3.-Labios de cereza.

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(En multimedia: Isabelle)


–Conocí a Steven una tarde de diciembre, yo iba corriendo por la calle ya que Michelle y Ángela me habían dejado sola, que grandes amigas-nótese mi sarcasmo- Iba realmente tarde a mi casa, y se supone que ellas me llevarían en auto pero se fueron sin mí. Seguía corriendo, no soy buena para correr así que tropezaba con todo lo que había cerca. Sin querer, tropecé con... el piso, sí, soy muy torpe, y caí encima de alguien, adivina de quién – volteé a mirarlo y Jace solo rodó sus ojos, evidentemente adivinando– Sí, caí, caímos, me ayudó a levantarme y amor a primera vista, el típico cliché debes pensar, pero no. Terminé golpeándolo, justo aquí –dije señalando mi nariz, la expresión del chico que tenía a mi lado fue como: Autch. Reí.


–¿Qué demonios te pasa?

–¿A mí? ¡¿QUÉ TE SUCEDE A TI?! – dijo aquel chico, cubriendo su nariz ahora sangrante. – Tú me hiciste caer al piso. Y por si fuera poco, me golpeas. Deberías regresar al manicomio, loca.

–¿No sabes respetar? – dije molesta.

–A las locas como tú solo hay qu...

¡BAM!

Estampé mi puño en su cara, de nuevo.


–¿Cómo fue que se hicieron amigos, novios, lo que sea? –Preguntó intrigado, tomando agua.

–Estemm... –Intenté recordar – fue en el Palmen, yo estaba con Michi y-


–¿En serio lo golpeaste en la nariz? –preguntó Michelle con asombro, ya que nunca he golpeado a alguien en mi vida.

–Sí, por imbécil. Pero ya no hablemos de eso... ¿Algún chisme nuevo? –dije soltando una risilla, ya que siempre me entero de todo lo que pasa en el Palmen gracias a Michi.

Emmm ¿Viste al chico nuevo? –preguntó ella mientras caminábamos por los pasillos hacia nuestros casilleros que están, afortunadamente, uno junto al otro. – ¡Es un bombón!

Reí.

–¿En serio dijiste "bombón"? –ella asintió – Pues si es así, debe ser muy lindo ¿no?

–Sí, ¿en serio no lo has visto? Es demasiad- mira, voltea ¡Esta allí!

Mi boca se abrió en forma de 'o' cuando vi al chico nuevo del que mi mejor amiga me estaba hablando.

–Es él.

– ¿Él? ¿Él quién? –Preguntó, y puedo ver su expresión confusa.

–El imbécil con el que me caí, al que golpeé.

– ¿Tú intentaste dañar esa cara tan bella? ¿Qué te sucede, Isabelle? –Preguntó la morocha, negando con la cabeza, indignada. Ridícula.


–Así fue como el idiota más idiota de todos, terminó estudiando conmigo, me lo topaba casi en cada clase. Y, como si mi suerte no fuera suficientemente mala, una de las profesoras nos asignó a hacer un trabajo. Al tenernos que reunir en mi casa, hablamos, conversamos, allí me di cuenta de que no era tan idiota como creía.

Supe muchas cosas de él ese día, su color favorito, su cumpleaños, donde vivía, y debo decir que vive muy cerca de aquí. Luego de entregar el trabajo, semanas después, creo que pasó un mes, me invitó a salir, fue alg-

Two Ellipses.Where stories live. Discover now