08. "Destruí tu mundo como se me apeteció"

948 114 9
                                    

Dakota Drysdale se bajó de su microavión en la terraza del despacho Jasper Blake, en el séptimo piso del edificio Sognare, con la elegancia que tanto la caracterizaba.

Sabía que se estaba metiendo en la boca del lobo, pero estaba amenazada. Si no se presentaba ahí a aquella hora, podría decirle adiós a su hermana menor. Así que prefirió tomar el riesgo ella misma.

Tocó la puerta de cristal un par de veces y casi pudo sentir la sonrisa de Jasper cuando oyó aquel "toc, toc". Se levantó de su escritorio con elegancia y le abrió la puerta.

—Señorita Drysdale —Inclinó la cabeza con falsa amabilidad.

—Escúpelo de una vez, Blake —Arremetió ella—. ¿Cómo te atreves? ¿Amenazar con hacerle daño mi hermana? ¡Por Dios! —Soltó una risa amarga— ¿Tienes idea de quién soy yo?

—Claro que sí —Asintió el, sereno, con paciencia—. Eres la pequeña zorra que aún no consigo poner de mi parte.

Dakota sonrió brevemente, con suficiencia.

—¿Qué rayos quieres?

—Sabes bien lo que quiero —Le dijo. Sucedió muy rápido; en un momento estaban hablando con dos enemigos que conservaban las distancias y al siguiente, él la estaba tomando por el cuello. Dakota jadeó, intentando mantener la compostura y obligando a las lágrimas que no salieran—. ¿De dónde conoces a Bieber?

Dakota miró con furia los ojos grises que tenía en frente. Con un ágil movimiento, sacó de su caro bolso un dispositivo pequeño, como un labial. Lo puso en el cuello de Jasper y este se alejó de inmediato de ella: le había dado una descarga eléctrica.

—Que sea la última vez que pones tus asquerosas manos sobre mí, ¡y mucho menos por falsas acusaciones! —Le gritó.

—Vamos, Dakota... —Le susurró. Aquel tono sereno goteaba más peligro que cualquier grito que pudo haberle dado— Aquel era tu sueño. ¡El más caro! Y fue curiosamente uno de los robados, ¡de miles que había en el lugar! No me extrañaría que te hayas aliado con Bieber...

—¿Y cómo, imbécil? ¿Cómo pude haberlo contactado sin que me vieran aquí? ¿Telequinesia? ¿O crees que me tele-transporté en la noche? —Le soltó, cada una de sus palabras chorreaban de sarcasmo.

Jasper enrojeció, sin saber muy bien si era por la furia o porque le habían dado en la llaga.

—No voy a seguir siendo objeto de tus amenazas. ¡Si Nichols supiera la forma en la que me quieres persuadir a formar parte de todo esto...!

—Estaría completamente de acuerdo.

—¿Ah sí? Entonces, ¿Por qué se lo escondes y no lo haces formar parte de todo tu sucio juego?

Jasper volvió a enmudecer.

—Eres la persona más imbécil que he conocido —Dijo ella sin ningún miedo—. Me has amenazado, amenazado a mi familia, has robado parte de mi identidad para usarla en esos retorcidos sueños... y todo eso sin mencionar lo que este edificio del demonio le hizo a... —La garganta se le cerró. No le daría el gusto de que la Jasper la viese derrumbar ante lo sucedido hace tanto—. ¡Y así sigues queriendo tenerme cerca! ¿A quién rayos se le ocurre proceder así?

—A mí, muñeca.

Se le acercó. Peligrosamente cerca. Dakota apretó con fuerza el dispositivo eléctrico, dispuesto a atacarlo. Que abuse de ella sería la gota que derramaría el vaso, y entonces no tendría ningún reparo en asesinarlo a él, aunque todo su plan se fuese al caño.

Sognare → j.bWhere stories live. Discover now