quería que él me oyese murmurar, la verdad. 

-Muchas veces -respondo mientras una sonrisa tira de las esquinas de mis labios. 

-¿Hacia dónde? -pregunta Matthias con interés. 

Me aclaro la garganta mientras me alejo. 

-Hacia ninguna parte, perdone -me disculpo, mientras recupero la cordura. Estaba a punto de joder toda mi vida. 

Estoy segura de que Dios me quiere viva, no puedo hacerme esto a mí misma. 

-Bueno, a mi me encanta la fotografía -admite sin vergüenza-. Adoro todo lo que conlleva. Me encanta tomar fotografías de paisajes y de la gente. 

-Lo suponía -confieso con nerviosismo-. ¿Por qué no está casado? 

-No me gustan las alemanas -responde encogiéndose de hombros con naturalidad.

LA HIJA DEL TIEMPO (II GUERRA MUNDIAL)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora