21. "Vamos de visita"

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—¿Por qué no me habías hablado más hasta hoy, Dakota?

La pregunta resonó en la habitación y se quedó ahí, en el aire. Dakota siempre tenía una razón, un argumento, pero cuando Justin vio dentro de sus ojos no había nada más que vacío. Ni un indicio de una respuesta viniendo.

Dakota no sabía por qué era que desde hace un tiempo se sentía distinta alrededor de Justin. No debía ser así. Ella siempre fue la persona con la mente más ágil y poderosa en la habitación, sin importar dónde y con quien estuviese. No la tilden de presumida, pues no era más que la verdad. Pero con Justin... Dios, se sentía muy vulnerable.

—Mae —Dijo ella, con los ojos puestos en él. Su vulnerabilidad olvidada por un segundo. Pudo decir que no tenía una excusa y que fue la peor persona, pero aquello no era verdad y Dakota no tenía por qué ocultárselo.

Justin asintió, sin saber muy bien qué decir. —¿Es porque he estado...

—Sí, Justin. Sí. Mira, estás en un proceso de curación que no sabemos cómo va a resultar. Tu mente debería estar lo más relajada posible, no en todas partes con el descubrimiento de un nuevo amor.

Amor. Justin saboreó la palabra en sus labios, y se encontró ante un sentimiento de desconocimiento. ¿Qué era el amor realmente?, ¿Lo estaba sintiendo él, acaso?

—Justin, estuve pensando... ¿recuerdas cuando, hace un tiempo hablamos sobre tu familia? Wade no nos dejó hacer lo que queríamos. Pero yo lo tengo todo cubierto. Wade ya no está, Justin, y una conexión con tu pasado podría traer algo de cordura y sanación a tu mente.

—Lo sabía.

Justin miró hacia Dakota, pero sus labios no se habían movido. No era ella la que había hablado.

Mae estaba de pie en el umbral de la puerta como lo había estado Dakota hace unos pocos momentos.

Había algo diferente en ella. Sus ojos habían tomado un tono más frío y robótico. Sus movimientos se habían hecho menos fluidos. Un acompañante se vuelve menos humano cuando se enfada; pensó Dakota, sus verdaderos colores se empiezan a mostrar.

—¿Te vas a tragar lo que ella está diciendo, Justin? —Escupió Mae con incredulidad, su voz saliendo robotizada en el proceso —Es todo una manipulación. Dakota Drysdale no puede ver a nadie feliz en su vida pues hará lo que sea por mover los peones de su pequeño juego a su favor. Pero Dakota, Justin no es una pieza de tu juego. Su mente no es masa flexible que moldearás a tu gusto.

—No sabes lo que dices, Mae.

Justin no prestaba atención ya. Nunca le gustaron los gritos y el escándalo, así que intentó desconectarse de su alrededor levantándose y dirigiéndose a la ventana de su habitación que daba a los jardines. Su mirada fue a parar, irónicamente, al lugar donde las flores de tallo plateado crecían, las favoritas de Dakota.

—Claro que lo sé. ¿Crees que por estar hecha de hierro y circuitos soy estúpida? Pues no. No es así. Sé cosas de ti. Tener un sistema conectado al internet ayuda de mucho, ¿sabes?

Dakota sabía muy bien lo que venía a continuación. Sabía lo que saldría de los labios de Mae, y aunque su consciencia estuviese limpia de toda culpabilidad, temía que Justin pudiera creer que había algo de cierto en aquello y sus planes se vieran truncados por un pedazo de chatarra inteligente.

—¿No te suena, más o menos, el nombre de Claire?

Ahí estaba.

Aquello pareció activar una alarma en la cabeza de Justin, pues su cabeza se volvió tan rápidamente que por poco no sufre un dislocamiento. Vaya hora de empezar a curarte, Bieber.

—Por supuesto que sí —Replicó Dakota. Cualquiera que entrara en la habitación podría decir que la tensión podría cortarse con un afilado cuchillo, pero nadie podría atestiguar que oyeron la voz de Dakota quebrarse, o sus manos temblar. Aquello no sucedería.

—Oh, Justin. Pareces haberte interesado en la historia. ¿Quieres saber lo sucedido? ¿Quieres que te cuente con lujo de detalles como Dakota intentó demostrarle a Claire que esta era su hermana perdida, para poder llevarla a su pequeño laboratorio y experimentar con ella un nuevo modelo de vida sin la necesidad de la respiración?

—Eso es mentira.

Aquella voz sonó con más firmeza de la que nunca había sido escuchada. No fue Dakota. Tampoco había sido Olivia, pues se encontraba en la habitación contigua.

Era Justin.

—Jasper inventó todo aquello. Estuve sentado en aquella mesa, en la junta de la CM. Dakota recientemente había rechazado ser parte de nosotros, así que decidieron inventar aquellos rumores. Incluso usaron...

—El modificador de apariencia, para crear falsas evidencias. Robado de mi casa —Prosiguió Dakota. La boca de Mae cayó un poco por un par de segundos, pero después se mantuvo firme—. Tienes razón, Justin. Además, me alegra mucho que empieces a recordar ciertas cosas.

Justin miró a Dakota por un momento, y después se dirigió hacia Mae. Ella se echó hacia atrás, pero al llegar hasta una pared, sucedió lo inevitable. El cuerpo de Mae, apagado, cayó en brazos de Justin.

—Tiempo indefinido —Dijo él, y se la llevó, probablemente al cuarto que le correspondía a ella.

Dakota se echó en la cama, debatiéndose sobre cómo se sentía al ver que Justin empezaba a recordar su pasado. Sonaría horrible, pero debía actuar con rapidez, llevarlo con su familia rápidamente antes de que él pudiese recordar los detalles... o ya no estaría tan de su parte en esto como ella lo había planeado minuciosamente.

Y es que sí. Lo de Claire había sido una calumnia, una de muchas tetras de la CM para traer a Dakota al lado oscuro. Pero no estaba muy lejos de la realidad el hecho de que al principio sí quería a Justin para experimentar. No era una desalmada, no lo llevaría a un punto irreparable ni lo trataría como un conejillo de indias.

Pero si planeaba llevar a la realidad sus teorías en él. Y no fue hasta que algo de fuerza mayor se instaló en su mente, en su corazón. Un fuerte sentimiento hacia Justin, el cual pensó con seguridad que era un lindo cariño fraternal. Pero después de verlo con Mae así... no estaba del todo segura.

Justin la estaba alejando de manera inconsciente de sus metas y con una guerra en puertas, apunto de detonar, eso era lo más inoportuno que podía suceder.

El ojimiel volvió a aparecer en el umbral de la puerta antes de que Dakota se pudiera dar cuenta, debido a la concentración que había puesto en sus pensamientos.

Él tenía una sonrisa tímida y ella se la devolvió. Era tan bonito, pero tan impredecible y cambiante. Algo así como la esfera plateada de sueños con la cual él desaparecía de la realidad.

—Así que, ¿qué decías de visitar a mi familia?

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