Capitulo 19

2.8K 213 49
                                    



Pov Magnus



-Alexander tienes que calmarte...

-Pero es que apenas es un bebé...

-Por supuesto que no lo es, tú si lo eres, actuas como uno, Max ya es todo un hombre.

- ¡Pero por supuesto que no lo es! Hasta ahora tiene diez años...

-A los diez años ya sé es grande.

-Pero por supuesto que no.

-Pero por supuesto que sí, Alexander tienes que calmarte en serio, ya llevamos horas discutiendo lo mismo, ya casi vamos a llegar, cálmate por favor Garbancito, por favor, te lo suplico.

-No quiero que mi hermanito resulte lastimado.

-Mira Alexander, los corazones rotos son algo inevitable en la vida ¿Cuántos Corazones rotos tuve que pasar yo para encontrar al amor de mi vida? ¿Para encontrarse a ti? Ni te imaginas, pero todo valió la pena porque ahora soy más feliz que nunca, porque ahora tengo el amor de mi vida conmigo ¿Qué tal si olvidamos eso? No puedes evitar que me resulte lastimado, pero si puedes estar aquí para él cuando te necesite, los dos lo estaremos.

Alec me sonrió brillantemente antes de entrelazar sus dedos con los míos y besar nuestras manos unidas.

-No sé qué haría sin ti Maggs.

-No tendrás que averiguarlo nunca Garbancito, porque no pienso alejarme de ti, ni ahora ni nunca.

-Promételo.

-Lo juro Garbancito, lo juro por el ángel, al diablo, lo juro por nosotros.

Alec me miró con diversión.

- ¿Por qué por nosotros?

-Porque no hay nada en lo que yo creo más.

Mi hermoso ojiazul me miró con una enorme sonrisa en el rostro antes de besarme, tanto hasta que me quitó el aliento.

-Chicos compórtense en el avión –nos reprendió mi padre que estaba sentado justamente detrás de nosotros junto con Max.

Yo solté una pequeña risita mientras que mi Garbancito se sonrojaba completamente, me dio tanta ternura que lo tomé en brazos y lo acuné contra mi pecho, así estuvimos un largo rato hasta que por fin anunciaron que el avión estaba a punto de aterrizar por lo cual deberíamos abrocharnos nuestros cinturones.

Cuando por fin aterrizamos en el Aeropuerto Internacional de Nueva York, mi padre comenzó a sentirse asustado.

-No hay porqué temer –le dijo Alexander.

-Por supuesto que no -intervine yo –Robert y Maryse ya nos han dicho quieren arreglar las cosas padre ¿tú también?

- ¡Pero por supuesto que sí! Ya lo he dicho.

-Excelente, entonces no hay que tener miedo, todos estamos de acuerdo en que es hora de remediar las heridas del pasado, no hay nada que temer, en serio.

Mi padre suspiró y asintió.

-Está bien, si tú lo dices está bien, sólo estoy un poco ansioso.

-Pero no te preocupes, todo saldrá bien –lo alentó Alec –ya verás.

De nuevo mi padre asintió lentamente, lo veía nervioso y sabía que nada de lo que dijéramos Alec y yo lo tranquilizaría, solo lo haría cuando él se diera cuenta que Robert y Maryse no tenían resentimientos.

Striking my boss (Malec)Where stories live. Discover now