4.- Castigo.

78 6 0
                                    

(En multimedia: Mary)

–Isa. –Me llamó Emma. Estaba organizando unos papeles que le asignó el director.

–¿Qué?

–¿Estás molesta? –Preguntó ésta vez Ariana, que se encontraba barriendo el piso.

–Muy molesta, a decir verdad.

–Pero... ¿Por qué? –Peguntó Michelle sentada en el escritorio con su celular.

–¡¿CÓMO QUE POR QUÉ?! Tenemos que estar aquí durante horas.

–Pero no es mi culpa.

–¡CLARO QUE ES TU CULPA! –Exclamamos todas a la vez.

Maldita detención.

Llevábamos como unos treinta y dos minutos ahí, debíamos de cumplir con dos horas después de clase, por el resto de la semana.

¿Qué cómo terminamos aquí? Bueno...

Larga historia.

*Nueve horas antes*

Miércoles. Este día es tan equis. No es lunes para odiarlo, ni viernes para amarlo, sólo es el medio, entre un punto y otro. Puto miércoles.

Me levanté. Lo primero que hice fue ir a bañarme para espabilarme.

Listo.

Ahora lo más importante: comer.

Pero antes, otra cosa importante: revisar el celular.

Oh, un mensaje.

Jace♥:

Buenos días princesa♥.

Isabelle:

Buenos días, princeso♥ jajaja.

Bloqueé la pantalla. ¿No les parece lindo? Porque a mí sí y mucho. En fin, ahora lo importante: Comer

Fui a la cocina para ver si mamá había dejado algo preparado la noche anterior como normalmente hacía y adivinen:

No había dejado nada.

¿Oyeron eso?

Fue mi corazón rompiéndose en mil pedazos.

Ah, no. Fueron mis tripas. ¿Por qué? Porque tenía mucha hambre y no había nada para desayunar.

Que triste...

Que flojera me da cocinar...

Oh... ¿Eso es pan?

Bingo.

Preparé un sándwich, comí, luego de eso, Fui a mi habitación para decidir que ponerme hoy.

Al final escogí un jeans, con una camisa sin mangas color blanca con una calavera negra, unos vans del mismo color y mi típico suéter negro, todos los días lo usaba, era como si ya fuera parte de mí.

Me dirigí a la habitación de mi odiosa hermana. Toqué tres veces la puerta, pero al no escuchar respuesta, entré de todos modos

–Hey, chiquitina.Saludé, se estaba vistiendo. – Te traje desayuno.

–¡No me digas chiquitina! Ya casi cumplo catorce. –Me quitó la bandeja de las manos. –Y gracias, que amable.

–Falta un año

Two Ellipses.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora