23.- Entendiendo.

Începe de la început
                                    

Jace palideció, agrandando sus ojos. 

  –¡¿Qué?! Creí que ella estaba fuera de la ciudad. –Frunció el ceño. 

–Así era, pero según y que a la mamá no le fue muy bien en el trabajo y decidieron volver. –Yo me mantenía callada mientras ella le contaba el relato de lo que fue nuestro encuentro con Charlotte el día de hoy, desde que se nos acercó me había dado mala espina y ahora entiendo porqué era.  

 –No puedo creer que volviera.

–¿Qué fue lo qué sucedió exactamente? – Pregunté por milésima vez. Se miraron entre ellos, y Jace suspiró.

 –Pues...

***

Nancy's P.O.V 

–Lárgate. –Ordené por tercera vez mientras intentaba cerrar la puerta. "Intentaba" ya que su pie se interponía.

–No me iré hasta que hablemos. 

 –No tengo nada de que hablar contigo. –Dije, forcejeando. 

–Pero yo si. Vamos, Nan. Cinco minutos. –Pidió.

–Cuatro. –Accedí. Solté la puerta y me dirigí a la cocina. Escuché la puerta cerrarse y sus pasos más cerca.  Llegó frente a mi, serví agua en un vaso y se la tendí de mala gana. 

–¿Cómo has estado? –Preguntó incómodo luego de beber un sorbo. Rodé los ojos.

–Vamos, Gabriel. –Dije.– No viniste hasta acá para saber como estoy.

–En parte sí. ¿Cómo estás? 

Suspiré.– Podría estar mejor. 

–Nan...–Habló a modo de compasión.

–Sólo... Dime a que viniste.

–A disculparme. –Alcé una ceja.

–¿Por qué? –Pregunté y cuando iba a abrir la boca para responder continué–. ¿Por haberte besado con tu "mejor amiga" estando conmigo? ¿Por burlarte de mi? ¿Por utilizarme? 

–Yo... Yo jamás me burlé de ti, ni mucho menos te utilicé. 

–Estar con una persona para olvidar a otra, es 'utilizar', Gabriel. 

–Yo no-

–Tu sí. Siempre te gustó Ariana, pero sabías que ella no te correspondería porque te veía como un hermano, luego aparecí yo y ¡Bingo! La distracción perfecta ¿No? –Hice una pausa para tragar lentamente ya que las lágrimas estaban a punto de salir y era lo que menos quería, llorar delante de él–. Pero, te felicito, ya ella te corresponde. Enhorabuena. 

–Yo te quiero. –Suspiró–. En serio lo hago.

Negué con mi cabeza. 

–Pero la amas a ella.  

Bajó la mirada y pasó su mano por su cabello varias veces. Pasaron unos cuantos segundos en silencio y eso me dolió más.

No lo negó.

–Puedes irte. –Hablé, mirando un punto invisible en el suelo.

–No quiero que esto se termine así.–Se acercó a mi. 

–No hay otra forma.   

–Podríamos ser amigos...

–¿Estás jodiéndome, cierto? –Solté una risa irónica–. No puedes ser tan idiota. No puedes pedirme que seamos amigos, no puedes.

Two Ellipses.Unde poveștirile trăiesc. Descoperă acum