20.-Amiga culpable.

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(En multimedia: Isabelle).


¿Saben ese incómodo momento en que alguien que realmente les importa está mal, y no saben que decirle o hacer para que se sienta mejor? Bueno, así estaba yo en ese momento.

Nancy estaba abrazándome, llorando en mi hombro y probablemente manchando mi blusa con máscara de pestaña y mocos; realmente espero que la segunda no sea en verdad. 

–Es q-que yo, yo no sé que pasó. – Los lloriqueos no dejaban a la pelinegra terminar de hablar; mejor dicho, lamentarse. – Todo estaba perfecto y de un momento a otro... –Otro sollozo por parte de mi amiga no la dejó terminar su oración, así como había pasado en la última media hora.

Después de otros diez minutos (y de que a Ángela se le cansara el brazo de tanto tenderle pañuelos para que Nancy se sorbiera la nariz), al fin pudo calmarse, aunque seguía soltando alguna que otra lágrima.

–¿Te sientes mejor para hablar ahora? – Jugué con su melena despeinada mientras le pregunté, ya que sentía que estaba débil y en cualquier momento podía estallar de nuevo.

Mi amiga asintió, tomó otro pañuelo para secarse las últimas lágrimas que estaba derramando y limpiarse el rímel corrido. Luego de unos segundos con la mirada fija en el suelo, suspiró.

–Me confesó que besó a Ariana. 

La rubia y yo volteamos a vernos en ese momento, ella sorprendida ya que no sabía nada, yo en cambio, la miré con desconcierto y algo de culpa ya que yo ya estaba enterada y decidí no decirle nada. Antes de poder hablar, Nancy siguió contando.

–Fue en la fiesta de cumpleaños de ella. Yo estaba ahí, chicas. ¡YO ESTABA AHÍ!–No supe que decirle, así que le dí suaves palmadas en el hombro en señal de apoyo. Ángela me miró con cara de "¿Es en serio?" y sí, probablemente me veía estúpida pero no sabía que más hacer, la culpa me comía viva y eso suma el hecho de que nunca he sabido como consolar a alguien cuando está mal. 

–¿Qué te dijo exactamente?–Preguntó mi amiga.

–Que había bebido mucho y que no sabe como pasó pero de un momento a otro le dijo muchas cosas y la besó.  – Recostó su cabeza en el hombro de Ángela. Estábamos en la habitación de la pelinegra, en su cama, ella y Angi se encontraban recostadas sobre el espaldar de la cama, y yo enfrente de ellas, sentada. –Dijo que en ese momento no pensó lo que hacía, solo se dejó llevar por sus sentimientos... 

 –Eso quiere decir que...

–Que sí, que siente algo por ella. –Completó mi amiga. 

–Es un cretino, hay que cortarlo en pedazos y tirarlo al río, problema resuelto. –Sugirió la rubia, Nan y yo reímos. Me sentía incómoda, triste por serle leal a Ariana y no a Nancy que la conozco desde hace mucho más. Empecé a jugar con mis manos, dudando si debía decirle o no.

–Estás muy callada, mita. ¿Ocurre algo?  – Mita. Así me decía Nancy desde que me conocía. Era un mote cariñoso, algo como "amiga" en su extraño idioma, no literalmente. Al llamarme así me hizo sentir peor aún, ¿En serio fui tan mala persona como para ocultarle algo así a una de mis mejores amigas?

 –Es que... Yo ya sabía.

–¿Sabías qué...? –Sonrió mi amiga de una manera extraña, sin entender lo que decía.

–Yo... –suspiré– Sabía que Gabriel sentía cosas por Ariana, sabía que él la veía como algo más que una amiga y sabía también que se habían besado. –Hablé demasiado rápido, quizás con la esperanza de que no me entendiera lo suficiente y decidiera ignorarme, pero obviamente no pasó, por su expresión puedo decir que me escuchó perfectamente.

Two Ellipses.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora